En 1909, el millonario banquero y filantropista francés
Albert Kahn decidió contar con la era de la emergente tecnología fotográfica en una misión mayor que la del fetichismo estético, y se dispuso a utilizar el nuevo
autocroma — el primer proceso fotográfico en color del mundo, inventado por los Hermanos Lumière en 1903 y comercializado en 1907 — para producir un registro fotográfico de la vida humana en la Tierra como una forma de promover la paz y fomentar el entendimiento cross-cultural. Para Kahn, la fotografía era una manera de catalogar las "tribus" humanas del mundo y construir una humanidad vibrante y colorida.
En las siguientes dos décadas, hasta que fue arruinado por La Gran Depresión, Kahn envió un grupo de fotógrafos a más de 50 países alrededor del mundo, grabando más de 100 horas de archivo y 72.000 imágenes en lo que se ha convertido en la colección más importante e influyente de las primeras fotografías a color de todos los tiempos. Aún así, por décadas, la colección — que abarcó todo desde
rituales religiosos a costumbres culturales a eventos políticos — se mantuvo virtualmente desconocido, hasta que fue re-descubierto en la década de 1980.