David Kirby en su lecho de muerte Fotografía: Therese Frare - Ohio, EE.UU., 1990 |
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En noviembre de 1990 la Revista LIFE publicó una fotografía de un hombre joven llamado David Kirby — y de su cuerpo desgastado por el SIDA, su mirada perdida en algo más allá de este mundo — rodeado por familiares angustiados mientras tomaba su último aliento. La perturbadora foto de Kirby en su lecho de muerte, tomada por una estudiante de periodismo llamada Therese Frare, rápidamente se convirtió en una de las fotografías que de manera más poderosa identificaba la epidemia del VIH/SIDA que, por entonces, tenía a millones de personas infectadas (muchas de ellas sin saberlo) alrededor del mundo.
Más de dos décadas después, en el Día Nacional de la Prueba del SIDA (junio 27), la Revista LIFE cuenta la historia detrás de esa imagen, junto con las memorias de Frare de esos años terribles y transformadores.
“Empecé la escuela de posgrado en la Universidad de Ohio University en Atenas en enero de 1990,” le contó Frare a LIFE. “Inmediatamente, empecé como voluntaria en la Pater Noster House, un hospicio para enfermos de SIDA en Columbus. En marzo empecé a tomar fotos allí y a conocer al equipo — y a un voluntario, en particular, llamado Peta — que cuidaba de David y de otros pacientes.”
David Kirby había nacido y se había criado en Ohio. Activista homosexual en la década de 1980, se enteró en los últimos años de 1980 — mientras vivió en California y estaba alejado de su familia — que había contraído SIDA. Se puso en contacto con sus padres y les preguntó si podía volver a casa; él quería, dijo, morir con su familia alrededor. Los Kirby le dieron la bienvenida a su hijo.
Peta, por su parte, era de un carácter extraordinario (y algunas veces extraordinariamente difícil). Nacido como Patrick Church, Peta era “mitad Nativo Americano y mitad blanco,” dijo Frare, “un cuidador y un cliente en el Pater Noster, una persona que cabalgó las líneas del género y una de las personas más increíbles que he conocido.”
“En el día que David murió, yo estaba visitando a Peta,” Frare, que actualmente vive y trabaja en Seattle, le contó a LIFE. “Algunos miembros del personal llegaron a ayudar a Peta por lo que pudo estar con David, y me llevó con él. Estaba afuera de la habitación de David, pensando en mis cosas, cuando la madre de David salió y me dijo que la familia quería que yo fotografiara a las personas en sus despedidas finales. Entré y me mantuve quieta en un rincón, apenas me movía, mirando y fotografiando la escena. Después supe, de verdad supe, que algo verdaderamente increíble había sucedido en esa habitación, justo en frente mío.”
“Desde el principio,” dice Frare de su tiempo en la Pater Noster House, “le pregunté a David su le importaba que tomara fotografías, y me dijo, ‘está bien, mientras no sea para beneficio personal.’ Hasta el día de hoy no he deseado recibir dinero por esa fotografía. Pero David era un activista, y deseaba que el mundo ahí afuera supiera lo devastador del SIDA era para las familias y las comunidades. Honestamente, creo él estaba más en sintonía con lo importante que serían esas fotografías.”
Frare se detiene, y ríe. “En ese momento, yo pensaba, aparte, ¿Quién va a ver estas fotografías de todas formas?”
En los últimos 20 años, se estima, que más de un mil millones de personas han visto hasta ahora la fotografía icónica de Frare que apareció en LIFE, luego reproducida en cientos de periódicos, revistas e historias en televisión — alrededor del mundo — enfocados en la foto en sí y (cada vez más) sobre la controversia que la rodeó.
La fotografía de Frare de la familia de David consolándolo en la hora de su muerte ganó elogios, incluyendo el Premio World Press Photo, cuando fue publicada en Life, pero se hizo notar de manera positiva dos años después cuando Benetton usó una versión a color de la foto en una provocativa campaña. Las personas y los grupos desde los Católicos Romanos (que sentían burlados la imagen clásica de María sosteniendo a Cristo después de la crucifixión) hasta activistas del SIDA (furiosos por lo que vieron como una explotación corporativa de la muerte con el objeto de vender camisetas) expresaron su indignación. La casa de caridad para el SIDA de alto perfil en Inglaterra, el Terrence Higgins Trust, pidió la prohibición de la publicidad, etiquetándola como ofensiva y poco ética, mientras las poderosas revistas de modas como Elle, Vogue y Marie Claire se rehusaron a publicarla. Llamando a un boicot a Benetton, el Sunday Times de Londres argumentó que “la única manera de detener esta locura es votar con nuestro dinero.”
“Nosotros nunca hemos tenido alguna reserva en permitir a Benetton usar la fotografía de Therese en ese sentido,” dijo Kay la madre de David Kirby a Life. “A lo que me opuse fue a todas las personas que pusieron su grano de arena en el escándalo que pensaron que era, cuando nadie nos conocía, o David. Mi hijo más o menos murió de hambre al final,” dijo ella, sin rodeos, describiendo uno de los espantosos efectos secundarios de la enfermedad. “Nosotros sentíamos que era tiempo de que las personas vieran la verdad sobre el SIDA, y si Benetton podía ayudar en ese esfuerzo, estaba bien. Esta era la última oportunidad de las personas por ver a David — una marca, para mostrar que él estuvo alguna vez aquí, entre nosotros.”
David Kirby murió en abril de 1990,a los 32 años, no mucho después de que Fare empezara a fotografíar en el hospicio. Pero en un giro extraño y revelador, resultó que ella pasó mucho más tiempo con Pera, que quien era VIH-positivo mientras cuidaba de David, que el tiempo que pasó con David. Ella ganó renombre por su fotografía devastadora y compasiva de un hombre joven muriendo de SIDA, pero las fotografías que realizó después de la muerte de David Kirby reveló una historia más compleja y convincente.
Frare fotografía a Peta por dos años, hasta que él, también, murió de SIDA en el otoño de 1992.
“Peta era una persona increíble,” dice Frare. Veinte años después, el afecto en su voz es palpable. “Él soportó toda clase de dualidades en su vida — era mitad Nativo Americano y mitad Blanco, cuidador y cliente del Pater Noster, una persona que rodó por entre los géneros — pero también fue muy, muy fuerte.”
Mientras la salud de Peta se deterioraba a inicios de 1992 — y mientras su estatus de VIH-positivo pasaba a SIDA — los Kirby empezaron a cuidar de él, de la misma manera que Peta había cuidado de su hijo en los últimos momentos de su vida. Peta había consolado a David; le habló, lo abrazó, trató de aliviar su pena y soledad a través del simple contacto humano — y los Kirby resolvieron hacer lo mismo por Peta, estar ahí para él mientras su fuerza y vitalidad se desvanecían.
Kay Kirby le dijo a Life que ella “se había hecho a la idea cuando David estaba muriendo y Peta estaba ayudando a cuidar de él, que cuando el tiempo de Peta llegara — y todos sabíamos que llegaría — que nosotros cuidaríamos de él. No hubo duda. Nosotros íbamos a cuidar de Peta. Era eso.
“Durante un tiempo allí,” recuerda Kay, “cuidé de Peta tanto como pude. Fue difícil porque no podíamos estar todo el tiempo allí. Pero Bill iba los fines de semana y nosotros hicimos todo lo posible en el corto tiempo que tuvimos.”
Kay describe a Peta, en tanto su condición empeoró a finales de 1991 y 1992, mientras fue un “paciente muy difícil. Era muy claro y vocal acerca de lo que quería y cuando lo quería. Pero durante todo el tiempo que lo cuidamos, solo recuerdo una vez cuando me gritó. Le grité en respuesta — él sabía que no le iba a permitir ese tipo de comportamiento — y salimos de eso.”
Bill y Kay Kirby fueron, en efecto, los padres de la casa donde Peta pasó sus últimos meses.
“Mi esposo y yo nos sentimos heridos por la manera como David fue tratado en el hospital de la pequeña ciudad cerca a nuestra casa donde él pasó algún tiempo antes de volver a Ohio,” dijo Kay Kirby. “Los doctores y las enfermeras usaban guantes y batas todo eltiempo que estaban junto a él, e incluso la persona que le llevaba los menús se rehusaba a dejar que David sostuviera alguno. Ella le leía los menús desde la puerta. Nos dijimos que ayudaríamos a otras personas con SIDA para evitar eso, y tratamos de asegurar que Peta nunca pasara por eso.”
“He trabajado para periódicos por cerca de 12 años desde que me gradué,” dice Therese Frare, “y fue muy interesante cubrir el SIDA en el tiempo que llegué a Columbus. Por supuesto, fue difícil encontrar una comunidad de personas con VIH y SIDA que me permitiera fotografiarlos, pero cuando me dijeron que podía tomar fotos en Pater Noster supe que estaba haciendo algo que era importante — importante para mí, al menos. Nunca creí que llegaría a publicarse en Life, o ganar premios, o estar envuelta en algo tan controversial — ciertamente no tan épico como la controversia de Benetton. Al final, la foto de David se convirtió en una imagen que se vio alrededor del mundo, pero hay mucho más de lo que traté de documentar con Peta, y los Kirby y las otras personas en Pater Noster. Y todas esas cosas se perdieron, y fueron olvidadas.”
Perdidas y olvidadas — o, al menos, totalmente eclipsadas — hasta ahora.
“Hay que saber, que en la época que el anuncio de Benetton estaba en auge, y la controversia sobre el uso de mi foto de David estaba en su apogeo, me estaba desmoronando,” dice Frare. “Me estaba desmoronando. Pero, Bill Kirby me dijo algo que nunca olvidaré. Me dijo, ‘Escucha, Therese. Benetton no nos usó, o nos explotó. Nosotros lo usamos a ellos.Por ellos, tu foto ha sido vista alrededor del mundo, y eso es exactamente lo que David quería.’ Y me aferré a eso.”
Después que la polémica de Benetton finalmente cedió, Theresa Frare pasó a aotro trabajo, a otra fotografía, trabajando por su cuenta en Seattle para el New York Times, grandes revistas y otros espacios. Mientras para el mundo era más familiar con el VI y el SIDA en los años intermedios, la fotografía de Frare recorrió un largo camino para disipar algo del miedo y la ignorancia voluntaria que acompañaba cualquier mención de la enfermedad. Barb Cordle, el director voluntario de Pater Noster cuando David Kirby estuvo allí, una vez dijo que la foto de David por Frare “había hecho más por suavizar el corazón de las personas sobre el tema del SIDA que cualquier otra que haya visto. No puede mirar la foto y odiar a una persona con SIDA. Simplemente no puede.”
Más de dos décadas después, en el Día Nacional de la Prueba del SIDA (junio 27), la Revista LIFE cuenta la historia detrás de esa imagen, junto con las memorias de Frare de esos años terribles y transformadores.
“Empecé la escuela de posgrado en la Universidad de Ohio University en Atenas en enero de 1990,” le contó Frare a LIFE. “Inmediatamente, empecé como voluntaria en la Pater Noster House, un hospicio para enfermos de SIDA en Columbus. En marzo empecé a tomar fotos allí y a conocer al equipo — y a un voluntario, en particular, llamado Peta — que cuidaba de David y de otros pacientes.”
David Kirby había nacido y se había criado en Ohio. Activista homosexual en la década de 1980, se enteró en los últimos años de 1980 — mientras vivió en California y estaba alejado de su familia — que había contraído SIDA. Se puso en contacto con sus padres y les preguntó si podía volver a casa; él quería, dijo, morir con su familia alrededor. Los Kirby le dieron la bienvenida a su hijo.
Peta, por su parte, era de un carácter extraordinario (y algunas veces extraordinariamente difícil). Nacido como Patrick Church, Peta era “mitad Nativo Americano y mitad blanco,” dijo Frare, “un cuidador y un cliente en el Pater Noster, una persona que cabalgó las líneas del género y una de las personas más increíbles que he conocido.”
“En el día que David murió, yo estaba visitando a Peta,” Frare, que actualmente vive y trabaja en Seattle, le contó a LIFE. “Algunos miembros del personal llegaron a ayudar a Peta por lo que pudo estar con David, y me llevó con él. Estaba afuera de la habitación de David, pensando en mis cosas, cuando la madre de David salió y me dijo que la familia quería que yo fotografiara a las personas en sus despedidas finales. Entré y me mantuve quieta en un rincón, apenas me movía, mirando y fotografiando la escena. Después supe, de verdad supe, que algo verdaderamente increíble había sucedido en esa habitación, justo en frente mío.”
“Desde el principio,” dice Frare de su tiempo en la Pater Noster House, “le pregunté a David su le importaba que tomara fotografías, y me dijo, ‘está bien, mientras no sea para beneficio personal.’ Hasta el día de hoy no he deseado recibir dinero por esa fotografía. Pero David era un activista, y deseaba que el mundo ahí afuera supiera lo devastador del SIDA era para las familias y las comunidades. Honestamente, creo él estaba más en sintonía con lo importante que serían esas fotografías.”
Frare se detiene, y ríe. “En ese momento, yo pensaba, aparte, ¿Quién va a ver estas fotografías de todas formas?”
En los últimos 20 años, se estima, que más de un mil millones de personas han visto hasta ahora la fotografía icónica de Frare que apareció en LIFE, luego reproducida en cientos de periódicos, revistas e historias en televisión — alrededor del mundo — enfocados en la foto en sí y (cada vez más) sobre la controversia que la rodeó.
La fotografía de Frare de la familia de David consolándolo en la hora de su muerte ganó elogios, incluyendo el Premio World Press Photo, cuando fue publicada en Life, pero se hizo notar de manera positiva dos años después cuando Benetton usó una versión a color de la foto en una provocativa campaña. Las personas y los grupos desde los Católicos Romanos (que sentían burlados la imagen clásica de María sosteniendo a Cristo después de la crucifixión) hasta activistas del SIDA (furiosos por lo que vieron como una explotación corporativa de la muerte con el objeto de vender camisetas) expresaron su indignación. La casa de caridad para el SIDA de alto perfil en Inglaterra, el Terrence Higgins Trust, pidió la prohibición de la publicidad, etiquetándola como ofensiva y poco ética, mientras las poderosas revistas de modas como Elle, Vogue y Marie Claire se rehusaron a publicarla. Llamando a un boicot a Benetton, el Sunday Times de Londres argumentó que “la única manera de detener esta locura es votar con nuestro dinero.”
“Nosotros nunca hemos tenido alguna reserva en permitir a Benetton usar la fotografía de Therese en ese sentido,” dijo Kay la madre de David Kirby a Life. “A lo que me opuse fue a todas las personas que pusieron su grano de arena en el escándalo que pensaron que era, cuando nadie nos conocía, o David. Mi hijo más o menos murió de hambre al final,” dijo ella, sin rodeos, describiendo uno de los espantosos efectos secundarios de la enfermedad. “Nosotros sentíamos que era tiempo de que las personas vieran la verdad sobre el SIDA, y si Benetton podía ayudar en ese esfuerzo, estaba bien. Esta era la última oportunidad de las personas por ver a David — una marca, para mostrar que él estuvo alguna vez aquí, entre nosotros.”
David Kirby murió en abril de 1990,a los 32 años, no mucho después de que Fare empezara a fotografíar en el hospicio. Pero en un giro extraño y revelador, resultó que ella pasó mucho más tiempo con Pera, que quien era VIH-positivo mientras cuidaba de David, que el tiempo que pasó con David. Ella ganó renombre por su fotografía devastadora y compasiva de un hombre joven muriendo de SIDA, pero las fotografías que realizó después de la muerte de David Kirby reveló una historia más compleja y convincente.
Frare fotografía a Peta por dos años, hasta que él, también, murió de SIDA en el otoño de 1992.
“Peta era una persona increíble,” dice Frare. Veinte años después, el afecto en su voz es palpable. “Él soportó toda clase de dualidades en su vida — era mitad Nativo Americano y mitad Blanco, cuidador y cliente del Pater Noster, una persona que rodó por entre los géneros — pero también fue muy, muy fuerte.”
Mientras la salud de Peta se deterioraba a inicios de 1992 — y mientras su estatus de VIH-positivo pasaba a SIDA — los Kirby empezaron a cuidar de él, de la misma manera que Peta había cuidado de su hijo en los últimos momentos de su vida. Peta había consolado a David; le habló, lo abrazó, trató de aliviar su pena y soledad a través del simple contacto humano — y los Kirby resolvieron hacer lo mismo por Peta, estar ahí para él mientras su fuerza y vitalidad se desvanecían.
Kay Kirby le dijo a Life que ella “se había hecho a la idea cuando David estaba muriendo y Peta estaba ayudando a cuidar de él, que cuando el tiempo de Peta llegara — y todos sabíamos que llegaría — que nosotros cuidaríamos de él. No hubo duda. Nosotros íbamos a cuidar de Peta. Era eso.
“Durante un tiempo allí,” recuerda Kay, “cuidé de Peta tanto como pude. Fue difícil porque no podíamos estar todo el tiempo allí. Pero Bill iba los fines de semana y nosotros hicimos todo lo posible en el corto tiempo que tuvimos.”
Kay describe a Peta, en tanto su condición empeoró a finales de 1991 y 1992, mientras fue un “paciente muy difícil. Era muy claro y vocal acerca de lo que quería y cuando lo quería. Pero durante todo el tiempo que lo cuidamos, solo recuerdo una vez cuando me gritó. Le grité en respuesta — él sabía que no le iba a permitir ese tipo de comportamiento — y salimos de eso.”
Bill y Kay Kirby fueron, en efecto, los padres de la casa donde Peta pasó sus últimos meses.
“Mi esposo y yo nos sentimos heridos por la manera como David fue tratado en el hospital de la pequeña ciudad cerca a nuestra casa donde él pasó algún tiempo antes de volver a Ohio,” dijo Kay Kirby. “Los doctores y las enfermeras usaban guantes y batas todo eltiempo que estaban junto a él, e incluso la persona que le llevaba los menús se rehusaba a dejar que David sostuviera alguno. Ella le leía los menús desde la puerta. Nos dijimos que ayudaríamos a otras personas con SIDA para evitar eso, y tratamos de asegurar que Peta nunca pasara por eso.”
“He trabajado para periódicos por cerca de 12 años desde que me gradué,” dice Therese Frare, “y fue muy interesante cubrir el SIDA en el tiempo que llegué a Columbus. Por supuesto, fue difícil encontrar una comunidad de personas con VIH y SIDA que me permitiera fotografiarlos, pero cuando me dijeron que podía tomar fotos en Pater Noster supe que estaba haciendo algo que era importante — importante para mí, al menos. Nunca creí que llegaría a publicarse en Life, o ganar premios, o estar envuelta en algo tan controversial — ciertamente no tan épico como la controversia de Benetton. Al final, la foto de David se convirtió en una imagen que se vio alrededor del mundo, pero hay mucho más de lo que traté de documentar con Peta, y los Kirby y las otras personas en Pater Noster. Y todas esas cosas se perdieron, y fueron olvidadas.”
Perdidas y olvidadas — o, al menos, totalmente eclipsadas — hasta ahora.
“Hay que saber, que en la época que el anuncio de Benetton estaba en auge, y la controversia sobre el uso de mi foto de David estaba en su apogeo, me estaba desmoronando,” dice Frare. “Me estaba desmoronando. Pero, Bill Kirby me dijo algo que nunca olvidaré. Me dijo, ‘Escucha, Therese. Benetton no nos usó, o nos explotó. Nosotros lo usamos a ellos.Por ellos, tu foto ha sido vista alrededor del mundo, y eso es exactamente lo que David quería.’ Y me aferré a eso.”
Después que la polémica de Benetton finalmente cedió, Theresa Frare pasó a aotro trabajo, a otra fotografía, trabajando por su cuenta en Seattle para el New York Times, grandes revistas y otros espacios. Mientras para el mundo era más familiar con el VI y el SIDA en los años intermedios, la fotografía de Frare recorrió un largo camino para disipar algo del miedo y la ignorancia voluntaria que acompañaba cualquier mención de la enfermedad. Barb Cordle, el director voluntario de Pater Noster cuando David Kirby estuvo allí, una vez dijo que la foto de David por Frare “había hecho más por suavizar el corazón de las personas sobre el tema del SIDA que cualquier otra que haya visto. No puede mirar la foto y odiar a una persona con SIDA. Simplemente no puede.”
David Kirby en su lecho de muerte Fotografía: Theresa Frare - Ohio (EE.UU.), 1990 |
En otra foto de Theresa Frare tomada en los momentos finales de la vida de David Kirby su cuidador y amigo, Peta; el padre y la hermana de David, Susan, dicen adiós.
David Kirby en su lecho de muerte Fotografía: Theresa Frare - Ohio (EE.UU.), 1990 |
Bill Kirby trata de consolar a su hijo David.
David Kirby en su lecho de muerte Fotografía: Theresa Frare - Ohio (EE.UU.), 1990 |
Una enfermera del Pater Noster House sostiene la mano de David poco antes de morir. Primavera, 1990.
Fotografía: Theresa Frare - Ohio (EE.UU.), 1990 |
David Kirby. |
Fotografía: Theresa Frare |
Kay, la madre de David Kirby sostiene una foto de su hijo, tomada por el fotógrafo de Ohio, Art Smith, antes de la enfermedad.
David Kirby en su lecho de muerte Fotografía: Theresa Frare - Ohio (EE.UU.), 1990 |
Peta, un voluntario en el Pater Noster House en Ohio, cuida de un moribundo David Kirby, 1990.
Peta yace en un sofá en una casa rentada por Pater Noster House, 1991. Después del anuncio, Benetton donó dinero a Pater Noster, del que alguno fue usado para amoblar la casa donde Peta y otros pacientes estaban.
Peta en la Reservación Indígena Pine Ridge, julio de 1991. "Peta era difícil a veces," dijo Therese Frare a Life, "pero había gran felicidad en nuestra relación. Él no se parecía a nadie que hubiera conocido."
Peta nada en el lago de la Reserva India Pine Ridge (Dakota) en Dakota del Sur, durante un viaje a casa con la fotógrafa Therese Frare en julio de 1991.
Peta en la Reserva India Pine Ridge (Dakota) en Dakota del Sur, durante un viaje a casa con la fotógrafa Therese Frare en julio de 1991.
Peta en Ohio, 1991.
Peta en cama en la Pater Noster House, 1992.
Peta en la Pater Noster House, 1992.
Peta con Kay y Bill Kirby en la Pater Noster House, 1992.
Fotografía: Theresa Frare - Ohio (EE.UU.), 1991 |
Fotografía: Theresa Frare - Ohio, julio 1991 |
Fotografía: Theresa Frare - Dakota del Sur (EE.UU.), julio 1991 |
Fotografía: Theresa Frare - Dakota del Sur (EE.UU.), julio 1991 |
Fotografía: Theresa Frare - Ohio (EE.UU.), 1991 |
Fotografía: Theresa Frare - Ohio, 1992 |
Fotografía: Theresa Frare - Ohio, 1992 |
Fotografía: Theresa Frare - Ohio, 1992 |
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