Memoriando Fotografía: NARCO ESTADO

enero 22, 2013

NARCO ESTADO - TEUN VOETEN

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Fotografía: Teun Voeten

A finales de 2006, el nuevo presidente electo Felipe Calderón declaró la guerra contra los poderosos carteles que contrabandeaban cocaína colombiana y producían cristal meth y marihuana de manera doméstica en Estados Unidos. Aproximadamente 50.000 personas, de acuerdo a las estimaciones más conservadoras, han muerto como consecuencia, más víctimas que las guerras de Irak y Afganistán juntas. El ciclo de la violencia se ha salido de control, desde que los carteles se han involucrado en la guerra en dos frentes: Uno contra las autoridades, el otro contra ellos mismos por las lucrativas rutas de contrabando. La última batalla es aún más implacable. Tortura, decapitaciones, masacres, ejecuciones públicas y sicariato se han vuelto normales. Los carteles tratan de competir con otros en sadismo y ferocidad. La glorificación de la violencia extrema penetra en la cultura popular. Las personas que lo ha presenciado, trata de escapar de la violencia hacia Estados Unidos. La corrupción ha infiltrado todos los niveles de la sociedad, desde los rangos más bajos de la policía hasta los altos círculos del gobierno federal.

Ciudad Juarez, con 4 cruce de fronteras hacia los Estados Unidos de importancia estratégica, se ha convertido en la Zona Cero de la Guerra contra las Drogas. Con 3.600 asesinatos en 2010, Juarez es la ciudad más peligrosa en el mundo. El 98% de las muertes nunca se resuelven La policía y los forenses corren de una escena del crimen a otro y a menudo solo hacen un breve reporte. Por encima de esto, las bandas criminales y los aspirantes a mafiosos operan en este vacío de anarquía e impunidad.

La violencia del narcotráfico en México no es un fenómeno aislado sin ramificaciones globales, sino que presenta una mirada al futuro, donde el crimen organizado se ha tomado con éxito el monopolio de la violencia. Los carteles, organizaciones predadoras ultra capitalistas, operan con total impunidad, siendo posibles por la indiferencia, la incompetencia y corrupción del estado. El autor Charles Bowden resume la situación así: "Esto no es una ruptura del orden social. Es un nuevo orden."