enero 11, 2013

SHOMEI TOMATSU

Shomei Tomatsu
Fotografía: Roland Angst - Junio 2012

Shomei Tomatsu (1930 - 2012) fue el rostro de la fotografía de posguerra. Sus series Nagasaki y Scars puede ser vistas en grandes museos alrededor del mundo. Murió el 14 de diciembre de 2012 en Japón.

El padre de la fotografía japonesa, galardonado con premios internacionales, el autor de 17 libros, y objeto de una retrospectiva en 2004 en el Museo de Arte Moderno de San Francisco, ha muerto. Nacido en Teruki Tomatsu eL 16 de enero de 1930 en Nagoya, Shomei Tomatsu murió el 14 de diciembre en Naha, cerca a Okinawa, donde vivía en años recientes. Una figura reverenciada del pacifismo en el Japón de la posguerra, el hombre que fotografió Hiroshima y Nagasaki fue tan discreto con su muerte como lo fue en vida; la noticia se mantuvo en secreto hasta ahora. 

Shomei Tomatsu documentó las consecuencias de la tragedia nuclear en su país. Este maestro del blanco y negro inspiró a fotógrafos desde Daido Moriyama y Yakuta Takanashi hasta Nobuyoshi Araki. Estudió en la Universidad de Aichi en 1954 cuando sus primeras fotografías aparecieron en grandes periódicos. Trabajó como fotógrafo para la casa de publicaciones Iawanami Shashin Bunko, donde conoció a Nagano Shigeichi. En 1959, con Kiruji Kawada, Akira Sato, Akira Tanno, Ikko Narahara y Eikon Hosoe, fundó la agencia fotográfica japonesa Photo Vivo. El mismo año, empezó a fotografiar las bases estadounidenses a través del archipiélago japonés. Recibió una comisión por un libro sobre la bomba que terminó la guerra, un proyecto que asumió con Domon Ken. En la década de los sesenta, documentó las protestas estudiantiles en Japón junto con el nuevo movimiento bohemio que se formaba en Shinjuku, Tokio.

"Tomatsu fue una gran influencia en la conocida y provocadora generación de fotógrafos japoneses, incluso al tener solo unos años más que el resto," dijo el crítico fotográfico Gerry Badger. "Nombrados después por la Revista Provoke, estos jóvenes fotógrafos desarrollaron un libre albedrío, un estilo visual muy expresionista que parecía empujar la imagen de la fotografía individual al marco de una incoherencia descriptiva. Tomatsu fue un proponente de esa aproximación, aunque no tan extremo como otros. Lo más importante de este grupo, y de Tomatsu también, era que el tono tosco de la imagen no era simplemente un estilo o una estética, sino un medio para registrar una actitud hacia el mundo, una actitud de rebeldía y de protesta política."

Badgar añade: "En las raíces de mucho del arte de vanguardia está impresionar a las clases medias y el arte vanguardista en el Japón de la década de los sesenta, incluyendo la fotografía, incorporó todo una serie de temas de protestas, anti-capitalistas, ciertamente  pero también preocupados por la identidad nacional y un resentimiento natural por la bomba. En el corazón de esta disidencia estaba una relación de amor- odio, casi esquizofrénica con los Estados Unidos y la cultura estadounidense."

La carrera de Tomatsu en los sesentas y setentas refleja estos conceptos perfectamente, dice Badger. "Su aproximación estética es típica de muchos de los fotógrafos japoneses de la época, no documentando de frente, sino siempre de una manera soslayada y poética, como las botellas de vidrio fundido que tan memorablemente connotan lo que la bomba atómica hizo a la carne humana en Hiroshima y Nagasaki." Para Martin Parr, Tomatsu fue "uno de los grandes fotógrafos japoneses de la posguerra," dice. "E irónicamente Provoke se creó para reaccionar contra Tomatsu y otros fotógrafos de su generación. Aún con los beneficios de alguna retrospectiva él luce tan radical como los otros, especialmente con su libro Oh! Shinjuku."

En Oh! Shinjuku, Tomatsu no solo registra la irresoluta vida nocturna, sino que también fotografía las grandes protestas 10:21, las demostraciones masivas anti-Vietnam que tomaron lugar en Shinjuku en 21 de octubre de 1968, dice Badger. "Políticamente activo, Tomatsu protestó a través de sus imágenes, y ayudó a los estudiantes y manifestantes con técnicas fotográficas para que pudieran hacer los documentos del movimiento de protesta por sí mismos."

Ivan Vartanian, director de Goliga y co-autor de Japanese Photobooks of the 1960s and 70s, añade: "Empezando con su reportajes en los sesentas, Tomatsu fue capaz de presentar una visión de Japón que era tan profundamente personal como compleja y enfadada, creando muchas imágenes que se han tomado el estatus de icono " "Muchas de los fotógrafos que consideramos maestros del campo fueron directamente influenciados por Tomatsu y su trabajo. Tenía una carrera respetable y produjo un cuerpo de trabajo que repetidamente hacia una crónica de la historia de un hombre y su país. Incluso en los últimos años, es claro que Tomatsu tenía un fuerte legado y que su trabajo continúa influenciando a los fotógrafos."

"Shomei Tomatsu es un gran artista porque creó imágenes," le comentó a Le Figaro la galerista de Cologne, Priska Pasquer. "Él fue capaz de unir la forma y la sustancia para crear cierta atmósfera que llamó el sujeto dentro de la pregunta. Cada fotografía es su propio trabajo de arte inolvidable, más que una parte de una serie."

Le Figaro tuvo el privilegio de entrevistar a Shomei Tomatsu en abril de 2011, después de la tragedia en Fukushima. "En marzo 11, estaba en Okinawa, muy lejos de la catástrofe en el norte," dijo Tomatsu. "Miré las imágenes del desastre en televisión... uno no puede traducir una tragedia de tales proporciones a palabras... El poder de la naturaleza es increíble. Le recuerda a la humanidad todo lo que le ha hecho."

"Esto no es nada como Hiroshima o Nagasaki," continuó. "Eso fue una bomba. En Nagasaki, fui capaz de ver a las víctimas de las bombas. Pero esta vez, el espanto de la radiación es invisible, lento, menos espectacular... ¿Qué podemos hacer? Al comienzo, el poder nuclear era visto como un avance de la civilización. El problema con los descubrimientos científicos es que no tienen límites."

Valérie Duponchelle, Le Figaro
Olivier Laurent, JPB

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