agosto 19, 2011

LA MUERTE DE LA KODACHROME

"Afghan girl" (Niña afgana)
Fotografía por: Steve McCurry - Afganistán, 1992

Por: Chris Foresman (10 - 09)

El pasado 22 de junio (2009) Kodak anunció que descontinuaría su venerable película Kodachrome, una sentida despedida después de 74 largos años. Como en una continuación del caso de Polaroid, que el año anterior había sacado del mercado todas sus películas instantáneas, el deceso de la Kodachrome la convierte en la víctima más reciente de la transición de la fotografía química a los sensores digitales.

Aunque a la luz de esa transición, la Kodachrome podría parecer un anacronismo que sobrevivió mucho más allá de su mejor momento, la primera película de color fue una revolución deslumbrante al momento de su aparición en 1935.

No pretendo sugerir que la fotografía a color no existiera desde antes de la Kodachrome –ni más faltaba–. Sus antecedentes pueden rastrearse desde mediados del siglo xix, en una evolución de procesos físicos y químicos, que llegaría incluso a las pantallas de cine.

Las primeras fotografías a color que conocemos las tomó James Clerk Maxwell en 1861. El proceso de este fotógrafo consistía en exponer tres placas distintas, cada una filtrada por rojo, verde o azul, y después proyectarlas simultáneamente usando filtros para crear la reproducción de color más precisa posible en ese momento. Sin embargo, las placas fotográficas que se fabricaban en esos días no eran completamente sensibles a la totalidad del espectro visible, por lo que este método no se explotaría plenamente hasta que Sergey Mikhaylovich Prokudin-Gorsky emprendiera la documentación fotográfica de Rusia entre 1909 y 1918.

Los procesos posteriores, incluyendo el Joly Color, el Autochrome y el Dufaycolor, usaban un sistema de filtros similar, pero incluían mosaicos y otros esquemas sobre las placas fotográficas. Estos procesos son bastante parecidos a los filtros de Bayer que se usan en las cámaras digitales modernas, pues tanto las películas hechas a base de haluros de plata como los sensores digitales no registran el color sino la intensidad de la luz.

En 1922 Technicolor introdujo un proceso de color para la fotografía de cine. Se trataba de rodar con cámaras aparatosas que separaban la luz a través de un prisma, filtrando un lado con rojo y el otro con verde. Luego, cada registro se exponía por separado sobre un rollo de película, y al final, los dos se unían para crear una sola película “a color”. Technicolor perfeccionaría este sistema al agregar una capa azul para lograr un color más vivo y “real” y posteriormente desarrollaría otro proceso para generar imágenes en una única capa de película; el resultado de la suma de estos avances puede apreciarse en El mago de Oz.

Después de estos precedentes, el salto sería gigantesco. La invención de la Kodachrome en 1935 no tenía nada que envidiarle a un milagro. El color ya no dependía de la cámara ni de filtros externos. La película tenía tres emulsiones fotosensibles separadas para filtrar independientemente la luz roja, verde y azul. Estas capas eran reveladas y positivadas, y luego se emparejaban con tinturas para crear una diapositiva a todo color. A partir de este invento, cualquier fotógrafo o cineasta podía usar una cámara estándar, exponer la película una sola vez y obtener una imagen full color. - 

El uso de capas múltiples y el emparejamiento de tinturas se convertiría en la base para todas las películas de diapositivas y negativos posteriores. Lo que les daría ventaja a estas nuevas películas sobre la Kodachrome sería simplificar el revelado al incluir los emparejamientos de tinturas en las emulsiones mismas.

El revelado complicado, costoso y ambientalmente desafiante fue la principal razón por la cual la popularidad de la Kodachrome comenzó a menguar desde los ochenta hasta el reciente anuncio de su fin. Actualmente solo un laboratorio en Estados Unidos continúa procesando la película: el romántico Dwayne’s Photo Service en Parson, Kansas. El estudio, que ha revelado estas películas por más de 50 años, anuncia con dolor en su página web que acaban de agotar sus existencias de Kodachrome para la venta, pero que se comprometen a continuar revelándolas hasta diciembre de 2010 o hasta agotar sus insumos.

A pesar de los beneficios de la fotografía digital, la intensidad del color, la gama tonal fluida y la capacidad de duración en almacenamiento de la Kodachrome, que le otorgaban una durabilidad y calidad comparables a las de una obra de arte, explican por qué algunos fotógrafos lamentan tanto su muerte.

Y no solo ellos fueron sus fans, sino también artistas como Paul Simon, quien le dedicó su éxito de 1973 “Kodachrome”; los editores de National Geographic, para quienes se volvió tan indispensable que mandaron a hacer una versión exclusiva para la revista al momento del anuncio de su desaparición, y muchos admiradores que, sin conocer el nombre de la película, pudieron apreciar el impresionante color en las fotografías tomadas con ella.

Si le cabe alguna duda, trate de recordar su foto preferida de National Geographic. Es muy probable que pase por su cabeza la imagen de los ojos intensamente verdes de una niña afgana mirando fijamente a la cámara de Steve McCurry en 1985: unos ojos verde-Kodachrome que no podrán volver a repetirse.- El Malpensante. -