agosto 07, 2012

LA NIÑA DE LA FOTO - NICK UT

Fotografía: Nick Ut - Vietnam del Sur, junio 8 1972 

Por: Annick Cojean

Esta imagen abarca el horror de la Guerra de Vietnam. En el centro de la fotografía, una niña pequeña, Kim Phuc, está terriblemente quemada por napalm en el centro de la carretera. Pudo haber sido una víctima para siempre. Pero la fotografía cambió su destino, poniendo a varios ángeles guardianes en su destino. Cuarenta años después de que esta fotografía fuera tomada, ella se encuentra con esos ángeles. 

¿Qué hace a esta foto tan poderosa?

¿Es gracia?, ¿es magnetismo?, ¿es poder detener a los espectadores en su camino?, ¿cómo es que, en el flujo incontrolable de imágenes que vemos, una se imprima en nuestra imaginación colectiva?, ¿y por qué es que después de aparecer en nuestras vidas esta niña continúa persiguiéndonos?, Ella se ha convertido en algo familiar. Queremos escuchar su voz, imaginando que será lo próximo que sucederá en su historia. Nos perturba, nos fascina, nos cambia. ¡Ella simplemente desaparece!, ¿está su vida enlazada a la nuestra? Desde su niñez, Phan Thi Kim Phuc se ha hecho estas preguntas. 

En un hotel de Toronto, Canadá, ella se prepara para darle la bienvenida a viejos amigos, esta mujer, ahora canadiense, tiene una gran sonrisa en su cara. Es una sonrisa única, amable y radiante, que agrada todos, haciéndolos sentir menos mal por cruzar el mundo para hacer preguntas tan molestas. Ella entiende su curiosidad. Por cuarenta años ella ha vivido como una de las imágenes emblemáticas del último siglo. Cuarenta años se ha enfrentado a ellos, comentado, prolongado. Por cuarenta años ha sido "la niña de la foto" forzada a revivir una y otra vez el momento más doloroso de su existencia. Tenía solo nueve años, y el napalm le quemó tanto que casi muere. Pero hoy, lleva sus quemaduras con gracia.

Phan Thi Kim Phuc en Canadá
"Por mucho tiempo quise escapar de esa pequeña niña perdida en el caos de la Guerra de Vietnam," dice ella. "Pero la foto siempre me devolvía. A donde fuera las personas decían, "¿Eres tú? ¡que horrible!" sentía que era una víctima de nuevo. Entonces decidí que lo que parecía ser una maldición era también una bendición. Estaba de mi parte darle un significado a esa foto." ¿La foto ilustra los horrores de la guerra? "Me convertiré en una embajadora de la paz." ¿Fue tan bárbaro? "Hablaré de amor y abrazaré el perdón." ¿Muestra la muerte? "¡Muestra la vida! apenas se nota, pero la vida triunfa. La tragedia nunca debe aniquilar la esperanza. Los ángeles guardianes siempre han aparecido en mi destino. ¡Y ese es el milagro!" Para el aniversario número cuarenta de la fotografía tomada en la Villa de Trang Bang, Vietnam del Sur, en junio 8 de 1972, ella quería ofrecer una oda a la vida. No ser más una víctima. Ahora ella tomaba las cosas en sus manos. 

Desde su escape de su país mientras volvía de su luna de miel en Moscú en 1994 - fue puesta bajo vigilancia- Kim Phuc se sintió invencible. El llanto sordo de la niña con la ropa quemada por napalm se ha transformado en la voz calmada de una madre. Está orgullosa de haber tenido la oportunidad de cambiar de país, cultura y lenguaje; aliviada de no sentir ira u odio; convencida que cualquier momento de amor y coraje puede cambiar el curso de una vida. Con una voz emocionada que no siente más miedo a los micrófonos o grandes auditorios, es voluntaria de la UNESCO y lidera una fundación que ayuda a niños víctimas de la guerra, viaja por el mundo reuniéndose con reinas, cabezas de estado y activistas Premio Nobel. Ahora se toma el tiempo de celebrar a sus propios héroes. Este grupo de hermosas almas se reúnen en Toronto, a los que ella nunca a agradecido oficialmente, están atadas a la famosa foto. Ellos prueban, ella insiste, que cualquiera, en un momento crítico, puede hacer la diferencia en la vida de otra persona. 

El fotógrafo Nick Ut visita a  Phan Thi Kim Phuc, 1973

¿Quiénes son estos héroes? sin duda, nombra al fotógrafo que tomó la foto, Nick Ut, nacido en Mekong Delta. Tenía solo 21 años en ese momento. La Associated Press lo contrató después de la muerte de su hermano mayor, que también trabajaba para la agencia. En junio 8 de 1972, a lo largo de la Carretera 1 en Trang Bang, a menos de una hora de Saigón, Nick Ut miraba con horror y asombro como un atroz error era cometido: dos aviones survietnamitas, creyendo que localizaban un escondite del Viet-Cong, bombardearon una pagoda refugio de una familia de civiles y a sus propios soldados. Vio cuatro bombas de napalm ser lanzadas y prendieron fuego a los campos a ambos lados de la carretera. Los árboles ardían y lanzaban flamas rojas. Momentos después, vio figuras humanas surgir del humo negro, como si fuera del infierno. Ellos estaban corriendo en un silencio opresivo antes de llamar a los soldados y periodistas en el camino. Primero estaba la abuela de Kim Phuc, sosteniendo a un niño quemado en sus brazos. Después un niño en camiseta blanca y pantalones cortos negros salió gritando, "¡Ayuden a mi hermana!" ella vino después. Desnuda, con los brazos abiertos, infinitamente vulnerable, gritaba, "¡Nong qua, nog qua!" [Muy caliente] Su coleta estaba quemada. Pedazos de carne rosa y negra colgaba de su cuerpo y al tratar de apagar las llamas a lo largo de su brazo izquierdo, se había quemado la palma de su mano derecha. 

Christopher Wain del Canal británico INT (a la derecha agachado), junio 8 1972

Era una escena horrible. Demostró como nada más la injusticia, el sufrimiento, la locura de la guerra. Nick Ut, temblando, tomó la fotografía mientras los demás rebobinaban sus cámaras Leica. Después se aproximó a la niña. Un periodista del Canal británico ITN, Christopher Wain, regó agua sobre la niña y le ofreció de tomar. Nick Ut corrió para conseguir algo con que taparla, después accedió -antes de ir a desarrollar su precioso carrete- a llevar a la niña al Hospital Cu Chi de camino a Saigón. Con cada movimiento en el camino, Kim Phuc gritaba del dolor. "Tío Ut, " dice hoy, "Usted salvó mi vida." Ahora él vive en Los Ángeles, pero hablan cada semana. Unos pocos días después, la fotografía apareció en las páginas frontales de los periódicos alrededor del mundo, lo que desató la indignación y la ira de los que se oponían a la guerra, y la vergüenza para sus partidarios. Grabaciones de la Casa Blanca en Estados Unidos reveló la obsesión de Richard Nixon con esta fotografía. Él sospechaba que había sido manipulada. Nick Ut recibió un gran número de premio internacionales, incluyendo el Premio Pulitzer. 

Un segundo "héroe" que jugó un papel crucial en el rescate de Kim Phuc: Christopher Wain, el periodista de ITN. Sus reportes en televisión de la niña poco después de la publicación de la fotografía, y el mundo, atónito, fue capaz de ver la escena. Él quiso saber de la niña y comprobar que la estaban cuidando. Mientras sus padres buscaban en vano por los hospitales, temiendo que estuviera muerta, Wain fue capaz de localizarla, con la ayuda de la Embajada Británica, en la asfixiante sala del Hospital de Niños en Saigón. Ella había caído en un semi-coma. Los vendajes apenas puestos sobre la piel desprendían un hedor nauseabundo. Una mujer que estaba cerca cuidando de su hijo moribundo, cuyas heridas estaban cubiertas de gusanos, ocasionalmente abanicaba a Kim Phuc. Wain corrió a buscar a una enfermera. ¿Qué va a pasar con esta niña? preguntó. "Va a morir," le respondió la enfermera. "Es cuestión de horas." Él no pudo aceptarlo. Llamó a todas partes y se enteró de una unidad Barsky, una clínica estadounidense que podía tratar víctimas de quemaduras. Wain llamó a la Embajada estadounidense y le dieron la aprobación para trasladar a la niña allí,  a condición de que el Ministerio Survietnamita de Relaciones Exteriores diera su aprobación. Así que se dirigió al Ministerio y se enfrentó con un funcionario obtuso y reticente. 

Nada de esto sería bueno para la imagen de Vietnam del Sur, dijo el funcionario. Wain, fuera de sí, sacó un cuchillo de su bolsillo. "Esa niña está sufriendo terriblemente. Entonces tome este cuchillo, hágale un favor, corte su cuello." El efecto fue inmediato. Kim Phuc fue transferida a Barsky, donde el personal se esforzó para proporcionarle el mejor cuidado a esta niña que todo el mundo estaba mirando. En un año, soportó no menos de 17 operaciones. "Chris" dijo Kim Phuc mientras lo localizaba en la audiencia, "Compartiste mi pena. Estoy muy agradecida contigo."

Kim Phuc (21 años) en el Aeropuerto de Bangkok con Perry Kretz. Julio 1984

Pero ¿cómo olvidar a Perry Kretz? este periodista del Stern con base en Hamburgo fue conmovido por la imagen en el periódico. Desde que fotografiaron a Kim Phuc en 1973 después de 14 meses en el hospital, donde él vio las terribles cicatrices, nunca dejó de pensar en ella. ¿Cómo sobrevivió? Al no saber nada de ella, en el décimo aniversario de los acuerdos en París que establecían un cese al fuego con los estadounidenses, Kretz oficialmente pidió al Gobierno vietnamita que localizara a la niña. La búsqueda tomó un año -la familia se había mudado- pero convenció a Hanoi de que Kim Phuc era, en los ojos de los extranjeros, un tesoro nacional. Ella era la perfecta pieza de propaganda. La llevaban delante de los periodistas y diplomáticos extranjeros como una marioneta, controlando su discurso, alterando su salud y sus estudios, haciendo añicos sus sueños de convertirse en doctora. 

Ella no dijo nada a Kretz cuando él la visitó, pero un día, al final de su encierro, se atrevió a enviarle una carta, rezando para que atravesara a los censores. "Querido Papa... estoy enferma y sin dinero." Kretz había estado esperando por meses por la aprobación de Hanoi para llevar a la niña a una nueva cirugía plástica esta vez en Alemania. Furioso, movió cielo y tierra, finalmente acudió con el Dr. Zeller que, en dos operaciones, resolvió el delicado problema de su piel retráctil. "Papa," dijo la joven mujer al micrófono, "También eres mi héroe." Hay otros por supuesto, que le ayudaron en el camino. Señaló a muchos de los que estaban allí. Verlos a todos en un mismo lugar fue demasiado para ella, pero estaba radiante en su vestido tradicional vietnamita. Su esposo e hijos vistieron lazos. Ella los encontró guapos y los abrazó a todos. Agradeció a Dios y al cielo -es cristiana ahora. Y añadió, en una suave voz: ¿Ves? ¡El amor es siempre más fuerte que el napalm!

↬ LJDLP
- Entrevista al fotógrafo (ING): Petapixel