Nueva York, martes, septiembre 11. Dos aviones justo se han estrellado contra las Torres Gemelas del World Trade Center. El fotógrafo Bill Biggart, equipado con tres cámaras, incluyendo una digital, deja su apartamento en Manhattan y se dirige al sur humeante de la ciudad. Nunca volvió, enterrado en el colapso de la segunda torre. Su cuerpo fue recuperado cuatro días más tarde, antes de devolver sus objetos personales a su esposa Wendy. Su amigo y fotógrafo Chip East estaba convencido de que no habían quedado fotos. Los escombros rompieron las cámaras de Biggart, exponiendo los negativos a la luz. La cámara digital estaba cubierta de cenizas, pero dentro de ella la tarjeta de memoria estaba intacta. Temblando, insertó la tarjeta en su teléfono. Nada, intentó de nuevo.
Es un milagro. La emoción es indescriptible. Tres carpetas abiertas contienen casi 150 fotografías tomadas por su amigo cerca de la Zona Cero en los últimos minutos de su vida. Las primeras fotos, tomadas mientras cruzaba Greenwich Village, revelan otra de sus pasiones: amaba los árboles. Pero el árbol es remplazado enseguida por nubes de polvo que se alzan por el paso de los vehículos de emergencia y que aumentan la sensación de asfixia. La Torre Norte estaba aún de pie cuando Bill Biggart se adentró en esas nubes. Nadie más pudo haber tomado esta foto final en el corazón apocalíptico de Septiembre 11: las ruinas del Hotel Marriot, antes de ser engullido por la implosión de la Segunda Torre. Hora: 10:28:24 a.m. Bill Biggart murió a las 10:30 a.m.
Fotografía: Bill Biggart - Nueva York (EE:UU.), septiembre 11 2001 |
10:28:24 a.m. En un paisaje apocalíptico la segunda torre del World Trade Center arroja miles de toneladas de escombros a su alrededor. Bill Biggart tomó la última fotografía de su vida. Estados Unidos, septiembre 11 de 2001.
Fotografía: Bill Biggart - Nueva York (EE:UU.), septiembre 11 2001 |
↬ LJDLP