septiembre 07, 2012

SUFRIMIENTO Y RESISTENCIA: LOS HOSPITALES DE ALEPPO

Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 24 2012
Un niño es tratado por doctores y enfermeras después de ser herido por ataque aéreos en el Barrio Sha´ar en Aleppo. 

www.nicoletung.com/

Era un día típico en los hospitales de Aleppo, una típicas tres horas, para ser específica. Los niños parecen estar en todas partes, sobre las camas de los hospitales, en el vestíbulo del hospital y esperando con rostros indiferentes afuera de la clínica. La sangre parece filtrarse a través de cada pieza de ropa que tienen. Algunos, de tan solo tres años, se componen a ellos mismos atravesándose con agujas para suturar heridas profundas.

Mohamed, de 13 años, trata de no llorar mientras está en una cama del hospital, haciendo una mueca de dolor por la herida que sufrió después que un proyectil cayera cerca del lugar de asistencia en el que había esperado por horas. Nadie sabía que había sido herido y sus primos llegaron 30  minutos después para trasferirlo a otro hospital.

Muchos civiles lo inundan, y aquellos que están conscientes miran con resignación- esto fue lo que paso en estos días.

Un hijo adolescente, su rostro manchado de rojo, colapsa en llanto sobre el cuerpo de su padre que yace en una camilla. Fue herido en la cabeza por una bala, atrapado en fuego cruzado mientras iba en su carro cuando se abría paso por las confusas calles, sin darse cuenta de los francotiradores o tal vez de alguien del ejército. Él parecía no registrar la realidad y miraba a su padre cubierto de sangre sin creerlo. Los doctores ataron las manos de sus padre y lo cubrieron con una sábana azul. Llevaron su cuerpo a la parte trasera del carro, sus pies sobresalían por la ventana derecha. Los niños atrás no pudieron aguantarlo más -mientras el carro se alejaba, ellos se lamentaban.

El cuerpo de un hombre, no reclamado por sus familiares, yacía en la cama de un callejón detrás del hospital. Otro hombre llegó con mucho apuro, sus ojos estaban llenos de miedo. En sus brazos tenía a una niña que sangraba. El equipo del hospital  estaba muy ocupado atendiendo a otros civiles y combatientes. "¿Qué hago?" gritaba. Jadeaba, presa del pánico. Alguien le dijo que fuera a otro hospital. De vuelta en la sala de cirugía, muy fácil de perder, estaba una niña de 8 años que había muerto aparentemente por un ataque aéreo. Su cuerpo fue envuelto en una manta y un doctor la llevó y entregó a un taxi que esperaba.

Y unos minutos después, Fareed de 15 años llegó agitado al hospital. Sus ojos estaban muy abiertos mientras tomaba aire con dificultad -sus último aliento antes de quedar inmóvil. Los doctores lo llevaron a cirugía, intentando resucitarlo. Su madre apareció en el vestíbulo, llorando, hiperventilando, gritando y aferrándose, con cara de incredulidad.

Fareed no pudo ser salvado. El pequeño trozo de metralla había entrado por su espalda y atravesó su corazón- no había nada que los doctores pudieran hacer. El hospital tiene muchas necesidades -de personal, cirujanos en particular, y equipo médico crucial como tanques de oxígeno. Es al tiempo una casita del horror, y una casita de milagros, donde la muerte se aferra en el aire pero cada vida salvada brinda un renovado sentimiento de propósitos para los médicos.

"Siento mucho dolor dentro. Mucho dolor, cuando veo mujeres y niños heridos. Pero tengo que controlarme porque tengo que ayudarlos," dice Abu Ismail de 28 años, un anestesista de Aleppo. Abu Ismail usa una banda en la cabeza con letras blancas que dice: "No hay Dios sino Alá, y Mohamed es su profeta." "Esta banda me da fuerzas. Yo no salvo vidas -Alá lo hace" dice tranquilamente mientras los pitos de los carros hacen eco en las escaleras. Abu Ismail no se inmuta -sus ojos permanecen emocionados y siempre está sonriendo, aún si ha dormido solo dos horas la noche anterior.

Esas son las escenas de todos los días en el hospital de un barrio en Aleppo. Un microcosmpo de cómo luce la guerra para los civiles de Siria, en donde cada día el horror se multiplica incluso para los sufrientes más jóvenes de esta guerra. A menudo son los que menos lloran cuando son tratados por los doctores, mientras una camas más allá, hombres crecidos, combatientes del Ejército de Liberación Sirio, gritan de dolor. A diario bombardeos y ataques de helicópteros parecen quebrar el espíritu de los ciudadanos. Ellos resisten - ellos resisten porque no hay otro lugar a donde ir. O simplemente, porque prefieren morir en casa.

Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 25 2012
Un doctor camina a través de una habitación destruida en el Hospital Dar Al Shifaa en Sha´ar. El hospital, claramente marcado afuera por medias lunas, ha sido objetivo de ataques por helicópteros y aviones de combate al menos tres veces por el Ejército Sirio.


Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 24 2012
Un doctor cura la cabeza de un niño herido por un ataque aéreo golpeara su casa. 


Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 24 2012
Un niño es cargado fuera de la sala de operaciones por un doctor después de ser tratado por heridas recibidas en un ataque aéreo. 


Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 24 2012
Un civil es tratado por una enfermera mientras sangra en la cabeza por una herida producida por metralla. 


Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 24 2012
El Dr. Abu Ismail, al centro, intenta salvar a un paciente con sangrado arterial en su pierna luego de ser herido por metralla en Sha´ar. 


Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 24 2012
Un bebé, de una pocas semanas de nacido, es examinado en busca de heridas después que un ataque aéreo golpeara una casa cerca a la de su familia en Sha´ar. 


Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 24 2012
Waleed, de 11 años, llora del dolor después de ser herido a un costado por metralla en el Barrio Ferdous en Aleppo.


Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 24 2012
Un padre de dos niños llora en el corredor del Hospital Dar al Shifa en Sha´ar.


Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 24 2012
 El cuerpo de Fareed, de 15 años, yace en la camilla después de morir por metrallas.


Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 26 2012
El cuerpo de un civil yace sin reclamar en el callejón detrás del hospital  en Sha´ar.


Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 26 2012
Un joven se lamenta de la muerte de su padre, muerto en fuego cruzado.


Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 23 2012
Un civil es tratado por un doctor después de ser herido por metrallas en Sha´ar.


Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 26 2012
Un hombre carga a su hija herida. Con el equipo ocupado con heridos que llegaban hasta el punto máximo, le dijeron al padre que llevara su hija a otro hospital por tratamiento.


Fotografía: Nicole Tung - Aleppo (Siria), agosto 24 2012
Ahmed, de 12 años, espera con su tío (derecha) cerca del cuerpo de su padre, muerto por un proyectil en Sha´ar. Ahmed, que vio a su padre morir, fue también herido en la espalda por metralla.

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