enero 21, 2013

NEREO LÓPEZ, EL CONTADOR DE HISTORIAS

Fotografía: Nereo López - Colombia, 1958

Pocas personas en Corona, un barrio de Queens lleno de colombianos, sospecharían que el anciano con sombrero que camina lentamente por la Avenida 82 le ha sido recientemente otorgada la Cruz de Boyacá, uno de los más grandes honores de su tierra natal. 

Aún a los 92 años, Nereo López es sin duda uno de los fotógrafos colombianos más destacado de su -o cualquier- generación, siempre en movimiento mientras retrata lo famoso y lo oscuro, a los poderoso y los desposeídos.

Como uno más en la edad de oro del fotoperiodismo, el Sr. Nereo López siguió el ejemplo de revistas como Look y Life, pero dejó su perspectiva estadounidense para él. A mediados del último siglo, documentó su propio país con la misma dedicación y talento de algunos de sus contrapartes estadounidenses o europeos. Sus imágenes muestran el heroísmo en la lucha diaria de sus compatriotas. Es una mirada sincera, sin adornos pero con empatía que ayudó a Colombia a entenderse a sí misma.

"Mi trabajo era hacer historias sobre seres humanos," dice. "Y la mayoría de ellos eran pobres."

Pero se apresura a añadir que retrataba "la pobreza, no la miseria" en sus viajes a través del país. Bromea diciendo que se movía tanto que probablemente pasó un total de dos años en su carro durante ese tiempo de itinerante. Era un reflejo de su trabajo. 

"Nereo López era, sobre todo, un fotógrafo itinerante dedicado a contar historias así como a veces a cartografiar, prácticamente de ese género híbrido que combinaba poesía visual con foto ensayos documentales," escribió Santiago Rueda Fajardo, curador, en un ensayo que acompaña el libro "Nereo López: Un contador de historias," una retrospectiva de su trabajo. "Entre otras cosas, su trabajo logra la importante tarea de ayudar a "abrir los ojos" de la Colombia urbana a los valles y cordilleras andinas, las costas del Caribe a los que estaban unidos con unos pocos vuelos y botes y un débil sistema ferroviario  Era un país que no conocía la vida de otras personas que habitaban su territorio. Nereo fue el primero en tener acceso a muchos lugares y personas que nunca antes habían sido fotografiadas."

Al tiempo que la importancia del Sr. López crecía, ganó acceso exclusivo durante la visita a Colombia del Papa Paulo VI en 1968 y a Gabriel García Márquez cuando ganó el Premio Nobel de Literatura en 1982. El Sr. Rueda Fajardo dice que el Sr. López fue entre todos el primer fotógrafo colombiano en ser visto como un "fotógrafo- artista", atrayendo fama internacional y la publicación de libros. 

En ese momento, Hernán Díaz era el otro único fotógrafo en su liga, escribe el Sr. Rueda Fajardo. Pero a diferencia del Sr. Díaz - un hombre de estudio más parecido a Richard Avedon- el Sr. López fue un periodista itinerante e independiente que produjo ensayos junto con escritores para un lector internacional. 

Si inclinación por la búsqueda de lo heroico en el día a día llegó natural y no dolorosamente. Perdió ambos padres cuando tenía 11 años y fue criado por diferentes parientes.

"No tuve tiempo de pensar lo que quería ser porque tenía que sobrevivir," dice.

Pero como muchos de su generación, su destino hacia la fotografía fue fortuito. Siendo adolescente, empezó a trabajar como portero en un cine en Barranquilla. En el transcurso de 10 años, trabajó de tal manera que empezó a escalar, de portero a proyeccionista y luego como administrador. En ese espacio de tiempo vendía fotos a sus amigos. Pero aún dentro del teatro pensaba como un fotógrafo mientras veía películas mexicanas o estadounidenses. 

"Veía dos películas cada día," dice. "Estudié la fotografía de las películas."

Inspirado por el cine en el que estaba inmerso, imaginó que algún día podría convertirse en fotógrafo de cine. Pero cuando llegó su primera oportunidad para trabajar como fotógrafo de un periódico, pronto todo cambió.

Corralejas en Sucre
Fotografía: Nereo López - Sucre, Colombia, 1962

La inspiración siempre estuvo allí. "Mis proyectos son reflexiones de lo que vi en el cine," dice.

En 1952, empezó a trabajar para el segundo periódico más grande del país, El Espectador. Como no tenían cuarto oscuro, imprimía sus fotos en su cocina de noche, usando platos y tazones para sus químicos. En 1957 se convirtió en fotógrafo en jefe para Cromos, una revista fotográfica en la línea de Life o Look.

Uno de sus primeros ensayos, una pieza épica del Río Magdalena, claramente tiene su sello y estilo. También se convertiría en corresponsal para la revista brasilera O Cruzeiro.

Después de décadas de fotografiar y viajar, en 1987 puso todo lo que tenía en Enseñanza y Cultura fotográfica, un centro dedicado a la fotografía, que contaba con una galería, cuartos oscuros y una librería. Pero a causa de un pobre manejo, fue forzado a cerrar el centro y donar 1.200 libros a la biblioteca nacional. 

Estaba en bancarrota, sin pensión y con 80 años.

"Si estuviera viviendo en Colombia en ese momento estaría muerto," dice. "En Colombia, no tengo horizonte. Ahora tengo un nuevo horizonte." Debido a que un amigo en Nueva York, que sabía de su crisis, le ofreció un tiquete. Y fiel al espíritu del fotógrafo viajero, el Sr. López se mudó a Nueva York con una visa de artista en 2000 y se convirtió en ciudadano estadounidense cinco años después. 

Hasta hace poco, rentaba dos pequeños espacios en una casa de Richmond Hill, Queens. Una era su oficina  -llena hasta el techo con sus negativos archivados, libros, hojas de contacto y equipo de computadora. En el otro, dormía en una vieja cama de madera apoyada en cubetas de plástico. Recientemente se mudó a un apartamento espacioso de una sola habitación en un edificio para ancianos en Harlem.

El Sr. López ha vivido sencillamente desde que se mudó, aunque no quiere decir que languidezca en la oscuridad. Ha tenido conferencias en Harvard, ha sido reconocido por el Consejo de la ciudad de Nueva York y su trabajo ha sido mostrado en el Museo de Queens y El Museo del Barrio.

Su Rolleiflez ha sido remplazada por una Canon G- 9. Busca en sus archivos de la manera que muchos fotógrafos hacen -de memoria. Siempre productivo, sigue persiguiendo nuevas ideas. 

El Sr. López volvió hace poco de un viaje a España y Francia en el que enseñó y fotografió. Planea llamar a su próximo proyecto, sobre el envejecimiento, "The Golden Age" [La edad dorada].

"Hoy, estoy un poco cansado, y no tengo la energía de trabajar de la manera como lo hacia antes," dice.

Cansado pero aún activo.

"El día que no sea una persona activa," dice, "moriré."

Fotografía: Nereo López - Yopal, Casanare, Colombia, 1958

Bar en un barrio de clase trabajadora
Fotografía: Nereo López - Barranquilla, Colombia, 1954

Fotografía: Nereo López - Yopal, Casanare, Colombia, 1958

Fotografía: Nereo López - Usiacurí, Atlantico, Colombia 1953

Fotografía: Nereo López - Silvania, 1958

Fotografía: Nereo López - Río Boyacá, 1958

Carnaval de blancos y negros
Fotografía: Nereo López - Pasto, Colombia, 1962

Foto familiar.
Fotografía: Nereo López - Yopal, Casanare, Colombia, 1958

TNYT