julio 10, 2011

PROSTITUTAS POR FERNELL FRANCO

"Prostitutas"
Fotografía por: Fernell Franco - Colombia, 1970 - 1972

click las putas
click las vulvas abiertas
que click click clack claman justicia
click los penes castigando click clack
garrotes fascistas click
los chirridos click clack
click de los catres click
ganarás el pan con el sudor de tu coño click
click clack los chancros en las paredes
click la limpieza de la pieza falsa
click el agua vaciándose
vacua vagina click
el inodoro click
los pachulis click
la virgen del carmen click click
papel higiénico gonococo click
click de la putería de negocio
click click pague antes piche después
click viceversa o viceputa click
pichar pisar pitar click click
click la vida de las putas click
click la puta vida click clack

Afiche original de exposición Prostitutas, Fernell Franco. Ciudad Solar, 1972

"Prostitutas"
Fotografía por: Fernell Franco - Colombia, 1970 - 1972

Por: David Cano - 04.07.11
Bajo el título de Cámara ardiente: prostitutas de Fernell Franco (1942 - 2006), asistimos a uno de los más llamativos y vanguardistas (en tanto que experimentales, técnicos, eurítmicos, rupturistas y esenciales en su propio lenguaje), corpus fotográficos que son en sí mismo el resultado de un trabajo socioetnográfico (habría que ver de qué forma “y a qué precio” paseó o no por aquí el señor Franco) sobre la prostitución, los prostíbulos e inquilinatos del barrio de La Pilota en el puerto de Buenaventura, junto al Pacífico colombiano. Una fotografía que potencia, sobresignifica y aumenta lo sórdido de estos espacios fantasmagóricos, lúgubres, desgastados y, sobre todo, mancillados, sobre los que desfilan, casi espectralmente atravesándolos, figuras de jóvenes prostitutas que son como apariciones espectrales, vampíricos seres (muy a la lesbos, sin olvidarnos de la intelectualidad setentera de esta serie), que deambulan y vagan como apariciones fantasmales por estos sombríos recovecos abandonados, pero que constituyen, desde este trabajo fotográfico, una mitología y sociología de la estética en lo pavoroso, lo atrayente, lo magnético y lo sórdido de estos espacios que rebotan ecos orgásmicos, susurros seseantes de musitaciones femeninas y éxtasis de chillidos resonantes a los que se nos permite acceder y saciar esa perversidad voyeur que aquí, más que nunca, te delata retorcido e inicuo, resarcido ante lo prohibido, en un deleite escudriño que rastrea el grano, busca la efigie, la flotación capturada de lo libidinoso, lo lúbrico conseguido, lo viciado de un aire respirado que llama al olor del sexo podrido, al fluido evaporado, a lo rijoso y adivinado en el punctum estético de lo exhibido.

"Prostitutas"
Fotografía por: Fernell Franco - Colombia, 1970 - 1972

De inquietantes y perturbadores revelados, procesos inacabados de exposición que descubren pieles y rostros meretrices, del empleo de tintas y collages que traman fotogramas únicos secuenciados de posados desenfadados; lo experimental en la fotografía de Franco es, junto a esa estética tórrida y resquebrajada en el ultraje de lo carnal, la humedad y el grano conseguido en estas magnéticas imágenes que retienen esos cuerpos adolescentes paseantes, actantes, recostados o tendidos, decaídos, el logro de un compendio de imágenes fotográficas que rescatan una irrevocable belleza intemperante que da cabida a la denuncia de lo mísero, lo infrahumano y vejatorio en una poética de la decadencia. Una lírica antropológica y sociológica que descubre un impecable íctus trágico y dramático. Una que trabaja en la construcción, desde la hostil ruina abandonada y hosco asilo, una mitología de un submundo frustrado habitado por unos seres fantasmagóricos de miradas tan rotas como soberbias, solemnes y pervertidas y que descubren una psicología manchada y herida, pero acostumbrada, de las putas de estas barriadas que, en sí mismas y en su deterioro, se abandonaban al placer de otros como forma de vida. Por eso es fascinante adivinar rostros esquivos de niñas y chicas que devienen ya adultas y adulteradas cuyos sus semblantes relajados expresan también una psicología sufriente y traumada, ya de inercia autómata y resignada; pero que se embellecen con sepias y claroscuros, sombras y luces suaves y otras muy marcadas, en esas ruinas desmanteladas que son el palacio fantasmal del efluvio de su oficio. Allí yerran cuerpos indefinidos que son epifanías espectrales y advenimientos de rostros que son casi sudarios vampiros. Vagan miradas aviesas y desafiantes ante el objetivo desde una posición exuberante de poder desde la pulsional marca del sexo, la proyección espejada (muy socorrida en esos años y muy Cosmotropia de Xam) para el otro punto de vista en simetría, el catre de placer ya vencido y la atmósfera de un desvanecimiento asalvajado y corroído. La herrumbre protagoniza estos setenteros retratos experimentales que adivinan cuerpos en la oscuridad y que visibilizan, desde el procedimiento técnico fotográfico empleado, el descubrimiento de la herida, la naturalidad, el hastío, el aburrimiento, el desafío y la denuncia social de lo recogido. Por eso hacen de la modelización de lo vejado y de lo espurio, de lo lúgubre y lo enmohecido, de lo estancado y de lo pútrido, de la memoria y del olvido, una sociología mítica y etnográfica del prostíbulo. De estos cuerpos que engendran la lujuria paupérrima de un sexo desgastado, triste, aunque experto y joven, desvaído. Un ensayo sobre la belleza no tan reservada al anverso de su trashumancia marginal e invisible, sino que deviene un ejercicio por exaltar a estas figuras, estandartes de una mitología de deidades promiscuas femeninas, escuálidas o voluptuosas que, hacen de este mundo avieso y hostil, de somieres y colchones roídos, humedades plurales hediondas, galerías marchitadas al desconche, baños seriales (impresionante esa serie compositiva del aseo de una de ellas, también localizada en negativo en una de las dos vitrinas en capilla de la sala), posados concernientes y reclamativos, un retrato fascinante sobre la estética des- y compositiva de la sintomatología del abandono, la des-aparición en la oscuridad negra que es rescatada para la evidencia alegórica de ese bello decadentismo, a todas luces y revelados, prostituido.- No todo. -

Página del fotógrafo: Fernell Franco
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