septiembre 19, 2011

FOTOGRAFÍA LATINOAMERICANA. IDENTIDAD A TRAVÉS DEL LENTE - PARTE II

Artículo de Luisa Bellido Gan, profesora de arte en la Universidad de Granada (España) para la Revista Artigrama. Monografía. -

La fotografía antropológica y costumbrista.

Habría que esperar hasta la segunda mitad del siglo XIX, para que la fotografía dejara a las clases acomodadas como único tema de representación, y se interesara por documentar sectores sociales marginales urbanos, clases populares e indígenas.

En Brasil fue August Frisch el primero en documentar grupos indígenas del Amazonas con un sentido antropológico, aunque sin perder esa mentalidad europea que incorporaba una visión exótica del individuo. Hacia 1866 Christiano Junior fotografía negros e indios en su estudio utilizando telones con fondos de bosques europeos. Estos personajes aparecen con los pies descalzos para demostrar su situación de esclavitud, que en Brasil será abolida en 1888. Esta visión se alejaba totalmente del carácter de denuncia social, al mostrar a los esclavos en contextos irreales y con unos rostros que demostraban sumisión y obediencia. Estas imágenes respondían al deseo de «lo exótico» que motivaba a los europeos. Interesantes resultan también, poco antes del cambio de siglo, los trabajos de documentación fotográfica que realiza entre las tribus indígenas del Paraguay el italiano Guido Boggiani, y que gozarán de gran difusión a través de la tarjeta postal. Esta labor no estuvo exenta de un trágico final: Boggiani murió a manos de un indígena chamacoco en 1901.

Samaúma en medio de la selva virgen
Fotografía por: August Frisch


Fotografía por: Christiano Junior 


Fotografía por: Guido Boggiani - Amazonas

Las comunidades indígenas seguirán siendo en adelante tema de preferencia. Para Suárez Canal lo único que caracteriza a la fotografía iberoamericana hasta el primer tercio del siglo XX respecto del lenguaje universal es el tema indígena: «Los temas de arquitectura, las ciudades con sus acontecimientos sociales, el inicio de la revolución industrial con la llegada de nuevos inventos, la llegada de la sociedad de consumo con sus mercados, el paisaje y el retrato se tratan de la misma forma estética con ligeras variaciones de tipo cultural» (14) . En este sentido, la fotografía documental que realiza en México Hugo Brehme se preocupa por plasmar el pensamiento indígena en contraposición con el hombre occidental que valora la riqueza material frente a otro tipo de conceptos espirituales.

Fotografía por: Hugo Brehme

En un inicio no se trataba de una fotografía que buscaba una denuncia social, sino que simplemente intentaba plasmar la cruda realidad de estas clases desfavorecidas. Paulatinamente, la fotografía fue captando otra vertiente de la marginalidad urbana, la llegada de los inmigrantes y sus duras condiciones de vida y trabajo. Un tema ampliamente documentado en Estados Unidos por Jacob August Riis y Lewis Wickes Hine que se interesan por mostrarnos el mundo de los niños trabajadores y la situación de los inmigrantes en la Ellis Island. Junto con esta fotografía de denuncia social, también se captan distintos momentos de la cotidianeidad: nacimientos, bautizos, casamientos y defunciones quedaron registrados en mayor o menor grado desde comienzos del siglo XX.

A partir de 1955 y tras la celebración de la exposición «The Family of Man» organizada por Edward Steichen en el Museum of Modern Art de Nueva York, surge un tipo de fotografía que tiende a realizar reportajes sobre las relaciones sociales y culturales de las comunidades, sus formas de trabajo y sus condiciones de vida. Para Steichen la fotografía permitía representar los temas fundamentales de la vida que afectan a toda la humanidad: nacimiento, amor, trabajo, muerte, e insiste en la «unidad esencial del género humano a través del mundo».

También dentro de la fotografía de denuncia podemos incluir al ya centenario Manuel Alvarez Bravo, mexicano, continuador de Hugo Brehme e influido por las visiones vanguardistas de E. Weston y T. Modotti y las del surrealismo. Su actividad junto a los muralistas mexicanos lo ubica en una vanguardia militante y se desempeñará entre 1943 y 1959 como fotógrafo del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica. En 1935 hace su primera Exposición, junto con Cartier-Bresson, en el Palacio de Bellas Artes de México y en 1980 formará el Museo de la Fotografía de México.

Fotografía por: Manuel Álvarez Bravo - México, 1902

El tema de la preocupación por los indígenas ha sido retomado en la segunda mitad del siglo XX. Figuras como Juan Rulfo, Enrique Bostelman, Graciela Iturbide, Ursula Bernath, Ruth Lechuga, Flor Garduño y Mariana Yampolsky revisaron su problemática y profundizaron sobre la importancia del ritual y las formas de interrelación social de sus comunidades. También Claudia Andújar ha documentado la problemática especial de los indígenas del Amazonas y su creciente peligro de desaparición. Otros fotógrafos brasileños como José Medeiros y Milton Gurán mostraron, unas veces el desconcierto y otras una mezcla de sorpresa y admiración, en imágenes confrontadas del indígena con los avances tecnológicos. Medeiros lo hizo a mediados de siglo con tribus del Mato Grosso, y Gurán en los noventa, entre los indios yanomami. Era el adiós a la tergiversada imagen del indígena en estado de primigenia absoluta.

Una de las figuras de la corriente social es el brasileño Sebastiao Salgado, miembro de la agencia Magnum desde 1979. En sus primeros trabajos mostró las condiciones de esclavitud de los trabajadores de las minas de oro de Sierra Pelada, Brasil. Ha realizado numerosos reportajes que le han permitido abordar temas relacionados como la guerra, el hambre, la modificación de los sistemas de producción, la contaminación y la utilización de las religiones como formas de control y de poder. Entre sus series documentales podemos destacar «Imágenes trágicas, máscaras de esperanza», «Los refugiados», «Los sin tierra» y «Éxodos». En 1997 publicó su libro «Terra» con dramáticas escenas sobre las comunidades agrícolas del Brasil, el éxodo rural y el hacinamiento en la periferia de las grandes ciudades.

Fotografía por: Sebastiao Salgado - Brasil

Fotografía y vanguardia.

La relación que se establece entre la fotografía y los primeros movimientos vanguardistas, sobre todo en la plástica, acontece tras la I Guerra Mundial. En este nuevo panorama se hace hincapié en la preocupación por el intento de simplificar los elementos compositivos y la definición de una estructura esencialmente geométrica. La Bauhaus, pero sobre todo el Futurismo y el Surrealismo, van a modificar la visión tradicional de la realidad, incorporando un nuevo lenguaje expresivo que dará como resultado una visión distorsionada, reflexiva y más personal. Figuras como Laszlo Moholy-Nagy, Man Ray, los hermanos Bragaglia, Paul Strand o Henry Cartier-Bresson, marcarán un nuevo derrotero en la fotografía, que fue felizmente aprovechado por los fotógrafos americanos. Entre las influencias que propiciaron la introducción de la vanguardia fotográfica en Iberoamérica no debemos olvidar la realización en México de la Exposición Internacional del Surrealismo (1940), bajo la coordinación de André Bretón, César Moro y Wolfgang Paalen, ni el influjo de la literatura, la pintura, y sobre todo el cine con la figura de Eisenstein.

El interés por la geometría, el juego de luz, la plasmación del movimiento, la inserción de la fotografía en el mundo editorial, la utilización del collages y de nuevas técnicas, marcarán el nuevo rumbo. Personajes como Tina Modotti que implanta una forma pura de realizar fotografías, «sin trucos ni manipulaciones», van a modificar esa forma tradicional de hacer fotografía. Modotti llega a México en 1923 acompañando a Edward Weston, provocando el cambio hacia la modernidad y superando la fotografía paisajística y costumbrista, entonces consolidada. Esta creadora va a inaugurar la saga de mujeres dedicadas a la fotografía en México como Lola Álvarez Bravo (15) , Kati Horna, Graciela Itúrbide y Flor Garduño.

Tehuana con jicalpextle
Fotografía por: Tina Modotti - México
La Exposición de fotógrafos mexicanos realizada en 1928 y organizada por Antonio Garduño, reunía trabajos de Hugo Brehme, Roberto A. Turnbull, Librado García («Smarth»), Tina Modotti y Manuel Álvarez Bravo mostrando la coexistencia entre tradición y vanguardia. Dos años después los Hermanos Vargas en Arequipa (Perú) comenzaron a investigar con la luz y sus efectos dramáticos de contrastes (16).

Lola Alvarez Bravo, cuya obra presenta una clara influencia de Tina Modotti y Edward Weston, trabajó en el Instituto de Investigaciones Esté- ticas (UNAM). Su obra tiene claras reminiscencias con los objetos surrealistas y eleva los objetos cotidianos a «objet trouve». En 1951 abrió una Galería de Arte Contemporáneo e hizo una exposición de homenaje a Frida Kahlo (1953) y otra sobre «El paisaje en la plástica de México» (1954).

La preocupación de esta vanguardia mexicana que además de Weston y Modotti integraban Manuel Álvarez Bravo y Lola, su mujer, Agustín Jiménez y Emilio Amero radicaba en el deseo de experimentar con la imagen tanto a partir de innovaciones técnicas como con la utilización de nuevos temas. Pero la fotografía de estos momentos no puede desligarse de la vanguardia pictórica de los muralistas, sobre todo de Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Esta vinculación explica su carácter documental y su interés por presentar el suburbio, lo marginal y austero y exaltar el valor de las pequeñas cosas.

Entre las generaciones más contemporáneas y vinculadas con movimientos de vanguardia actuales podemos señalar una gran variedad de estilos, desde lenguajes neosurrealistas, conceptuales, fotocreación técnica, neoexpresionismo hasta realismo fantástico, fotoneodinamismo. Esto justifica la gran diversidad de tendencias que actualmente conviven en la vanguardia iberoamericana. No tendría sentido incluir aquí una larga lista de fotógrafos cultivadores de las mismas, aunque sí, por simple inclinación personal y por lo particularmente atractivas que nos resultan, queremos mencionar las experimentaciones del guatemalteco LuisGonzález Palma en las que aborda los mitos de tradición maya a través de alegóricos retratos de indígenas, muchas veces convertidos en ángeles, con una clara intención de reivindicar a un pueblo en constante lucha por preservar su cultura y alcanzar la deseada justicia social.

Fotografía por: Luis González Palma

Fotografía y revolución.

Evidentemente, la fotografía no se utilizó en Iberoamérica con un carácter exclusivamente retratístico o costumbrista o de nueva experimentación creativa como hemos visto hasta ahora, sino que se convirtió en una herramienta y un arma de lucha y de denuncia política e ideológica. Tenemos algunos precedentes, como los daguerrotipos de la batalla del Saltillo de 1847, pero será a partir de la Guerra de Secesión en Estados Unidos cuando el papel del fotógrafo de guerra se verá enaltecido.

Encontramos numerosos ejemplos en el continente americano de fotografías que narran el desarrollo de acontecimientos bélicos, desde la Guerra de la Triple Alianza entre Argentina, Brasil y Uruguay frente a Paraguay (17) que dió origen en Montevideo del Estudio fotográfico Bates y Cía. o la llamada «Guerra del Pacífico» (1879-1882) que enfrentó a Perú y Bolivia con Chile, y que fue documentada por Edward Clifford Spencer. No sólo encontramos conflictos armados documentados por los fotógrafos, también en 1880 se captaron las «Campañas del desierto» por el fotógrafo Antonio Pozzo quien acompañó al Ejército en sus acciones de «pacificación» contra los indígenas.

Campaña del desierto
Fotografía por: Anonio Pozzo - 1879

Quizás algunas de las fotografías más famosas de ese momento, son las que narran los procesos de independencia de Cuba y Puerto Rico en 1898 y que fueron plasmadas durante décadas por fotógrafos de diversa procedencia. Las guerras civiles también fueron fotografiadas, pudiéndose destacar a Benjamín Rivadeneira en Ecuador, Henrique Avril en Venezuela y Melitón Rodríguez en Colombia. Fue el mexicano Agustín VíctorCasasola (18) quien impulsó los reportajes fotográficos documentando la Revolución Mexicana de Emiliano Zapata y Pancho Villa, y que se convertirá en una constante dentro de la fotografía de temática revolucionaria.

Grupo de damas
Fotografía por: Melitón Rodríguez - Colombia, 1907

Villa en la silla presidencial
Fotografía por: Víctor Casasola - México

El período de entreguerras dio paso al desarrollo de un periodismo gráfico que se había puesto a prueba en la primera guerra mundial. La propia guerra civil española sería un tema crucial dentro de la fotografía de guerra. Debemos destacar aquí, la figura de Andrei Friedmann conocido como «Robert Capa» que documentó la guerra civil española 19 y fundó en 1947 la Agencia de información «Magnum», sin duda una de las instituciones más importantes y con más proyección en el mundo de las que agruparon a fotoperiodistas.

Pocos acontecimientos han tenido tanto impacto político en el continente en esta segunda mitad del siglo como la Revolución Cubana en 1959 y el proceso que ella desencadenó. La fotografía no podía estar ausente desde las tomas documentales de la insurgencia hasta la acción propagandística del nuevo Estado. Probablemente la figura más representativa sea el cubano Raúl Corrales que documentó el desembarco de Playa Girón y se dedicó a registrar los acontecimientos históricos de su país centrándose en los años sesenta. Otra figura clave es Alberto Díaz, «Korda», autor de «Guerrillero heroico», una de las fotografías más famosas del Ché Guevara. La Revolución cubana fue también documentada por fotógrafos europeos. Entre ellos cabe recordar a los suizos René Burri y Luc Chessex quien residió 14 años en Cuba como periodista de Prensa Latina.

Caballería
Fotografía por: Raúl Corrales - Cuba

Che Guevara
Fotografía por: Alberto Díaz "Korda"

En la actualidad, la fotografía ha cedido terreno a la televisión en lo que a las noticias del día a día concierne y en particular a las imágenes de revueltas sociales, conflictos políticos, etc. No obstante, desde nuestra óptica la pantalla transmite las mismas de manera tal que el espectador suele sentirse parte de un espectáculo mediático, muchas veces frívolo, al que asiste pasivamente, un papel que por lo general nunca ha asumido el fotoperiodismo. La fuerza que éste sigue teniento se evidencia en hechos tan dramáticos como el asesinato del fotógrafo argentino José Luis Cabezas en 1997, crimen que echó luz sobre la compleja trama de corrupción en la Argentina menemista.

Notas al pie:

14. SUÁREZ CANAL, J. L.: «La fotografía latinoamericana. La realidad de un canto», en Cuadernos Hispanoamericanos, n. 544. Madrid, 1995.
15.  AA.VV.: Fotografía Latinoamericana. Colección CEDODAL. CEDODAL. Buenos Aires, 2001.
16. GUTIÉRREZ, Ramón: «Historia de la fotografía en Iberoamérica. Siglos XIX-XX»; en Pintura, escultura y fotografía en Iberoamérica. Siglos XIX y XX. Manuales Arte Cátedra. Madrid, 1997
17. CUARTEROLO, M. A.: Soldados de la memoria. Imágenes y hombres de la Guerra del Paraguay. Planeta. Buenos Aires, 2000
18. Casasola fue fundador en 1903 de la «Asociación mexicana de periodistas», en 1911 de la «Asociación de fotógrafos de Prensa» y dos años más tarde de una Agencia de Información Fotográfica.
19. AA.VV.: Capa: cara a cara. Nuseo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid, 1999.