mayo 22, 2012

AL INTERIOR DE SUDÁN: LOS REFUGIADOS DE YIDA - PARTE I

Fotografía: Peter Muller - Frontera entre Sudanes, 2012
Por: Peter Muller
De muchas maneras, Yida es la Sudán del Sur de la imaginación popular. Los pequeños Cessnas, transportan medicina y otros suministros por tierra por un camino lleno de huecos con rostros atribulados. El paisaje está quemado y es implacable. La poca vegetación que existe ha sido reducida y usada en los campamentos de más de 200.000 habitantes para construir refugios básicos. Los modestos hogares, hechos por entero de madera y techos de paja, puntean un paisaje que parece lleno de asentamientos humanos. 

El campo de refugiados en Yida tiene su base aproximadamente a 18 millas al sur de la nueva frontera entre Sudán y Sudán del Sur. Al norte está el estado en guerra de Kordofan del Sur, donde los aliados rebeldes del sur llevan a cabo una insurrección amarga y prolongada contra el gobierno del norte. En los meses recientes, las fuerzas del norte, peleando bajo el comando del Presidente sudanés Omal Al-Bashir, han empleado tácticas brutales para suprimir la rebelión en vano. Una campaña indiscriminada de bombardeos aéreos ha forzado a un éxodo masivo de civiles Nuba, más de 100.000 de ellos han llegado al campos de refugiados como Yida. 

Como las peleas en Kordofan del Sur y otras fronteras de regiones adyacentes se han intensificado en las últimas semanas, las agencias de ayuda en Yida han reportado un gran crecimiento de los recién llegados. Muchos llegan a pie, habiendo caminado por días para escapar de los bombardeos aéreos que se han convertido en el sello distintivo de la guerra. Mientras Yida ofrece una relativa seguridad, este lugar tan aislado crea preocupaciones entre las agencias de ayuda acerca de la posibilidad de proveer servicios adecuados para la población en rápido crecimiento. La comida y el agua son escasos, la electricidad y las redes de teléfonos no existen y las dinámicas políticas en los campos son contenciosas y secretas. La estación de lluvias amenaza con volver el campamento en un bastión fangoso y caótico de miseria y enfermedades. 

Durante la semana que pasé en Yida y los campamentos vecinos, durante el cual proveí soporte visual para una misión de investigación de Amnistía Internacional busqué una amplia gama de asuntos de derechos humanos en el área, y experimenté olas alternativas de inspiración y consternación. En los cerca de tres años de cubrir la precaria transición a la independencia de Sudán del Sur, aún no he encontrado una comunidad más perseverante, acogedora y conducida intelectualmente como la que encontré en Yida. A pesar de las circunstancias difíciles, encontré incontables personas que mantienen una sed inspiradora por educación, una búsqueda que muchos ven como fundamental en la batalla contra la injusticia y la marginación de los Nuba. El té, el café y la ayuda se ofrecen por turnos y la dignidad define el paisaje social. 

Mientras sus vidas y aspiraciones han sido comprometidas por el conflicto, el humor entre los refugiados de Yida permanece desafiante. Muchos expresan su apoyo a la transformación del gobierno sudanés, a través de la fuerza si es necesario, con el objetivo de ofrecer un sistema que de manera apta abarque la diversidad racial y profundamente étnica. "Me he preguntado por qué, por siglos, [el gobierno del norte] nos ha empujado hacia abajo," se pregunta Isaak Malak, un refugiado de Kordofan del Sur que llegó a Yida con la esperanza de encontrar un empleo. "No hay justicia en Sudán...pienso reclamar mis derechos por todos los medios que tengo."

Sea peleando con los estragos de Kordofan del Sur o las lluvias que llegaran en las siguientes semanas, la situación de los refugiados en Yida y en otros campos de refugiados en la frontera es en extremo precaria. "Rezamos por fuerza y paz," dice Abdul Rahman, un pastor en una de las seis parroquias de Yida. Cuando atendí a su servicio el último domingo, las bancas de su iglesia se llenaron con personas que cantaron en tonos que parecían poner la esperanza antes que la tristeza. 

Fotografía: Peter Muller - Frontera entre Sudanes, 2012
Una mujer Niuba recián llegada y su familia esperan a ser registrados en el centro de registro de refugiados a las afueras del campamento de Yida. 


Fotografía: Peter Muller - Frontera entre Sudanes, 2012
Un grupo de nuevos refugiados esperan a ser registrados. 


Fotografía: Peter Muller - Frontera entre Sudanes, 2012
Refugiados Nuba llegan en camión al campo de refugiados en Yiba.


Fotografía: Peter Muller - Frontera entre Sudanes, 2012
 Mujer Nuba espera a un examen para su hijo en la clínica.


Fotografía: Peter Muller - Frontera entre Sudanes, 2012
 Joven Nuba de pie junto al camión que lo trajo desde Kordofan del Sur al Campamento de refugiados de Yida. 


Fotografía: Peter Muller - Frontera entre Sudanes, 2012
 Niños Nuba esperan a recibir redes mosquiteras ofrecidas por organizaciones humanitarias en el Campamento de refugiados en Yiba.


Fotografía: Peter Muller - Frontera entre Sudanes, 2012
 Mujeres Nuba desplazadas reunidas alrededor de una fuente de agua al amanecer en el Campamento de refugiados de Yiba aproximadamente a 19 millas al sur de la nueva y disputada frontera entre Sudan del Norte y del Sur. Más de 20.000 refugiados de las Montañas Nuba han llegado a refugiarse aquí.


Fotografía: Peter Muller - Frontera entre Sudanes, 2012
Refugiados de las montañas Nuba esperan a ser registrados por las agencias humanitarias a las afueras del Campamento de refugiados de Yiba. 


Fotografía: Peter Muller - Frontera entre Sudanes, 2012
Jóvenes Nuba se refugian del sol bajo una de las únicas estructuras en Paryang.

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