marzo 31, 2012

PREMIO NEW HOLLAND

Fotografía por: Tomás Linch - Argentina, 2011

El Premio New Holland de Fotoperiodismo, considerado como uno de los más importantes de América Latina premió a Tomás Linch en la Categoría Campo. 
Página del Premio: New Holland

marzo 30, 2012

LA MEJOR FOTO - LYNDSEY ADDARIO

Fotografía por: Lyndsey Addario - Valle del Korengal (Afganistán),  otoño 2007
En el otoño de 2007, viajé al Valle de Korengal, Provincia de Kunar en Afganistán por una asignación del periódico New York Times. Por dos meses, estuve con la Compañía de batalla del ejército estadounidense. 

La operación terminó en una operación llamada Rock Avalanche, que tenía como objetivo atraer a los talibanes y buscar ventas de armas. Fuimos aerotransportados a la Cordillera Abas Ghar; tropas de las OTAN no habían estado allí en algún tiempo. En el sexto días, sobre las 11 de la mañana, estábamos alineados en un camino esperando el desayuno. Debido a que las noches son frías y sin mucho que hacer, es común salir a esa hora de la mañana. Necesitaba orinar, entonces puse mu cámara en el suelo y escalé 20 metros hacia un lado de la montaña para llegar detrás de un árbol caído. Al minuto salté, escuché disparos desde todas direcciones. Me recosté en el piso y me escondí entre los matorrales. Tan pronto como hubo una pausa, fui con el estómago pegado al suela hacia donde estaban los otros. 

El tiroteo duró 15 minutos, y escuché muchos gritos de "hombre a tierra". El herido fue llevado a un helicóptero, y los fotografíe por el camino. Luego alguien dijo: "Tenemos un KIA (hombre muerto en acción)".

Pasamos mucho tiempo con el Sargento Rougle; y hacia poco nos había dicho que iba a proponerle matrimonio a su novia. Pedí permiso para tomarle esta fotografía mientras sus colegas llevaban su cuerpo a la zona de aterrizaje. Después de llevarlo, se sentaron y lloraron. 

Para mi, la imagen es un símbolo de Afganistán porque es muy solitaria. Cuando se está al lado de la  montaña, y no hay nada alrededor, uno se pregunta: "¿Es aquí donde vamos a morir?." He tenido cuatro momentos cercanos a la muerte pero sé que qiuería cubrir esa guerra. El año pasado fui detenida en Libia con Anthony Shadid (reportero de New York Times). Me preguntó: "¿Vas a volver?" Es difícil para mi responder porque ahora tengo un hijo. (Nadie le pregunta a los hombres si harán de continuar cubriendo la guerra cuando tienen niños.) Pero hay formas menos peligrosas de cubrir una guerra; las historias humanitarias y de derechos humanos son igual de importantes.

Vía / NYT

marzo 29, 2012

LOS ÚLTIMOS DE LOS NUKAK

Fotografía por: Juan Pablo Gutiérrez - Guaviare (Colombia), 2012
Extracto de un artículo publicado en RDJ

En el corazón de la Amazonía viven los Nukak-Makú, el último pueblo nómada del que se tiene noticia en Colombia. Su número no supera los 500 individuos y ahora, en lugar de caminar por la selva, tienen que realizar trabajos extras como "raspachines" para no ser expulsados de su territorio. Veinticinco años después de su primer contacto con el mundo exterior, las consecuencias del encuentro continúan amenazando su supervivencia.

De ese pueblo que vivía en medio de la selva se hablaba entre los colonos desde los años cincuenta, pero el resto del mundo no supo de ellos hasta mediados de los ochenta, cuando algunos evangelistas norteamericanos, a los que siguió la misión religiosa "Asociación Nuevas Tribus de Colombia", comenzaron a hablar con ellos. Los habitantes de Calamar, una población del Guaviare vieron llegar un grupo de niños y mujeres en abril de 1988.

No llevaban ropas ni zapatos, se pintaban la cara y afeitaban una parte de su cabeza. El descubrimiento "oficial" se anunció meses después: en la Orinoquia colombiana vivía la última tribu nómada del continente americano. Menos evidente fue que si los nükak habían descubierto el mundo de los kawene, los no-nükak, lo hicieron porque en la selva por la que habían deambulado desde siempre, los primeros colonos habían instalado cercas con espinas que les impedían buscar nuevos terrenos. Los científicos Leslie Wirpsa y Héctor Mondragón estuvieron entre los primeros que se interesaron por el grupo cuya lengua, hasta entonces desconocida e imposible de comprender por otros indígenas de la región, los clasificaron dentro de la familia Makú-puinave. La cifra de unos dos mil habitantes en la época en que el primer grupo llegó a Calamar sigue siendo menos exacta que la de entre 1.000 y 1.300 que, según varios antropólogos que trabajaron en el grupo, estiman como la cantidad de los que murieron en la década siguiente.

Si bien el grupo pionero regresó a la selva, luego de ese primer contacto los nükak aprendieron a ponerse pantalones y camisetas con logos de marcas y descubrieron la propiedad privada, el paludismo y la gripa, tres cosas contra las que la medicina tradicional no podía hacer gran cosa y para las que nunca llegaron nuevos remedios. Ya en 1993, la Expedición Humana del grupo de genética de la Universidad Javeriana estimaba que 68% de los miembros del grupo con el que habían podido tener contacto, y en el que nadie tenía más de 25 años porque los demás "ya se habían muerto", tenían síntomas de enfermedades respiratorias probablemente asociadas a la tuberculosis. En los años siguientes investigadores como Dany Mahecha, Carlos Franky y Gabriel Cabrera se acercaron a ellos y observaron cómo, tras la desconfianza inicial, los nükak los aceptaban como parte de su familia.

Así se logró describir a una comunidad en la que la idea de "nómada-recolector" es solo la base. Los nükak-makú, por ejemplo, no se desplazan al azar, conocen las rutas y establecen períodos tras los cuales es posible volver a los mismos lugares, tienen relaciones de trueque entre los diferentes grupos que en ocasiones se encuentran para realizar rituales y celebraciones que copiarían las que celebran sus divinidades y los espíritus de sus muertos que conviven con ellos. La convivencia, la chenjat, que pasa por acompañarse y ayudarse siempre en buenos términos, es uno de los conceptos fundadores de todo su orden social. Carlos Franky evoca en la tesis de doctorado, que escribió luego de más de una década de contactos y largos períodos pasados viviendo con los nükak, que manejan un intrincado sistema de mundos paralelos con percepciones cruzadas. Así, una danta que bebe agua entre el barro será vista en su mundo como una persona que toma jugo de milpeso. Una persona que bebe jugo será vista desde otro mundo como una danta con las patas en el barro y la boca en el agua.

A partir del año 2000, la reducción de los terrenos en los que podían desplazarse para recoger y cazar, obligó a nuevos éxodos y a cambios en los comportamientos en el interior de la comunidad, quienes se establecieron empezaron a comer lo que les llegaba en donaciones y a comprar alimentos en las cabeceras municipales. Si bien desde mediados de los años noventa, el gobierno creó en Tomachipán una reserva para permitir un asentamiento donde vivirían los primeros emigrados, la zona no tenía las mismas características que su territorio original y una década después, cerca de trescientos, entre ellos todos los del grupo Guayari-muno ("la gente del Guayari), se habían establecido en los alrededores de San José del Guaviare.

Ante la imposibilidad de cazar o cultivar en la ciudad y con la obligación de conseguir dinero, comenzaron a vender como artesanías sus cerbatanas y sus flautas de hueso y demás cosas que habían utilizado desde siempre. Algunos continuaron viajando hacia el interior del país. Sin ninguna posibilidad de saber lo que sucede con quienes abandonan los territorios asignados, lo más posible es que quienes se han ido se aculturen rápidamente y pierdan su lengua en una o dos generaciones. Desesperado por lograr el regreso de su pueblo a la selva, en noviembre de 2006, Mao-Be, uno de los líderes de la comunidad, se suicidó con barbasco, el veneno que los nükak-makú utilizan para la pesca.

A quienes habían decidido no desplazarse fuera de las reservas, la llegada de la ganadería, aun en pequeña escala, los dejó sin otra caza que los monos, que se convirtieron en el único alimento que les quedó de su dieta original. Ahora sus campamentos, a pesar de estar a más de doscientos kilómetros de San José, tienden a durar más y con el tiempo a volverse fijos.

En ellos hay botas, jeans, recipientes y bolsas de plástico y por aquí y de vez en cuando algunas de esas canecas de acetona que todos los colombianos asocian con el narcotráfico. En ocasiones puede verse a uno de los niños nükak-makú sumergiendo un bastón para mezclar el contenido. El trabajo de los nükak en el procesamiento de coca -que parece aún marginal-, es la nueva etapa del rol al que el pueblo nükak-makú se ha visto obligado desde principios de los años dos mil, cuando como condición para autorizarles a vivir, moverse y cazar en su propio territorio, los narcotraficantes asociados a los grupos guerrilleros que controlan la zona, "los nükak-verdes" los llaman ellos por el uniforme camuflado, les obligan a permitir el cultivo de la coca y a prestar su fuerza como raspachines.

Esa fue la razón por la cual el Estado, que a pesar de reivindicar con orgullo el patrimonio genético que representan los nükak, dejó de lado la atención de salud y los programas de protección de su lengua y sus costumbres, volvió a hacer presencia en los territorios nükak-makú, esta vez con lo que los nükak llaman "aviones que pasan por encima botando agua".

El "agua" son los herbicidas utilizados por el gobierno colombiano para destruir los cultivos ilícitos que contaminan lo que queda para la recolección y lo poco que han aprendido a cultivar. De ahí el vómito de los niños, que se ha ido volviendo constante.

"La enfermedad más grave que sufren, sin embargo, es el olvido general del Estado y el desplazamiento", dice Albeiro Riaño, el médico designado por la ONIC para ocuparse de la comunidad y que desde años ha convivido con ellos.

Fotografías de: Juan Pablo Gutiérrez González.

Fotografía por: Juan Pablo Gutiérrez - Guaviare (Colombia), 2012

Fotografía por: Juan Pablo Gutiérrez - Guaviare (Colombia), 2012

Fotografía por: Juan Pablo Gutiérrez - Guaviare (Colombia), 2012

Fotografía por: Juan Pablo Gutiérrez - Guaviare (Colombia), 2012


Fotografía por: Juan Pablo Gutiérrez - Guaviare (Colombia), 2012

Fotografía por: Juan Pablo Gutiérrez - Guaviare (Colombia), 2012
 Vía - Más fotografías / RDJ

CUESTIONAR LA POSICIÓN DEL FOTÓGRAFO

Antoine D´Agata

“Mi trabajo cuestiona la fotografía documental y cuál es la posición del fotógrafo, en resumen, mi trabajo cuestiona la responsabilidad del trabajo de fotógrafo y cómo éste lo asume”. 

“Hoy día la fotografía está muy controlada. Los fotógrafos encuentran un camino y un estilo que funciona y dejan de experimentar. Lo fotográfico es más importante que la experiencia, con lo cual los proyectos quedan en meros trabajo fotográficos. Yo prefiero que la situación de la foto gane a la forma “. 

“El problema no es si la fotografía o la prensa sobrevivirán, lo importante es quebrar las reglas y lógicas impuestas y sacar a flote las preguntas esenciales, para ti mismo y para el mundo(…) Sin embargo, los trabajos tan subjetivos, del fotógrafo mirándose el ombligo, no me interesan, no me comunican (…)Los fotógrafos que han marcado la historia de la fotografía son aquellos que, ante una problemática, han reinventado las reglas, y aportado nuevas soluciones.”

Vía - Leer más / LBI

marzo 28, 2012

LOS KUNA DE PANAMÁ



El mar creciente y grandes tormentas hacen peligrar la cultura indígena de los Kuna en Panamá, forzándolos a reubicarse. Pero los más viejos predicen que los Kuna sobrevivirán. (En ingles)
Fotografías: Bear Guerra

MARC HUTTEN - CHE GUEVARA

Marc Hutten

Marc Hutten, experiodista de la Agencia France-Presse (AFP), que fotografió a Ernesto 'Che' Guevara en su lecho de muerte en Bolivia, falleció en marzo 18 de 2012 a los 82 años, anunció su familia.

Marek de Hutten-Czapski, su verdadero nombre, nació el 7 de enero de 1930 en Boulogne-Billancourt, en las afueras de París, en el seno de una familia aristocrática germano-polaca. Ingresó a la AFP en 1959, en donde firmaba como "Marc Hutten".

Cubrió la guerra de Vietnam, en donde estuvo al borde de la muerte en varias ocasiones. En octubre de 1967 viajó a Bolivia cuando el ejército ejecutó al Che. Cuando el cuerpo del guerrillero fue expuesto al público por el ejército boliviano en el pueblo de Vallegrande (a 150 km al suroeste de Santa Cruz), Marc Hutten sacó las pocas fotos en color que inmortalizaron el momento.

Tras desempeñarse en Buenos Aires, Washington y Hong Kong, Hutten dirigió la mesa de edición en español de la AFP en la sede de París, la oficina de la agencia en Caracas, en Madrid y en Johannesburgo así como la de Túnez. Se jubiló en 1994.

"Che Guevara"
Fotografía por: Marc Hutten - Vallegrande (Bolivia), 1967

"Che Guevara"
Fotografía por: Marc Hutten - Vallegrande (Bolivia), 1967 

"Che Guevara"
Fotografía por: Marc Hutten - Vallegrande (Bolivia), 1967 
Vía / EE

marzo 26, 2012

TIBET, GOBIERNO EN EXILIO

Desde el inicio del gobierno chino sobre Tibet se han auto-inmolado cerca de dos docenas de tibetanos y ha habido enfrentamientos a muerte con las autoridades chinas, dijo el gobernador en exilio del Tibet en febrero 8 de 2012. 
"Los tibetanos en el Tibet están dando sus vidas. Ellos dicen, 'Escojo morir,'" dice Lobsang Sangay, líder en exilio auto declarado después de una tarde de oración y vigilia en el templo principal de Nueva Delhi en las montañas de India. 
China, el día anterior, se comprometió a acabar con los disturbios en las áreas tibetasn y acusó a los grupos activistas extranjeros y al Dalai Lama de fomentar la violencia. Más de una docena de monjes y monjas se han prendido fuego en las áreas tibetanas de Sichuan en el último año. Muchos de ellos cantan por la libertad tibetana y el retorno del dalai lama, quien huyó a India en un intento fallido de insurrección a las leyes chinas en 1959. 
En febrero 8, cientos de activistas tibetanos marcharon por las calles de Nueva Delhi, llamando a la libertad y denunciando al régimen chino. 

Fotografía por: Wally Santana - Taipei (Taiwan), febrero 8 2012
Monjes tibetanos y partidarios arrojan polvo al aire en honor de los monjes muertos y manifestantes inmolados o asesinados en enfrentamientos con fuerzas de seguridad chinas durante una vigilia en Taipei, Taiwan, Feb. 8, 2012. Lobsang Sangay, la cabeza del gobierno en exilio del Tibet, llamó a una vigilia mundial, luego de una serie de auto-inmolaciones y enfrentamientos entre tibetanos y fuerzas chinas.


Fotografía por: Ashwini Bhatia - Dharmsala (India), febrero 8 2012 
Tibetanos exiliados participan en una vigilia con velas para recordar a los tibetanos muertos en el Tibet, en Dharmsala, India, Feb. 8, 2011.


Fotografía por:  Ashwini Bhatia -  Dharmsala (India), febrero 8 2012  
Un libro de plegarias cubierto con el retrato del Dalai Lama descansa en el regazo de una exiliada tibetana participante de una sesión de oración para recordar a los tibetanos que han muerto en el Tibet, en Dharmsala, India, Feb. 8, 2011.


Fotografía por:  Ashwini Bhatia - Dharmsala (India), febrero 8 2012   
Una monja exiliada tibetana participan en una vigilia con velas para recordar a los tibetanos muertos en el Tibet, en Dharmsala, India, Feb. 8, 2011.


Fotografía por:  Ashwini Bhatia -  Dharmsala (India), febrero 8 2012 
Un exiliado tibetano sentado cerca a un pendón que muestra tibetanos que se auto inmolaron en Tibet desde marzo de 2010, durante una sesión de oración en Dharmsala, India, Feb. 8, 2011.


Fotografía por: Mustafa Quraishi  - Nueva Delhi (India), febrero 8 2012
Tibetanos exiliados marchan en una protesta por Nueva Delhi, India, Feb. 8, 2011.


Fotografía por: Mustafa Quraishi  - Nueva Delhi (India), febrero 8 2012 
Tibetanos exiliados gritan arengas mientras intentan romper una barricada policial cerca a la Embajada China en protesta contra el gobierno chino, en Nueva Delhi, India, Feb. 8, 2012.


Fotografía por: Saurabh Das - Nueva Delhi (India), febrero 8 2012 
Monjes exiliados tibetanos usan marcaras negras en una caminata para mostrar solidaridad con los tibetanos que se han auto inmolado o que presuntamente fueron asesinados por la policía China, durante una protesta en Nueva Delhi, India, Feb. 8, 2012.


Fotografía por: Gurinder Osan - Nueva Delhi (India), febrero 8 2012  
Tibetanos exiliados cantan arengas durante una protesta en Nueva Delhi, India, Feb. 8, 2012.


Fotografía por: Wally Santana - Taipei (Taiwan), febrero 8 2012  
Monjes tibetanos y partidarios oran en honor a los monjes muertos y manifestantes auto-inmolados o asesinados en enfrentamientos con fuerzas de seguridad chinas durante una vigilia en Taipei, Taiwan, Feb. 8, 2012.


Fotografía por: Wally Santana - Taipei (Taiwan), febrero 8 2012   
Retratos de monjes tibetanos que murieron por auto inmolación son llevados durante una vigilia con velas en  Taipei, Taiwan, Feb. 8, 2012.


Fotografía por: Niranjan Shrestha - Katmandú (Nepal), febrero 8 2012
Una mujer tibetana postrada en un monasterio en Katmandú. En la ciudad se organizó una vigilia con velas por las víctimas de la violencia en Tibet que fue cancelada por razones de seguridad.


     Fotografía por: Shizuo Kambayashi - Tokio (Japón), febrero 8 de 2012
Partidarios del Tibet oran durante una vigilia con velas en Tokio, Japón.


Fotografía por: Andy Wong - Jiuzhaigou (China), febrero 7 2012
Tibetanos sentados en un tractor esperando salir a las afueras de un monasterio después de atender a una ceremonia religiosa en un monasterio en Jiuzhaigou, al noroeste de la Provincia de Sichuan en China, Feb. 7, 2012.


Fotografía por: Andy Wong - Jiuzhaigou (China), febrero 7 2012 
Un niño tibetano sostiene una botella de yogur al lado de un tractor a las afueras de un monasterio después de atender a una ceremonia religiosa en un monasterio en Jiuzhaigou, al noroeste de la Provincia de Sichuan en China, Feb. 7, 2012.


Fotografía por: Andy Wong - Jiuzhaigou (China), febrero 7 2012  
Tibetanos ven a un monje actuar un baile de máscaras durante una ceremonia religiosa en un monasterio en Jiuzhaigou, al noroeste de la Provincia de Sichuan en China, Feb. 7, 2012.

Vía - Más fotografías / TSB

LA NUEVA PROFESIÓN POPULAR

"Guerra contra las drogas"
Fotografía por: Schaul Schwarz  - México, 2011

"En tiempos en donde cualquiera con un teclado o con una cuenta de Twitter y un smartphone es no sólo periodista sino corresponsal de guerra, el fotoperiodismo podría ser considerada la nueva profesión popular y la nueva profecía de la subversión libertadora de todo aquel que tenga afán por comunicar, mostrar y llegar antes que el resto. Si a eso sumamos la economía de guerrillas y la precarización del trabajo de periodista (¡a nosotros nos lo van a decir!) y de fotógrafo y la necesidad por poder llegar a puntos antes silenciados y la facilidad que hay, ahora sí, para conseguirlo, el género (¿profesión?) se torna prácticamente automático. Desastres nunca han faltado, pero en los últimos años se han disparado: ya no sólo porque ahora sí podemos conocer los conflictos político-sociales-económicos de gran parte de los países del tercer mundo, sino que las numerosas catástrofes naturales que han acontecido en la pasada década y, sobre todo, el reciente lustro, si bien se tornen insostenible para que cambiemos el chip del pensamiento de ‘no futuro’, sí que es sostenible en cuanto a alcance. Y allí se ubican los nuevos kamikazes de la información: detrás de una cámara de fotos pero poseyendo un lenguaje bastante más dramático, realista, reacio a la frivolización y a la planicie informativa: colarse en guerras, batallar en medio de auténticos GTAs en formato real, ser un grano en el culo para gobiernos de Oriente y Occidente, colgarse de la farola más alta para mostrar cómo un tsunami lo arrasa todo y poner en jaque su propia subjetividad al servicio de la comunicación, el conocimiento y la libertad informativa. Riesgo era esto."
Alan Queipo

Vía / NT

INDIVIDUALS AT WAR - TIM HETHERINGTON

En la guerra hay lugar para la belleza, el aburrimiento y los matrimonios. 

Las fotografías de Tim Hetherington de personas siguiendo su vida en tiempos de guerra -de soldados durmiendo, y mujeres cargando bombas- de manera magnífica ponen al individuo primero, y el contexto después.

"A través de sus fotografías, escritos y películas, Hetherington nos ofreció nuevas formas de mirar y pensar al ser humano que sufre. Este fotógrafo murió trágicamente en abril 20 de 2011 mientras cubría el conflicto en Libia."

Fotografía por: Tim Hetherington - Liberia, 2005
© Tim Hetherington, Courtesy Yossi Milo Gallery, New York


Fotografía por: Tim Hetherington - Liberia, 2003
© Tim Hetherington, Courtesy Yossi Milo Gallery, New York

Fotografía por: Tim Hetherington - Liberia, 2003
© Tim Hetherington, Courtesy Yossi Milo Gallery, New York


Fotografía por: Tim Hetherington - Liberia, 2004
© Tim Hetherington, Courtesy Yossi Milo Gallery, New York


Luke Nevalla
Fotografía por: Tim Hetherington - Valle de Korengal (Afganistán), 2008
© Tim Hetherington, Courtesy Yossi Milo Gallery, New York 


Especialista Tad Donoho
Fotografía por: Tim Hetherington - Valle de Korengal (Afganistán), 2007
© Tim Hetherington, Courtesy Yossi Milo Gallery, New York  
Vía / MN

marzo 25, 2012

DESDE LA REVISTA LIFE: DAVID DOUGLAS DUNCAN

Fotografía por: David Douglas Duncan - Corea del Sur, diciembre 1950

En diciembre de 1950, a cinco meses de la Guerra en Corea, las fuerzas chinas condujeron a las tropas norteamericanas a replegarse cerca a la reserva en Changjin. “Estaba a 40 grados bajo cero, y el viento llegaba desde Mongolia,” dice el fotógrafo de guerra David Douglas Duncan. “Estaba congelado.”  En la medida que un ataque chino era más cercano, Duncan recorría el campamento con su cámara. Sesenta años después aún recuerda a un soldado al borde del congelamiento acercándose y que sostenía una lata de comida. “Le pregunté, ‘Si yo fuera Dios, ¿Qué quisiera de navidad?’” dice Duncan. “Él sólo miró hacia el cielo y dijo, ‘Déme un mañana.’”

Duncan, ahora de 95 años, ha visto muchos mañanas—algo negado a muchos de los hombres que fotografió. Durante la Segunda Guerra Mundial cubrió las Batallas de Okinawa y Bougainville como fotógrafo de combate con el Cuerpo de Marina. La fuerza de su trabajo le valió una posición en la Revista LIFE en 1946. Realizó algunas de las fotografías más indelebles de la Guerra de Corea, donde fotografió la Batalla de Chosin que duró dos semanas, y Vietnam, donde documentó los enfrentamientos a muerte en Con Thien y Khe San. En la última batalla —como muchos otros—sus temas cuestionaron su cordura por escoger fotografiar entre las bombas y las balas. “El sargento decía, ‘Agáchese,’” recuerda Duncan. “Yo dije, ‘¿no entiende? ¡estoy tratando de inmortalizarlo!”

Los créditos de Duncan en la Revista LIFE, le ofreció una plataforma sin precedentes para hacer lo que él amaba. “LIFE era eso. No había nada más. No había televisión,” dijo. “Usted caminaba por algún lugar y era el rey.” Tres días después de unirse a la revista se encontró en Persia, donde los tanques rusos fueron posicionados para atacar Teherán. Para noviembre había conseguido la primera portada sobre Palestina. Luego de eso, fue testigo de los británicos abandonando India, convirtiéndose en el primer occidental en fotografiar los tesoros dentro del Kremlin y fotografiar la revolución egipcia que derrocó al Rey Farouk.

Sufrió algunas cicatrices de batalla a lo largo del camino. En Okinawa un pedazo de metralleta voló a su muñeca izquierda. La vendó y volvió al trabajo. Y en Vietnam una explosión de mortero le explotó el oído izquierdo. Ninguna de ellas fueron lo suficiente para hacerle renunciar a su profesión: “Pude irme en el momento que quise. Esos jóvenes no.”

Capturando el terror de las tropas—y su voluntad de vivir—sigue siendo un sello distintivo en su obra. Una de sus imágenes más inquietantes es de septiembre de 1950. Dos soldados de los Estados Unidos se ven corriendo a través de una zanja más allá del cadáver del enemigo cerca al Rio Naktong en Corea del Sur. “Lo norcoreanos dispararon ametralladoras hacia ellos desde un par de cientos de metros detrás mio,”  dice Duncan. Ambos murieron poco después de tomar la fotografía.

A pesar de esquivar las balas que tomaron la vida de esos soldados, Duncan mantiene que no hubo nada especial en su esfuerzo por conseguir esa foto—o las muchas otras que le siguieron. “No estoy orgulloso de ninguna de ellas. Sólo hice mi trabajo y mostré quienes fueron esos jóvenes y como vivieron sus vidas,” dice. “Pero me place mucho haberle mostrado a las personas cómo era el mundo durante mi época.”

Fotografía por: David Douglas Duncan - Corea del Sur, agosto 1950
El Capitán del ejército Francis Ike Fenton con aspecto sombrío después de enterarse que su sargento primero murió y su unidad no tiene municiones durante un fuerte contraataque norcoreano a lo largo del Río Naktong en agosto de 1950.


Fotografía por: David Douglas Duncan - Corea del Sur, agosto 1950 
Dos soldados estadounidenses de Co. B, 1a Brigada, 5o Regimiento difícilmente avanzan a lo largo de una zanja pasando al lado del cuerpo de un enemigo durante la batalla en el área del Río Naktong.


Fotografía por: David Douglas Duncan - Corea del Sur, agosto 1950 
 Un soldado alterado recibe consuelo luego que el jeep que conducía golpeó una mina alrededor del Río Naktong.


Fotografía por: David Douglas Duncan - Corea del Sur, agosto 1950  
 Médicos coreanos llevan a un soldado estadounidense herido del 5o regimiento desde el campo de batalla durante un combate entre las fuerzas de la UN contra grupos norcoreanos cerca al Río Naktong; los soldados combatían para mantener el perímetro de Busán al inicio de la Guerra de Corea.

Fotografía por: David Douglas Duncan - Corea del Sur, agosto 1950 
 El soldado Leonard Hayworth de las fuerzas estadounidenses derrama lágrimas de frustración luego de saber que su unidad terminó con la munición y había perdido a casi todos sus hombres excepto a dos en un combate contra fuerzas norcoreanas.


Fotografía por: David Douglas Duncan - Corea del Sur, agosto 1950  
 Soldados estadounidenses descansan en un trinchera mientras esperan al contraataque norcoreano cerca al Río Naktong.


Fotografía por: David Douglas Duncan - Corea del Sur, diciembre 1950  
Soldado estadounidense en cuclillas junto a su jeep mientras lidera un convoy de carros durante el descenso de la 1a División al camino del cañón que ellos llaman "Nightmare Alley," [Valle pesadilla] después de haber sido bloqueado por la Red Chinese [Roja Comunista] y bajo fuego desde las montañas cercanas.


Fotografía por: David Douglas Duncan - Corea del Sur, diciembre 1950 
Soldados estadounidenses de la 1a División marchan en columnas por el lado del cañón que ellos llaman "Nightmare Alley," [Valle pesadilla] durante un sombrío retiro desde la Reserva Changjin hacia Hamhung después de ser bloqueados por la Roja Comunista.  


Fotografía por: David Douglas Duncan - Corea del Sur, diciembre 1950 
 Soldados estadounidenses pasan junto a compañeros caídos durante el sombrío retiro desde la Reserva Changjin después de ser bloqueados por un ataque sorpresa por tropas chinas durante la Guerra de Corea.


Fotografía por: David Douglas Duncan - Corea del Sur, diciembre 1950 
Soldados estadounidenses muertos son transportados en un camión, seguidos por una columna de sobrevivientes en una sombría retirada desde la Reserva Changjin después de ser bloqueados por la Roja Comunista.


Fotografía por: David Douglas Duncan - Corea del Sur, diciembre 1950 
Soldados estadounidenses de la 1 División descansan después de atravesar el camino por el cañón que ellos llaman "Nightmare Alley," [Valle pesadilla] durante su retiro de la Reserva Changjin. 

Vía / LBox

marzo 24, 2012

AFINIDAD POR LO FOTOGRAFIADO

Fotografía por: George Rodger

"Debe sentir una afinidad por lo que está fotografiando. Debe ser parte de ello, y aún así mantener suficiente desprendimiento para ver objetivamente. Como ver para una audiencia un juego que se conoce de corazón."
George Rodger