mayo 18, 2012

VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

De acuerdo a las estadísticas, en Papua Nueva Guinea dos tercios de las mujeres son constantemente expuestas a violencia doméstica y cerca del 50% de ellas se convierten en víctimas de asaltos sexuales (en las provincias de Chimbu y Western Highlands, el 97% y 100% de mujeres encuestadas dijeron haber sido asaltadas). Los hombres del lugar no respetan sus meris ("meri" en Pidgin significa "mujer"), golpeándolas constantemente, a menudo usando cuchillos y hachas. Mientras en las villas tradicionales tales actitudes hacia las mujeres pueden ser atribuídas a la cultura tribal, hoy en Puerto Moresby la violencia contra las mujeres choca con la sociedad moderna. El mayor peligro viene de las bandas Raskol que rigen los asentamientos en la capital. Violar mujeres es un "deber" para loa miembros más jóvenes de las bandas. En muchas de las tribus de Papua, cuando un niño se convierte en hombre, debe ir a la villa de su enemigo y matar un cerdo. Después de eso, su comunidad la aceptará como un adulto. En el industrial Puerto Moresby las mujeres han remplazado a los cerdos. 

Es muy raro que los casos de violencia contra las mujeres sean llevadas a la corte. Muchos de los asaltantes son mantenidos en celdas en la estación de policía por un par de días y después liberados. La policía reclaman que la falta de condenas se debe a que las víctimas a menudo temen presentar una declaración o que muchas esposas sienten lástima de sus esposos e insisten en terminar los casos. De acuerdo a las estadísticas del Centro de Apoyo Familiar, más y más violencia contra las mujeres pasa en medio de las familias de clase media, donde los abogados, los policías e incluso los pastores de iglesia golpean a sus esposas. Mujeres rechazadas y golpeadas son en ocasiones expulsadas de sus casas a la calle, donde se convierten en blancos fáciles de las bandas Raskol. 

Crying Meri | "Violencia contra las mujeres en Papua Nueva Guinea" fue finalista en el Premio Fotoevidence Bookawards 2012. Este Premio reconoce proyectos fotográficos que documentan la evidencia por violación de los derechos humanos. 

Fotografía: Vlad Sokhin - Papua Nueva Guinea, 2011
Banil Yalomba (16 años) llegó a la Clínica Prenatal de Puerto Moresby después de haber sido asaltada sexualmente por su ex-novio. Un día después de separarse, su compañero llegó a la casa de sus padres y la arrastró a Banil a un áreas boscosa, amenazándola con un cuchillo. Ahí la golpeó y la violó. El padre de Banil buscó a su hija que encontró inconsciente en el piso y la trajo al hospital. © Vlad Sokhin


Fotografía: Vlad Sokhin - Papua Nueva Guinea, 2011
Helena Michael (40 años), madre de siete niños. En diciembre 27 de 2011 fue atacada por un "canibal" cerca a la Estación de policía de Boroko, en el centro de Puerto Moresby. El atacante mordió el labio inferior de Helena y quería hincar sus dientes en su garganta. La mujer logró escapar golpeando a su asaltante en los testículos y golpeando tres de sus dedos forzandolo a liberarla. La policía arrestó al hombre y encontró que era su tercer intento de comer carne humana. Habiendo pasado tres días en el hospital, Helena fue a la estación de policía para iniciar un procedimiento legal contra el canibal, pero descubrió que había sido liberado debido a una falta de denuncia. Helena aún espera por la parobación de la clínica para empezar la cirugía para el injerto de piel en su labio perdido. © Vlad Sokhin


Fotografía: Vlad Sokhin - Papua Nueva Guinea, 2011
Una enfermera de la Clínica Prenatal de Puerto Moresby hace el examen médico a Doring Kande (23 años), 5 meses de embarazo, que fue brutalmente atacada por su esposo y expulsada de la casa en la mañana. El esposo borracho de Doring la asaltó, golpeándola en el abdomen, y estrellando repetidamente su cara contra la pared. Doring reportó a la policía, pero el hombre en el momento de este informe no había sido arrestado. © Vlad Sokhin


Fotografía: Vlad Sokhin - Papua Nueva Guinea, 2011
Peter Umba Moses (32 años), uno de los líderes de la banda Raskol “Dirty Dons 585.” Dice que violar mujeres es un "deber" de los miembros más jóvenes de la banda. Peter mismo ha violado más de 30 mujeres, 3 de ellas fueron asesinadas. Según sus palabras, no ha estado involucrado en ningún crimen por más de un año, pero sigue ofreciendo consejos criminales a los miembros jóvenes de la banda. © Vlad Sokhin


Fotografía: Vlad Sokhin - Papua Nueva Guinea, 2011
Miembros de la banda Raskol “Dirty Dons 585”, Asentamiento Milla Nueve, Puerto Moresby. Todos estos miembros jóvenes cometieron violaciones y robos a mano armada. Los miembros de la banda admitieron que dos tercios de sus víctimas son mujeres. © Vlad Sokhin


Fotografía: Vlad Sokhin - Papua Nueva Guinea, 2011
Richard Bal (45 años) muestra la oreja desfigurada de su esposa Agita Bal (32 años) en el Barrio Morobe, Puerto Moresby. En diciembre de 2010 después de llegar a casa borracho, Richard tomó un cuchillo y cortó la mitad de la oreja de Agita. Él pasó una noche en la estación de policía y fue liberado la mañana siguiente debido a "evidencia insuficiente" para iniciar el proceso criminal. Los parientes de Agita no le permitieron dejar a Richard, al haber recibido 500 kina (cerca de U$240) de él por "daño potencial." © Vlad Sokhin


Fotografía: Vlad Sokhin - Papua Nueva Guinea, 2011
Mary Elaes (48 años), una esposa de un miembro de la banda Raskol, llamado Blackie. Su esposo pasa la mayor parte del tiempo con la banda, y llega a casa de cuando en cuando solo por comida. Cuando no hay comida en la casa, golpea a Mary, causándole fracturas y otras heridas. Por las actividades criminales de su marido la policía busca a menudo a Blackie en su casa y, casi siempre, no pudiendo encontrarlo, se llevan a su esposa. Mary ha sido llevada a prisión muchas veces, en ocasiones con sus hijos. Para escapar de su esposo y la brutalidad de la policía, Mary encuentra acogida en la Iglesia Católica local. © Vlad Sokhin


Fotografía: Vlad Sokhin - Papua Nueva Guinea, 2011
Kimberly Kamata (19 años) del área de Hohola de Puerto Moresby, llega al examen médico en la Clínica Prenatal después de ser violada por 3 hombres en el Asentamiento de la Milla 8. En la mañana del 22 de enero de 2012, ella tomó un taxi al área central. El taxista permitió que otros dos hombres subieran al carro, y condujo a Kimberly a un área boscosa, donde fue sexualmente abusada por 24 horas. Los violadores dejaron a Kinberly en la calle, desde donde llegó a la clínica. © Vlad Sokhin


Fotografía: Vlad Sokhin - Papua Nueva Guinea, 2011
Molly Liri (42 años) espera por un examen médico en el Centro de Apoyo Familiar del Hospital General de Puerto Moresby. Molly fue brutalmente golpeada por su esposo, un guardia de seguridad, que no le permite salir de casa. En el Centro de Apoyo Familiar le ofrecerán 24 horas de acogida y después deberá decidir si reportar a su esposo a la policía o volver a casa, donde es sujeto de violencia doméstica regularmente. © Vlad Sokhin


Fotografía: Vlad Sokhin - Papua Nueva Guinea, 2011
Andres Sime (39 años), espera por un juicio en una celda, habiendo sido acusado de múltiples violaciones. Estación de Policía de Boroko, Puerto Moresby. © Vlad Sokhin


Fotografía: Vlad Sokhin - Papua Nueva Guinea, 2011
Anna Smith (42 años) y Bernadette Ktui (26 años) viven en el Refugio de Ciudad Misión desde diciembre de 2011. Ellas llegaron muy heridas y decidieron preguntar por tres meses de acogida, no esperando volver con sus esposos que abusaban de ellas. Ciudad Misión de Puerto Moresby puede acoger solo 30 mujeres al mismo tiempo. En la capital de Papua Nueva Guinea, con una población de 300.000 personas, se estima que el 50% de las mujeres necesitan protección por violencia doméstico o de las calles. © Vlad Sokhin


Fotografía: Vlad Sokhin - Papua Nueva Guinea, 2011
El cuarto de examenes en la Clínica Prenatal de Puerto Moresby. Los doctores dicen que cada semana reciben al menos tres mujeres, víctimas de asaltos sexuales. Sin embargo, la mayoría de las mujeres de Papua Nueva Guinea temen reportan la violencia sexual, esperando que sus casos no sean conocidos por sus familiares y amigos. © Vlad Sokhin


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