marzo 31, 2013

ENTREVISTA A GERVASIO SÁNCHEZ

Gervasio Sánchez

Gervasio Sánchez (España, 1959) carga con la herencia de algunas de las mentes más sobresalientes de nuestro tiempo puestas al servicio de la causa humana. Las palabras de la escritora Doris Lessing y del sobresaliente periodista Richard Kapuscinski perviven en la lucha de este extraordinario fotoperiodista que es Gervasio Sánchez.

Sus imágenes son verdades desnudas y su pluma una afilada lanza que Gervasio hunde, con férrea convicción, en el corazón indolente del totalitarismo y del cinismo político.

P: Me gustaría empezar esta entrevista hablando de tu idiosincrasia. La contundencia con la que arremetes contra la clase política es indisociable de tu frontalidad al fotografiar las devastadoras consecuencias de la guerra. ¿Qué te impulsó a emprender este camino como fotoperiodista?

Gervasio Sánchez: Empecé a colaborar con organizaciones humanitarias, como Amnistía Internacional, en temas de derechos humanos cuando estudiaba periodismo en Barcelona. Mis primeros trabajos tienen que ver con la violación de los derechos humanos. Estuve tres meses en chile y allí hice entrevistas a familiares de desaparecidos. A través de estos primeros trabajos me di cuenta que la brutalidad de los conflictos armados era un importante tema a desarrollar para un periodista.

P: ¿Estos primeros trabajos eran estrictamente periodísticos, o ya entraste desde el principio dentro del mundo del fotoperiodismo?

GS: Desde mis primeros viajes yo empecé a hacer fotos, aunque tengo que reconocer que eran muy malas, puesto que nunca hice un curso de fotografía. De hecho, a pesar de que trabajo con cámaras analógicas y película en blanco y negro, ni siquiera se revelar.

Aprendí sobre el terreno, viendo trabajar a grandes profesionales, como se movían y buscaban sus fotos. Tuve la gran suerte de poder estar en contacto con grandes fotógrafos, como Gilles Peress, a los que pude mostrar mi trabajo y aprender de sus críticas, criticas que en ocasiones fueron muy duras, y con toda la razón. Hacer malas fotos y muchas veces volver a insistir sobre el terreno, esa ha sido mi escuela.

P: Como profesional de la información, has sido testigo de los conflictos más descarnados de nuestra historia reciente. Como ser humano tu compromiso ha estado con las víctimas, y con tus imágenes has hecho visible su causa y su dignidad. ¿Cuál es el lugar desde donde debería mirar el fotoperiodista?. Dicho de otro modo ¿cuál es su papel en un conflicto: testigo, héroe, defensor del más débil...?

GS: La primera víctima de una guerra es la verdad, y en este contexto el fotoperiodista intenta estar lo más cerca posible de la verdad. Yo he llegado a la conclusión de que la única verdad incuestionable de un conflicto son las víctimas, por eso creo que estar cerca de las víctimas es estar cerca de la verdad. Ellos representan el drama directo y el dolor, y muchas veces ni siquiera saben las razones por las que su país está la guerra. A menudo he encontrado soldados que no sabían porque estaban luchando.

Se pueden contar las cosas de muchas maneras, pero un fotoperiodista necesita tener la seguridad de que lo que está fotografiando es parte de lo que está ocurriendo, que forma parte del hecho histórico. En definitiva, que es parte de la verdad.

Por esta razón lo que yo hago es aliarme con las víctimas, de este modo ellos están representados y yo trabajo con la consciencia tranquila.

P: ¿Es el periodismo el medio más adecuado para defender a los débiles y frenar las injusticias?

GS: El periodismo es tan importante para una sociedad como la educación y la sanidad. La pregunta es ¿dónde está este periodismo?, ¿los medios muestran este periodismo?. En los medios cada vez brillan más por su ausencia los dramas humanos. Están llenos de babosadas, de entrevistas promocionales a políticos, a cantantes de moda, de la venta de todo tipo de cosas durante los fines de semana...

Yo creo en el periodismo, y lo que hago es periodismo, no periodismo comprometido o periodismo de denuncia..., si hay que poner una etiqueta al periodismo, es porque algo está fallando, porque se ha hecho necesario diferenciarlo de otro tipo de periodismo.

No es raro, ni casual que seamos la cuarta profesión más denostada por parte de los ciudadanos, después de la política. Los medios de comunicación deberían tener espacio para mostrar los dramas humanos y las consecuencias de los conflictos.

Cuando yo presento una exposición nunca me olvido de la prensa. Sé que el dominical de un periódico lo abrirán 2 millones de personas, mientras que una exposición se puede considerar un éxito si la visitan 15.000 personas.

P: El debate en torno a la situación del fotoperiodismo pone de manifiesto la grave desinformación que sufrimos los ciudadanos, pero ¿hasta qué punto somos los propios ciudadanos responsables de esta situación?, ¿nos falta sentido crítico para distinguir el color de la prensa que leemos?

GS: Es un error por parte de la mayoría de los ciudadanos, sino por todos, creer que la democracia es elegir cada cuatro años a nuestros representantes. La democracia debería ser ejercida diariamente.

La elección de un candidato no es un cheque en blanco. No podemos sentirnos satisfechos con ejercer nuestro derecho al voto cada cuatro años. La actitud de los ciudadanos debería ser poner en entredicho a los políticos constantemente, por el incumplimiento permanente de sus promesas, cuestionarlo todo.

Es importante, incluso para nuestro equilibrio emocional, cuestionar todo lo que sucede en la escena política. No deberíamos conformarnos con dar nuestro apoyo a un gobierno, aunque sea malo porque la alternativa es peor. Si jugamos a bajar el listón de la calidad de vida política, tendremos cada vez una peor calidad de la vida política. Solo hay que fijarse en los políticos que tenemos hoy en España y en Europa. Los políticos de hace treinta años eran auténticos maestros de la política si los comparamos con los que tenemos hoy en día. Muchos políticos no saben expresarse, tiene muy poca formación política, muy poca formación literaria y, por supuesto, muy poca formación histórica.

La falta de implicación de los ciudadanos en los problemas sociales es muy preocupante. Es por esta falta de interés que temas como la venta de armas no aparece nunca ni en las encuestas, ni en los debates, ni en la agenda política, aunque tiene mucha más importancia que la que le otorga la ciudadanía.

Las guerras se hacen con armas, algunas con armas españolas, y los conflictos armados provocan un drama humano de enormes proporciones que obliga a la población civil a huir de sus países para poder sobrevivir.

P: Me llama la atención la desmitificación que suele hacerse del fotoperiodista actual, contrapuesto a las heroicas figuras de fotógrafos como Robert Capa. Pero las Guerras a las que dio cobertura el legendario fotógrafo fueron distintas a las guerras de hoy. ¿Qué ha cambiado en los enfrentamientos bélicos?

GS: Capa fue un fotoperiodista de gran importancia dentro de la historia de la fotografía, a pesar de que se ha amplificado mucho su historia. En realidad Capa paso menos tiempo en la guerra que cualquier fotógrafo de 35 años que lleve 10 años en la profesión. Él inventó su propio personaje, probablemente para vender mejor sus fotos. Algo que me parece admirable, si yo hubiese hecho lo mismo me hubiera venido muy bien cuando era joven.

Yo creo que las guerras de los años treinta eran tan peligrosas como las actuales, y hay un gran número de fotógrafos menos conocidos que hicieron igualmente un gran trabajo en aquellos conflictos. El propio Capa, en Sicilia, salto con los paracaidistas vestido de militar, con lo cual ya no había diferencia aparente entre un soldado y él.

Siempre ha sido muy difícil cubrir un conflicto armado, y la prueba es la interminable lista de periodistas y fotógrafos muertos. Lo que sí es cierto es que mueren muchísimos más periodistas locales que extranjeros. Los periodistas locales hacen un gran trabajo sobre el terreno y pagan un precio muy alto por ello.

P: Grupos radicales autofinanciados, guerrillas, mafias... Productos de las luchas de poder de los países más poderosos, son ahora los nuevos enemigos del modelo democrático occidental. ¿Combatirlos significa transgredir los principios de libertad en los que se sustenta nuestra sociedad?.

GS: Yo no pondría a todo el mundo en un mismo paquete. De hecho las guerrillas en América Latina han surgido por motivos diversos, y su comportamiento bélico ha sido más decente en unos caso que en otros. Del mismo modo, tampoco se puede poner en el mismo saco a todos los grupos armados que hay en Irak. Hay grupos armados puramente terroristas y grupos que luchan porque ven la intervención norteamericana como una agresión a su patria.

Cuando he tenido la ocasión de hablar con guerrilleros, he intentado hacerles ver que es un error utilizar el terrorismo, que en la guerra hay unas reglas que deben ser respetadas, incluso por los grupos irregulares. Un grupo armado busca el efecto más dañino y es evidente que el eslabón más débil en una guerra es la población civil, los políticos y los militares están blindados.

Los conflictos internacionales que hay en el mundo, especialmente en oriente medio, ha provocado que grupos que hace 20 años luchaban con piedras hoy luchen con bombas, habría que preguntarse porque esto ha pasado, quien ha permitido que esto ocurriese.

P: ¿Será el terrorismo una lucha sin victoria?

GS: La situación de alarma terrorista permanente, a veces por razones claras, otras porque es una forma de justificar algunas leyes y decisiones políticas, es muy preocupante. Se está coartando las libertades individuales, y provocando situaciones desastrosas, como es el caso de los aeropuertos, donde te maltratan, muchas veces de forma aleatoria e injustificada, únicamente por tener una actitud o aspecto determinado.

Es un problema que también afecta a la prensa, cada vez hay más amenazas por publicar algunos trabajos o por tratar la información de una determinada manera.

No obstante, incluso los hechos terroristas más brutales responden a unas causas, si no se intenta solucionar las causas, va a ser muy difícil acabar con las situaciones de violencia.

Los grupos armados del territorio palestino abandonaron el terrorismo en los setenta, se enfrentaron a la ocupación con piedras en los ochenta y, desde mediados de los noventa, han vuelto a utilizar el terrorismo. Quizás tendríamos que preguntarnos que es lo que está pasando en una zona donde, después de 50 años, sigue habiendo el mismo nivel de violencia. Porqué no hay interés en solucionar el problema, o si hay determinados grupos o gobiernos que no quieren solucionarlo.

P: Guerras sin bajas militares, es la fórmula política para que nuestra sociedad acomodada siga disfrutando de su despreocupado hedonismo, sin que la muerte de soldados pesen en la conciencia colectiva. Pero una guerra tecnificada, implica la masacre de la población civil y terribles pérdidas en infraestructuras. ¿No será el terrorismo radical un modo de buscar compensaciones a la devastadora intervención militar que se ha hecho en países como Irak?

GS: Imponer el terror, es siempre condenable. No hay que olvidar que también existe el terrorismo de estado y que también se ejerce.

Cuando un país, como Estados Unidos, invade otro país, como Irak, para facilitar su buena imagen, y no solo para derrocar a su máximo responsable, Sadam Husein, destruye las instituciones y las infraestructuras del país, desautoriza a las fuerzas militares y a la policía del país, permite los saqueos, permite el descontrol. En definitiva, permite la lamentable situación que se creó en el 2003, y provoca un vacío de poder. Lo que puede pasar es que de ese vacío de poder nazcan grupos insurgentes, unos dispuestos a disparar, y otros dispuestos a hacer terrorismo.

Todo lo que ha ocurrido en Irak desde el 2003, ha sido parte de un plan por parte de Estados Unidos que ha fracasado totalmente. Y ante este fracaso y la incapacidad de entender la historia del país, se está produciendo una situación rocambolesca.

Ahora mismo, los propios americanos están intentando negociar con los grupos terroristas, intentando diferenciar unos grupos armados de otros, para formar coaliciones y aislar a los grupos más letales. Es el resultado de una guerra totalmente absurda y de una planificación de la post-guerra irakí, que personalmente conozco muy bien, desastrosa en todos los sentidos.

Mediante la información que se difunde, uno puede llegar a pensar que hoy hay menos muertos en Irak y que finalmente el plan de pacificación americano está triunfando. Nada más lejos de la realidad. Hay menos soldados muertos porque salen menos a la calle, y hay menos civiles muertos por la limpieza étnica que se ha hecho. Hay barrios enteros en Bagdad que antes eran multiétnicos y que hoy pertenecen a una sola etnia. Los ciudadanos de otros grupos religiosos han huido o los han matado.

P: Llevas años luchando, dentro y fuera de nuestras fronteras, contra la hipocresía y el cinismo de la clase política. A las puertas de las elecciones legislativas, ¿crees que hoy estamos más cerca del final de la fabricación de armas en España?.

GS: Este gobierno, que nació contra la guerra, la de Irak, no solo no ha dejado de fabricar armas, sino que ha duplicado la venta de armas, incluidas las bombas de racimo, tan letales y antidemocráticas como las minas. Incluso se están exportando armas a países con conflictos internos o vecinales, como Colombia y Venezuela, países entre los cuales se cuenta más de un desliz histórico.

Es evidente que el gobierno no es sensible a este tema, porque la opinión pública tampoco lo es. Si los ciudadanos no somos receptivos a este tipo de tragedia y entendemos la importancia de que un país como el nuestro no esté metido en el mercadeo de armas, hay pocas posibilidades que este tema pase a formar parte de la agenda de nuestros políticos.

P: Has dejado oír tu voz crítica ante esta vergonzosa actitud que han tomado, sin excepción, los distintos gobiernos que se han sucedido en España. ¿Has podido recoger algún tipo de reacción por parte de la clase política? 

GS: Los políticos son muy listos, o por lo menos sus asesores. Si declaro públicamente que es una vergüenza que este gobierno socialista, que nació contra la guerra, haya duplicado la venta de armas, saben que responder abrirá un debate, así que su actitud es no entrar en este debate, y así consiguen minimizar la repercusión mediática.

Lo que he advertido de los políticos es que no están acostumbrados a que les digan las cosas claramente. Y en algunos casos su reacción es sorprendentemente receptiva e incluso positiva.

En mi visita al parlamento, ataqué muy duramente a Federico Trillo, por aquel entonces presidente del Congreso. Más tarde él recordó en una entrevista como le saqué los colores en aquella ocasión.

A veces en los sectores conservadores hay gente muy influenciada por la iglesia, gente que cree en la función social de la iglesia, y pueden llegar a ser más sensibles y receptivos a determinados temas que otros políticos del sector más progresista. Es vergonzoso que personas de línea más izquierdista, se comporten más miserablemente que otras que supuestamente por ideología podrían adoptar una actitud más cínica.

Yo soy poco dado a criticar a los políticos por su militancia, prefiero esperar a ver que hacen y criticarlos después.

P: Vidas minadas, 168 millones de minas plantadas en 78 países. Tus imágenes son el testimonio de sus terribles consecuencias. ¿que ha representado esta lucha en tu trabajo y en tu vida?

GS: La relación que he establecido con las víctimas es muy cercana, en algunos casos más que en otros. Empezó en el año 1995, en un momento de mi vida en la que yo tenía todavía una visión romántica del periodismo. Creo que la historia ha ido creciendo y 10 años después tiene cada vez más fuerza, porque son historias que empezaron con un buen soporte.

P: ¿Qué secuelas te han dejado a ti las minas anti-persona?

GS: No soy partidario de hablar de lo que me afecta mi trabajo...

No me gusta porque me da la sensación que algunos periodistas tienen tendencia a hablar más de sí mismos que de las cosas que ocurren. Helder Cámara, conocido obispo brasileño partidario de la no violencia, decía en una entrevista: “las personas que trabajan en contacto con el sufrimiento acaban siempre preñadas de dolor?. Yo estoy muy de acuerdo con esta definición, y me sirvo de ella a menudo. Siempre he pensado que el día que deje de sentir lo que estoy haciendo, abandonaré el periodismo. No quiero acomodarme, ni convertirme en un viejo cínico, como tanta gente que he conocido, algunos ya muertos, quien sabe si en un intento de disfrazar sus propias angustias.

Cuando llevas muchos años viendo día tras día, como la gente sufre, como la gente muere, como las promesas se incumplen, como las mentidas se agolpan, como todo se convierte en un espectáculo y los medios usan a las víctimas para usar y tirar...es algo que desmoraliza muchísimo y se hace necesario buscar el propio equilibrio. En mi caso, cuando tengo la posibilidad de decir las cosas públicamente las digo, y así logro un poco de compensación anímica.

P: En la emotiva presentación en Barcelona de tu libro “Vidas Minadas. 10 años Después? tuvimos el privilegio de escuchar el testimonio esperanzador de algunas de las víctimas de minas anti-personas que has fotografiado a lo largo de estos 10 años. ¿Qué perspectiva se puede dibujar para la población civil en estos países, donde se convive con las minas y con sus secuelas?.

GS: Según los países. El acceso a prótesis gratuitas es casi un milagro en países como Camboya o Mozambique, es una situación gravísima. En estos países donde rige la ley del más fuerte, una persona mutilada se encuentra con muchas dificultades para poder sobrevivir, empezando por la imposibilidad de conseguir un trabajo.

En otros países, como Bosnia, donde los heridos por minas reciben una pensión, la situación es mejor. Pero en todo caso, ninguno de los protagonistas de “Vidas Minadas? tiene una vida fácil, ni mucho menos, tienen una vida muy dura.

P: ¿Seguirá tu lucha?. ¿Habrá un “Vidas Minada. 20 Años Después?

GS: Por supuesto. Este trabajo me ha enfrentado con historias durísimas que empezaron de forma muy dramática y creo que no tendría ningún sentido abandonarlo. Ahora van a empezar a pasar cosas distintas en las vidas de estos chicos: se están casando, tendrán hijos.

Ellos van a seguir siendo víctimas de las minas toda su vida. Mi opinión es que podemos aprender más sobre los conflictos armados con este tipo de historias, con un recorrido largo en el tiempo, que con reportajes de actualidad o con cifras estadísticas.

Con Adis, por ejemplo, he ejercido de padre, he compartido su dolor, le he acompañado en las diversas operaciones a las que se ha sometido y me gustaría estar presente el día que nazca su primer hijo.

P: Muchísimas gracias Gervasio por brindarnos la oportunidad de ver a través de tus ojos estas historias llenas de dolor.

GS: Gracias a vosotros.

NKN

marzo 30, 2013

UNA DÉCADA DE GUERRA EN IRAK: LAS IMÁGENES QUE MÁS LOS CONMOVIERON - PARTE 3



Stanley Greene - Irak, marzo 31 2004
Nececitaba ir a Irak. Presioné para ello. Nadie pordía enviarme -y nadie me dejaba ir. La invasión sicedió sin mi, y pensé iba a perdérmela. De seguro, la guerra había terminado para George W. Bush. Pronto, se volvió claro para mí que tenía tiempo. Esta guerra estaba muy lejos de terminar, y peor, estábamos muy lejos de ganar. La tecnología falló al obtener una rápida y clara victoria y ahora hemos caído. Iba a hacerlo de la forma como ellos lo hicieron antes, durante la otra guerra sucia -fotografiarla con una Leicca. 
Quería cubrir Irak de la manera que mis héroes cubrieron Vietnam y Beirut. Teníamos que ir hasta Fallujah para encontrarnos con los insurgentes, para fotografiar el escondite de sus armas. En vez de eso me llevaron a un par de cuerpos calcinados: "Espías." Contratistas del mercado negro. Al ver esos cuerpos quemados me impresionó. De vuelta en el hotel, me senté y lloré. Había perdido algo ese día y sabía que no iba a recuperarlo. 


Maya Alleruzzo - Irak, abril 17 2004
Murió en el campo y llevaron su cuerpo directo a la morgue del Hospital de Combate en la Zona Verde donde estaba ese día. "Necesita ver esto," me susurro alguien. Era algo en su voz -no pregunté nada y solo lo seguí a la morgue. Dos médicos, un doctor y un capellán estaban ahí, en silencio al lado del cuerpo de un joven sargento que había muerto instantáneamente bajo fuego cerca a Bagdag. Pensé que debía preguntar si de verdad me estaba permitido estar ahí. Pensé que debía preguntar si a nadie le importaba. Pero nadie me dijo nada, entonces traté de estar en silencio y trabajar rápidamente. Ese mes -abril de 2004- fue la fecha con más muertes de estadounidenses desde la invasión. Estaban acostumbrados hasta ahora. Pero para ellos, parecía que cada muerte era un ritual solemne- lento, deliberado, casi tiernamente. 
No fue la gravedad de sus heridas lo que llamó mi atención -donde se suponía debía estar su rostro no había nada- fueron las cosas que sacaron de sus bolsillos. Había un tubo azul de Chapstick, una chequera, una cartera con un retrato del soldado con su familia. Finalmente, el médico, Scott Gillis le quitó el anillo de matrimonio, poniéndoselo en su dedo anular para guardarlo hasta que lo hubieran alistado y enviado a casa con su esposa, quien no debía saber en ese momento que era viuda. 


Muhammed Muheisen - Irak, abril 26 2004
Mirando esta foto diez años después, aún siento que fue ayer. Recuerdo el miedo que sentí cuando tomé esta foto y la emoción de cubrir mi primera guerra a los 22 años. 
Recuerdo una multitud llegando al sitio y varios sonidos de personas gritando y corriendo. El hombre sobre el hunvee gritaba Allahuakbar, Allahuakbar. También recuerdo el miedo de verme en el medio si llegaban las tropas de E.U. y empezaran a disparar para dispersar a la multitud. Por último, recuerdo la ira que vi en el rostro de este hombre al momento de verme y decidió perseguirme. Tuve que huir del sitio inmediatamente ya que los fotógrafos en ese momento solían ser atacados y secuestrados. 


Adrees Latif - Irak, mayo 23 2004
E.U. Volví de Irak en 2004 poco después de que 4 militares contratistas fueran emboscados y después colgados de un punte sobre el Eufrates. Esta vez estaría con soldados de E.U. responsables de monitorear el perímetro alrededor del Falluja. El moderno acto de periodistas junto con militares de E.U. era un concepto nuevo y pronto aprendí que en el campo mis cámaras y las fotos no eran vistas como aliados. En mayo 13 de 2004 un carro de nuestro convoy chocó contra un  Aparato Explisivo Improvisado (IED) y salí de nuestro hunvee para fotografiar los eventos. Mientras iba de camino hacia el impacto, un soldado se quedó a unos pocos pasos de mi lente. Me moví a la izuierda para evitar su presencia pero me siguió. La mirada en sus ojos y la expresión en su rostro hizo que bajara mi cámara y me alejara. Diez días después los soldados fueron emboscados en el mismo camino. Esta vez me quedé atrás y fotografié lo que pude. 


Robert King - Irak, junio 5 2004
Un soldado del Battery B, 3er Batallón, Campo de artillería 112, Guardia Nacional del ejército de Lawrence, N.J. llora al extraer el cuerpo del 1er Cav, Especialista del Ejército Ryan E. Doltz. Doltz murió junto con el Sargento Humberto Timoteo después de que un IED explotara bajo su carro durante una patrulla en la ciudad de Sadr. 
Esta foto fue tomada unos días después de que yo escapara de ser secuestrado en Fallujah. El secuestro y la amenaza de muerte fue una experiencia sobrecogedora que me afectó mental y físicamente. En vez de empacar y salir de ese teatro de la guerra, decidí quedarme y continuar trabajando. Al hacerlo fui capaz de lidiar con el impacto psicológico de una manera saludable y productiva. La foto aún me persigue, y a veces, miembros del Battery B, 3er Batallón, Campo de artillería 112, Guardia Nacional del Ejército, han llegado a agradecerme por mi trabajo. Ofrece un cierre a esta horrible tragedia donde héroes estadounidenses ofrecieron su último sacrificio por su país.


Moises Saman - Irak, julio 2004
Tomé esta fotografía un año después de la caída de Saddam Hussein. Conducía alrededor de un barrio en expansión de la ciudad de Sadr, conocida como la ciudad de Saddam, cuando en un callejón vi a un hombre joven tratar de domar a un hermoso caballo blanco. La escena era fascinante porque el animal parecía fuera de lugar. Recordando esto, la foto representa para mi la opulencia del reino de Saddam, y la lucha del pueblo iraquí para mantener un sentimiento de control con lo que quedó del antiguo régimen. 


Kael Alfrod - Irak, agosto 21 2004
Durante muchas semanas en julio y agosto de 2004, la milicia de Sadr y las fuerzas de E.U. se enfrentaban en una batalla campal en Navaj, Irak. La milicia de Sadr tomaron el control de la ciudad y radiaba a través de círculos concentricos desde el santuario del Imán Ali, el corazón simbólico del Islam shiita en Irak. Combatientes de todas las edades de todas partes del país, incluyendo algunos de Irán, se unieron a los fuerzas de E.U. Me las arreglé para cruzar el frente con un puñado de periodistas para cubrir la batalla desde la posición de los combatientes del Sadr y aprender su punto de vista en la batalla. 
En la frontera de medina, junto a los bulevares en el que los tanques estadounidenses merodeaban, los combatientes disparaban contra los tanques con armas pequeñas y cohetes de hombro, y luego se retiraban al laberinto de la ciudad antigua. Los francotiradores de ambos lados guardaban el frente. Fue ahí donde nos cruzamos con el cuerpo de este pobre hombre muerto la noche anterior por una bala de gran impacto en la cabeza. Un ciudadano de Najaf que vivía cerca cubrió el cuerpo del anciano con su propia capa, de algodón negro tradicional del sur de Irak. Fue un gesto conmovedor de respeto. No supimos la identidad del hombre y no pudimos confirmar cómo murió, aunque el hombre que cubrió su cuerpo dijo que había sido un francotirador estadounidense. 
La ironía de esa batalla en particular fue que incluso las fuerzas estadounidenses recibieron pocas bajas y fácilmente las armas de la milicia de Sadr con sus aviones de guerra, tanques y artillería pesada, en el momento de cese al fuego fue negociado, el movimiento Sadr, con su plataforma anti-E.U. reclamó una victoria moral al defender el santuario de las fuerzas de E.U. y mantenerlos a raya. Ganaron muchos seguidores políticos en el proceso. 


Luis Sinco - Irak, noviembre 2004
El soldado Lance Corp. James Blake Miller estuvo con el Batallón Primero de la Marina, Regimiento 8, durante el asalto al bastión insurgente de Fallujah. Su vida fue alterada en el crisol de la batalla. Sicui y cansado, encendió un cigarrillo.
Los árabes tienen dos dichos: "Insha´Allah" (Buena voluntad) y "Maktub" (Está escrito). Algún día, en el medio, podamos encontrar la verdad.


Andrea Bruce - Irak, 2004
Vestidas con abayas negras, más de 500 mujeres, la mayoría viudas, marcharon en la ciudad de Sadr en contra de la violencia que plagaba su barrio y país. Las bombas suicidas y las tumbas masivas eran común. Las personas desaparecía. Aún así, los iraquíes encontraron una nueva libertad para protestar. Pero una protesta liderada por mujeres, vociferanco su odio por toda la violencia causada por todos los frentes, era rara. Sus cantos eran feroces y con ira. Después la celebración. Después agotadas. Como si descubrieran sus voces y las usaran les hiciera ver el costo mucho más claro.


Ashley Gilbertson - Irak, noviembre 13 2004
De todas las imágenes que hice en los seis años que pasé trabajando en Irak, esta es la fotografía que mejor representa mi experiencia de guerra. La naturaleza anónima de la foto habla de cómo peleamos la guerra. La sombra del soldado sobre la pared es apenas un símbolo: de la fuerza estadounidense y las políticas hechas en Washingtown e implementadas en el Medio Oriente. Cuando los insurgentes mataban fuezas de E.U, no trataban de matar a Demarkus Brown, un hombre joven de una pequeña ciudad que sus padres amaban más que a nadie en el mundo. Esperaban matar el símbolo, dañar los ideales estadounidenses. Cuando el ejército de E.U. pelea contra el enemigo, se convierten en eso: el enemigo. Apuntando a través de sus lentes de hierr, un soldado no está viendo a Mohammad Rezzaq, un padre con 4 hijos que lo esperan en casa, solo ve a AQI (Al Qaeda en Irak) o un combatiente del ejército Mahdi. Al personalizar la guerra se hace más difícil halar el gatillo y tal vez imposible hacer la guerra a gran escala. La representación del "otro" anónimo es cómo nos ofrecemos a la pelea. 


Lyndsey Addario - Irak, noviembre 2004
En noviembre de 2004, un reportero y yo logramos acceso sin precedentes al hospital teatro en Balad, donde docenas de tropas estadounidenses eran tratadas mientras salían a la batalla durante el cerco a Fallujah. Por cindo días, fotografié jóvenes y viriles hombres estadounidenses en el área de emergencia, en varios estados de conciencia y con todo tipo de heridas. Eran tratados por el equipo médico que apenas comía o dormía, y muchos fueron trasladados a la base estadounidense en Ramstein, Alemania para tratamientos más avanzados. En Balad, improvisaban: buses escolares amarillos eran usados para trasportar a los heridos y aviones de carga fueron convertidos en hospitales en vuelo, cargando con heridos en camillas atadas al piso del avión. 


Ed Kashi - E.U., enero 17 2005
Después de cuatro viajes a irak para cubrir la invasión y las consecuencias del conflicto entre marzo de 2003 y abril de 2004, me dí cuenta de la necesidad e importancia de contar la historia de las tropas estadounidenses volviendo heridas de la guerra. Se habían sacrificado físicamente y destrozado mentalmente por esta nueva clase de guerra y conflicto asimétrico, peleando con un enemigo escondido y siempre al acecho en las sombras. Me comprometí al punto de documentar la situación de veteranos volviendo de Irak. Uno de los personajes que fotografié fue BJ Jackson, en la foto en su cama con sus dos hijas en casa. Tuve la oportunidad de conocer a BJ y a su familia cuando estaba en recuperación en el Centro Médico del Ejército Brooke en San Antonio, Texas. Esta foto fue hecha un años después en su casa en Des Moines, Iowa. 


Chris Hondros - Irak, enero 2005
Lo siguiente es un extracto escrito por Chris Hondros sobre su fotografía. El escrito fue tomado de su computador portatil después de morir en una asignación en Libia. 

A las seis en Tal Afar, no está oscuro todavía. La oscuridad se cernía sobre los caminos y callejones con solo la luz azul del cielo. Nadie estaba afuera. Mientras caminabamos hacia el bulevar, en la distancia pudimos ver un carro hacia nosotros. Con todo los carros bombas en Irak, grupos de soldados estaban entendiblemente nerviosos sobre cualquier carro que se les aproximara, y no permitían carros particulares pasaran el perímetro de sus patrullas de pie, particularmente de noche. "Vimos un carro venir" dijo alguien, mientras entrábamos a la intersección. Pudimos ver el carro a unos 100 metros pero dudo que pudiera vernos -era difícil ver a este grupo de hombres camuflados de negro en la penumbra. En seguida sentí algo malo, por eso me moví a un lado del camino, fuera de la línea de fuego de alguien. El carro siguió acercándose; no pude ver a nadie de mi equipo pro pude escuchar el motor, un zumbido alto que sonaba más a acelerar que a reducir la velocidad. Estaba a unos 47 metros.
"¡Paren el carro!" gritó alguien, al parecer al mismo tiempo que alguien disparaba como señal de advertencia -intermitentemente. El carro siguió aproximándose. Y entonces tal vez menos de un segundo después una cacofonía de fuego, un recital de disparos en un estruendo caótico. Miré con silencio atónito. Los soldados empezaron a aproximarse con cuidado. El sonido de un niño llorando llegó desde el carro, y mi peor miedo se hizo en instantes realidad. Caminé hacia el carro y una adolescente cubriéndose la cabeza llegó desde atrás, gimiendo y gesticulando. Después de ella llegó un niño, cayendo al suelo desde el asiento, dejando una charco de sangre.
"¡Civiles!" gritó alguien, junto con una corriente de insultos, y los soldados corrieron. Más niños -que resultaron ser seis- empezaron a salir, llorando, sus caras manchadas de sangre. Las tropas los llevaron a un lado del camino. En ese momento estaba completamente oscuro. Ahí, trabajando solo con las luces de sus rifles, un médico de la Aramada empezó a evaluar las heridas de los niños, llevando sus manos hacia arriba y hacia abajo de los cuerpos de los niños como si los registrara, buscando heridas. Increíblemente, la única herida era una niña con una mano cortada y un niño con  una herida en su espalda que sangraba mucho pero no era grave. El médico inmediatamente lo vendó, mientras el niño se agachó contra la pared, mientras en su rostro mostraba más miedo que pánico.
Desde el lado pude ver el parabrisas antibalas moteado, e incluso mis nervios saltaron -el cnductor del carro, un hombre, recibió tantos disparon que su cabeza había colapsado, dejando su cuerpo grotestamente desfigurado. Una mujer también yacía muerta en el frente aún cubierta con su ropa musulmana y muy difícil de ver. Encontraron bolsas para cuerpos y los soldados los colocaron en ellas. Mientras tanto, los niños continuaban gimiendo y gritando, acurrucados contra la pared, entre los soldados que curaban sus heridas o tratando de consolarlos. El traductor del ejército me dijo después que eran una familia turca y la adolescente gritó: "¿Por qué nos disparan?, ¡no tenemos armas! ¡Íbamos a casa!"
Hubo un pequeño retraso en tener los vehículos armados listos, y pronto en convoy se movió hacia el Hospital de Tal Afar. Era grande y sorprendentemente bien equipado, con doctores de aspecto sombrío en batas blancas deambulando por los pasillos. Los niños más jóvenes fueron llevados por los soldados y su hermana adolescente. Solo el niño con la herida en su espalda necesitó algo más de atención médica, y los médicos del ejército y un doctor iraquí pronto habñaron de su prognosis: "Oh, estará bien," dijo el doctor iraquí en un mal ingles, poniendo rápidamente la piel sobre la herida, causando que el niño gritara. "Cuidaremos de él."
El capitán de la unidad, Thomas Siebold, insistió para que los niños se quedaran en una sala de espera cuando las bolsas con los cuerpos, que esperaban afuera en camillas, fueran traídas por los doctores para ser llevadas a la morgue. "Han visto suficiente," dijo. "No quiero que vean nada más esta noche." Pensé en la oficina del Seibold donde lo conosí antes, y la foto de su sonriente hija de 5 años llenaba el escritorio por entero donde estaba su computador.


Seamus Murphy - E.U. agosto 2005
Esta foto fue tomada en el Centro médico del ejército Brooke en San Antonio, Texas. Fui allí a fotografiar el tratamiento y rehabilitación del personal militar de la guerra en Irak. Había llegado a Texas un día antes para mi cita en el Brook y conduje a la protesta de Cindy Sheehan y otros afuera del rancho de George Bush en Crawford, Texas. La protesta anti-guerra se había convertido en una manifestación sin gracia entre personas anti-guerra y partidarios de Bush y la guerra.
Estuve en Brooke al siguiente día. Cuando entré, la atmósfera estaba cargada de fuerza positiva generada por los fisiatras y los entrenadores. Como resultado, los pacientes eran muy francos y luchaban para mantener la compostura mientras me encontré tomando sus manos que sentí como caucho endurecido, carentes de carne o vida y mirándolos a los ojos perdidos en sus rostros desfigurados.
Tenía que hablar con este chico y su madre. Les pregunté si podían pasar al pasillo para fotografiarlos en un ambiente más neutral. El chico se acercaba a su madre entre fotos. Al final me preguntó en broma que hiciera algo mágico en el computador para borrar los defectos en las fotografías. Sus defectos. Que extraordinario y maravilloso para mí es que le molestaba a ella era como luciera en las fotografías. Era una mujer común preocupada por su apariencia, cualquier madre de cualquier hijo. Ella solo veía a su hijo a su lado, y simplemente estaba feliz de que hubiera regresado a casa.

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marzo 28, 2013

UNA DÉCADA DE LA GUERRA EN IRAK: LAS IMÁGENES QUE MÁS LOS CONMOVIERON - PARTE 2

Andrew Cutaro - Irak, abril 8 2003
Apenas recuerdo tomar esta fotografía. No estaba preparado para los rigores físicos y mentales de cubrir a los soldados. Estaba exhausto y desorientado hasta el límite en este punto, entonces al ver esta escena, pensé que estaba alucinando. La matanza había llegado y se había convertido en algo personal mientras que las fuerzas de invasión se movían desde el desierto hacia las áreas urbanas. Esta foto fue tomada a las afueras de Bagdag antes de que cayera. A los soldados les dijeron que esperaran una batalla sangrienta entre las calles de la capital y los hombres de la Compañía Lima 3/7 estaban preparándose para ello.


Ron Haviv - Irak, abril 9 2003
Mientas Bagdag caía, dejé mis cosas y me dirigí a la Plaza Firdos. Cuando caminaba por las calles pude ver racimos de celebraciones, repartiendo flores, pequeñas estatuas de Saddam cayendo, junto con continuas peleas callejeras y el inicio de los saqueos. Los soldados -que a petición de algunos periodistas aterrados en los hoteles alrededor de la plaza que les dieran protección durante el vacío de poder - llegaban. Dentro de la plaza, un pequeños grupo de iraquíes estaban tratando de derribar la gran estatua de Saddam con cuerdas y martillos. Una vez se dieron cuenta de la futilidad de sus esfuerzos, le pidieron al comandante ayuda. Él obligado y como la asistencia fue pedida, un soldado de E.U. puso una bandera estadounidense sobre la cara de Saddam. Para muchos, esto cambió la imagen de la liberación a una de ocupación. 


Jerome Delay - Irak, abril 9 2003
Que puedo decir -casi me pierdo el momento. estaba con mi amiga Alexandra Boulat corriendo en el otro lado de la ciudad fotografiando el saqueo a los edificios del gobierno. Muchas estatuas de Saddam habían sido derribadas antes, pero por alguna razón, esta se convirtió en un ícono. 
Mirándola ahora aparecen un par de fantasmas. Dos días antes, los estadounidenses dispararon contra el Hotel Palestina y mataron dos amigos. Dos personas que habían dado seis meses de sus vidas para cubrir la historia desde el otro lado. Dos personas para quienes a guerra no había terminado, y nunca terminará. Dos personas que no pudimos salvar. Jose Couso murió de sus heridas. Taras Protsyuk murió en mis brazos. 


David Guttenfelder - Irak, abril 10 2003
A comienzos del 2003 pasé tres meses en Irak, controlado por las estrictos cuidadores iraquíes, mirando el surgimiento de la guerra, y nerviosamente esperando que la invasión llegara a nuestros pies en Bagdag. 
Pero en los días que la ciudad capital cayó, no estaba en Bagdag sino en el sur cubriendo la toma de los británicos a Basra. Yo era lo que ellos llaman un periodista "unilateral". No volví al Hotel Palestina con el ministro de cuidadores informantes. No me incorporé o uní al avance de las tropas estadounidenses. Para mí, ser unilateral significaba conducir en un camión lleno de comida y tanques de gasolina sin rumbo en un lugar sin ley, parando cuando pudiéramos fotografiar el caos. Antes de anochecer, buscábamos algún lugar a salvo para parquear y dormir en la noche. 
Había escuchado las noticias en la radio sobre la estatua de Saddam cayendo en la Plaza de Firdos en Bagdag. Me sentí muy lejos del epicentro de la historia de alguna forma. Basra se sentía más como un desierto. Mi colega, el escritor Tini Tran y yo pasamos lentamente un camión que arrastraba algo en un camino polvoriento. ¿Qué era esa cabeza? Nos devolvimos y ella condujo junto con estos hombres jalando la cabeza de una estatua decapitada. Tomé una foto o dos desde la ventana del camión. Me sentí como si no importara el lugar del país en el que estaba. Las cosas estaban pasando y cambiando a nuestro alrededor. Fotos sorprendentes habían en todas partes. 


Antonin Kratochvil - Irak, abril 12 2003
Para mí, es sobre el efecto de la guerra en estos niños. Hecha durante los primeras semanas de la guerra, estos niños jugaban a la guerra en el campo de batalla de la ciudad de Umm Qasr. Se podía escuchar la batalla de Basra rugiendo a 60 km del lugar. 


James Nachtwey - Irak, abril 22 2003
La invasión apenas había terminado pero la guerra apenas empezaba cuando los Shiitas hicieron una peregrinación a Karbala. Decenas de miles de personas en una mezquita dedicada al santo martirizado. En un frenesí de devoción religiosa, una larga procesión de hombres cantando por las calles flagelándose a sí mismos con cadenas o cortando sus cabezas con cuchillos. En el medio del caos, un grupo de mujeres vestidas con chadores pararon a rezar en frente de la mezquita, y una mano extendida en devoción se convirtió en el ojo de la tormenta. 


Timothy Fadek - Irak, mayo 14 2003
Nunca olvidaré el calor, sobre los 43°C. Había estado trabajando en el sol por horas y estaba apunto de sentarme y descansar cuando escuché a un hombre llorar. Su llanto era tan fuerte y agonizante que parí a todos en pie. El hombre apenas había identificado los restos de alguien de su familia, Sostenía la bolsa con los huesos y la ropa, y se subió a un pequeño bus. 
Fue en un sitio de nuevos descubrimientos de tumbas en Al-Mahawi, una ciudad a 128 kms al sur de Bagdag y junto a las ruinas de la antigua Babilonia. 3.000 cuerpos habían sido sacados, los demás estaban en bolsas plásticas. Las familias buscaban por cosas, tarjetas de identidad, trozos de ropa u otras pistas -para ayudar a identificar a sus seres amados, víctimas durante la revuelta de Shia en 1991 contra el régimen de Saddam Hussein. 
Mirando atrás, no hay duda en mi mente que la guerra era trágica, un error catastrófico. Aún así, es importante recordar que Saddam Hussein en verdad gobernó en terror y con brutalidad medieval, y esta foto es prueba de eso. ¿Es Irak mejor sin Saddam? A pesar de 10 años de ocupación estadounidense y continua violencia, muchos iraquíes no están seguros y yo tampoco. 


Thomas Dworzak - Irak, julio 2003
En los inicios de la guerra, tropas estadounidenses conducían alrededor de los barrios iraquíes en humvees. Después, se incrementó la distancia, la protección, la seguridad detrás de las ventanas a pruebas de balas. Y casi me enfoqué por entero en fotografiar estadounidenses, desde que difícilmente pude encontrar algún iraquí. 


Geert van Kesteren - Irak, agosto 4, 2003
En el insoportable calor de agosto de 2003, estaba en otra pisión. Apestaba a orina y a sudor. Allí tres prisioneros, como animales en la suciedad detrás del alambre de púas, vigilados por soldados con porras. El comandante pensó que era una escena desagradable, pero no sabía qué más hacer con los detenidos. Sin embargo, las cosas pudieron ir a peor. "Debe estar ahí cuando entregue a estas personas a la base en Tikrit para interrogarlas. Entonces los soldados patearon la espalda de los prisioneros para esposarlos lo más ajustado posible alrededor de sus muñecas. No quiero saber qué más está pasando ahí."
Esto fue durante el periodo de atrocidades en Abu Ghraib. Meses después, en diciembre, el Secretario de Defensa de E.U. Donald Rumsfield tuvo la audacia de decir que los prisioneros en Irak eran tratados "muy, muy bien." Las preguntas sobre los por qués de la guerra empezaron a ser más fuertes y claros, y no solo en Irak. 


Stephanie Sinclair - Irak, agosto 21 2003
Los pocos de nosotros que habíamos estado en una invasión y los primeros meses de ocupación creíamos en la opinión teñida de rosa que los E.U., en efecto, fueron exitosos al ganar la guerra y el corazón y las mentes de los iraquíes durante la reconstrucción. Pero, tal vez inocentemente, yo no esperaba la implosión de la sociedad iraquí tan pronto tampoco. Cuando los cuarteles de las NU en Bagdag fueron atacados en tan gran escala se volvió muy claro que además de perder los corazones, las mentes y las vidas, los E.U. habían empezado a perder el control, y tal vez, incluso más importante, un sentido de perspectiva acerca de a lo que se enfrentaban. Muchos de nosotros preguntábamos si habían tenido uno, para empezar. 


Kate Brooks - Irak, septiembre 29 2003
Un estimado de 125 personas fueron asesinadas por un carro bomba en la Tumba del Iman Ali en Najaf. El ataque tenía como objetivo a un prominente clérigo Shiita y ocurrió cuando los fieles salían de sus plegarias de domingo. Fue el incidente más violento del que recuerde ser testigo en mis 15 años de carrera como fotoperiodista. Cuando pienso en ese día de 2003, siempre recuerdo a el iraquí sosteniendo su pierna desmembrada en medio de la calle, mirándome con una mirada de interrogación como si supusiera que yo sabía qué hacer. Diez años después de tomarle esta foto sigue siendo muy gráfica para ser publicada. 
Mi colega desconcertado (que había estado sacando cuerpos de las ruinas) y yo nos miramos entre la multitud- el hombre con la pierna se paró entre nosotros. Ninguno de nosotros ha olvidado ese momento o la carnicería, el terror y la confusión que sentímos, vimos y recordamos de ese día. Hombres histéricos sollozaban en medio del caos mientras otros trataban de pegarme en un arranque de ira por ser estadounidense. Seguí fotografiando y moviéndome mientras la policía iraquí me protegía. 


Mike Kamber - Irak, octubre 27 2003
Esto fue la mañana que todo cambió para mí. Las tropas de combate de E.U. estaban a punto de volver a casa y yo había sido enviado a Irak a cubrir el "retorno a la normalidad" como lo puso el editor. Joao Silva y yo estábamos alrededor cuando una enorme explosión golpeó nuestra casa. El bombardeo resultó estar a un milla de distancia. Fuimos los primeros periodistas en la escena y encontramos la Cruz Roja destruida por un camión bomba; docenas murieron. Mientras fotografiábamos, hubo otra explosión alrededor de la ciudad. Pienso que la cara de este soldado lo dice todo, el impacto era que eso no era "volver a la normalidad."


Mauricio Lima - Irak, enero 28 2004
Cuando pienso en Irak, pienso en Ayad Ali Brissam Karim. Conduciendo alradedor de Bagdag encontré a Ayad con su padre Ali (un soldado de la Guardia Republicana durante la Guerra del Golfo en 1991) sosteniendo una prescripción oftalmológica y empezando a entrar a la Zona Verde. Ali estaba tratando de llevar a su hijo a tratamiento, herido en su granja durante un ataque aéreo en abril de 2003.
Fue desgarrador cuando lo vi por primera vez. Decidí inmediatamente fotografiar una historia sobre su vida ese día. Este retrato de escuela es el único retrato que Ayad tenía antes de su herida. Paró de estudiar porque sus amigos continuamente se burlaban de sus quemaduras faciales. 
Casi dos años después, supe que una familia estadounidense se había conmovido después de ver su historia publicada en The Washingtown Post, que decidieron ofrecerle en E.U. un tratamiento de córnea. 


Khalid Mohammed - Irak, marzo 31 2004
Ir hacia Fallujah siempre ha sido difícil -es el infierno diario. Pude oler la muerte ese día, la manera como los ojos de las personas no me daban la bienvenida, las caras extrañas, los cuerpos colgando del puente. No era una película; era una pesadilla. Creo que cuando se ve a alguien morir y solo de pie mirando, una parte propia muere. La guerra es horrible -todos son monstruos, todos son víctimas.

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LA FOTOGRAFÍA COMO RECONOCIMIENTO

Richard Avedon

Siempre prefiero trabajar en el estudio. Aísla a las personas de su entorno. En cierto modo, se transforman [...] en símbolos en sí mismas. Con frecuencia tengo la sensación de que vienen a fotografiarse igual que si acudieran a un médico o a un adivino: para descubrir cómo son. Así que dependen de mí. Tengo que comprometerlas. De lo contrario, la fotografía no tendría atractivos. La concentración tiene que surgir de mí e involucrarlas a ellas. A veces alcanza tal intensidad que ni se oyen los ruidos del estudio. El tiempo se detiene. Compartimos una intimidad breve e intensa. Pero es gratuita. No tiene pasado [...] ni futuro. Y cuando la sesión ha terminado -cuando se ha fijado la imagen- no queda nada excepto la fotografía [...] la fotografía y una especie de embarazo. Los clientes se van [...] y no los conozco. Apenas he oído qué dijeron. Si una semana más tarde los encuentro en cualquier parte, creo que no me reconocerán. Porque es como si en verdad ya no hubiera estado allí. Al menos, la parte de mí que estaba [...] está ahora en la fotografía. Y las fotografías tienen para mí una realidad que la gente no tiene. Es a través de la fotografía como las conozco. Quizá forma parte de la naturaleza del fotógrafo. En realidad, nunca estoy implicado. No necesito tener un conocimiento real. Todo es cuestión de meros reconocimientos.

RICHARD AVEDON

UNA DÉCADA DE LA GUERRA DE IRAK: LAS IMÁGENES QUE MÁS LOS CONMOVIERON - PARTE 1


"En los cinco años que Bagdag fue mi hogar, iba a trabajar (o solo salía) con algunos de los mejores fotógrafos de noticias en el mundo: Yuri Kozyrev, Franco Pagetti, Kate Brooks, James Nachtwey, Robert Nicklesberg, Lyndsey Addario, y después Chris Hondros... y la lista es tan larga como distinguida. Sus inmensos talentos e increíble coraje combinados para hacer la Guerra de Irak sin duda el conflicto en la historia de la humanidad más exhaustivamente fotografiado. Esta selección no captura la inmensidad del logro colectivo, pero evoca los horrores -y solo ocasionalmente, la esperanza- de lo que fueron capaces de reportar. 

Como corresponsal, estuve algunas veces en el lugar cuando una imagen icónica fue tomada: por ejemplo, estuve esquivando el campo de visión de Kate Brooks en las consecuencias del bombardeo al Iman Ali en Najaf en septiembre 2003. La escena era una carnicería absoluta, y me encontré haciendo a un lado mis notas para ayudar a sobrevivientes enterrados y amigos de los escombros. Con el rabillo del ojo, pude ver a Kate, de pie en medio del caos, sus ojos no se movieron nunca del visor, capturando el momento. No tengo ideo de cómo mantenía su serenidad: yo me encontraba frecuentemente llorando o vomitando. Después, me dijo que era capaz de pelear contra cualquier emoción precisamente porque su ojo estaba pegado al visor: la cámara le ofrecía un sentido de distancia de lo que sucedía a su alrededor. 

Tal vez el secreto de una gran fotografía yace en la habilidad de estar simultáneamente en el momento físicamente y salirse a través de la cámara. Si suena frío, entonces no lo estoy describiendo bien, porque los fotógrafos de guerra son las personas más emocionalmente alertas que conozco. Mientras imágenes son mostradas, son sus habilidades para capturar la humanidad en las circunstancias más inhumanas que los hace los mejores en su trabajo." Bobby Ghosh.


Tyler Hicks - Irak, octubre 20 2002
Un multitud se había agolpado afuera de la prisión Abu Ghraib después del anuncio de amnistía para un grupo de prisioneros. Con la guerra empezando, Saddam Hussein concedió la libertad a algunos hombres como gesto de buena voluntad. En pocas horas las familias que esperaban habían crecido a una multitud desesperada que derrumbó las puertas. Miles, desesperados por encontrar a sus familiares, entraron al complejo. 
Al anochecer, yo estaba muy perdido en Abu Ghraib, y llegué a una escena desenfrenada en un área donde prisioneros políticos estaban siendo liberados. La seguridad allí era más fuerte, pero una parte de las paredes de las celdas habían sido demolidas. Los guardias permanecían entre los prisioneros y sus liberadores  blandiendo sus bolillos en todas direcciones. Prisioneros frenéticos fueron heridos o aplastados hasta morir en el caos mientras docenas trataban de escabullirse por entre la angosta puerta hacia la libertad. Esa fue la primera vez que vi un movimiento colectivo contra el régimen de Saddam Hussein, aunque como la historia lo mostró, este no fue el fin de los horrores de los que esta prisión sería testigo.


Bruno Stevens - Irak, febrero 12 2003
La ventana del Café Al Zahawi en la calle Rashid, nombrado así por el famoso poeta y músico local. Los cafés de Bagdag son tradición en esta ciudad antigua, lugares donde los hombres se reúnen a rezar y a jugar dominó o blackjack con pasión mientras beben té negro o de limón o el café árabe tradicional (ka´wah).
Fue cerca de 6 semanas antes de que la guerra empezara que tomé esta foto como una metáfora de la población iraquí, una sociedad compleja cuyas personas están enmarcadas en sus propias divisiones y perspectivas así como sus destinos están determinados por el mundo exterior. Hasta este día, creo que me las arreglé para capturar todas las tensiones y el drama en una sola foto. Estoy en Bagdag en este momento, volviendo a visitar los lugares y las personas de hace 10 años, y el Café Al Zahawi sigue siendo uno de mis favoritos. 


Paolo Pellegrini - Irak, marzo 4 2003
Entré a Irak en un carro que había alquilado en Kuwait, parando a fotografiar la pelea en Basra, una ciudad en el sur de camino a Bagdag. La foto fue tomada cerca de algún lugar donde había habido una batalla entre los soldados pro-Saddam y las fuerzas británicas. Había muchos cuerpos de soldados iraquíes alrededor. En algún momento, las personas empezaron a aparecer en las calles para llevarse algunos cuerpos. Según entiendo, la mujer en el primer plano de la foto era la madre del fallecido. Lo arrastraron del lugar que había muerto, puesto en el maletero de un carro y sacado de allí. 
Cuando miro esta foto 10 años después, la primera cosa que viene a mi mente es la idea de pérdida. Veo esta foto y pienso en la pérdida de la madre. Si continúo mirando, esta figura de negro, de alguna extraña manera, me hace pensar en la muerte -sombría y oscura. 


Joe Raedle - Irak, marzo 23 2003
Hace 10 años estaba en el desierto del sur de Irak, documentando la vida de los soldados estadounidenses de la Fuerza de asalto Tarawa 1/2 Compañía Charlie mientras peleaban en la ciudad de Nasiriyah al inicio de la guerra. 
Era la batalla más grande a la que estos jóvenes soldados se habían enfrentado. Perdieron 18 compañeros y 14 más fueron heridos en la sangrienta pelea. Vi a estos chicos convertirse en hombres en cuestión de horas. Toda la bravía, la adrenalina y la risa que llegó con los primeros días al conducir por el desierto hacia sus objetivos -que era para asegurar una ruta de salida para el resto de las fuerzas invasoras- cambió con el caos y la carnicería del combate. La anticipación fue remplazada por miedo, confusión, gritos y olor a munición y humo. Esta foto del soldado herido parece tan fugaz. Pero mirándola de nuevo 10 años después me lleva otra vez a ese momento cuando estaba en el piso junto a ellos y la batalla crujía alrededor. 


Damir Sagolj - Irak, marzo 25 2003
Tomé esta foto hace casi 10 años, justo en el momento cuando fue obvio para mi que la guerra -una batalla real entre ejércitos- había terminado. Había cuerpos por todo el camino a Baghdag. ¿Quién es la persona en la foto que tomé desde un vehículo armado que llevaba soldados de E.U. hacia la capital? No sé. No muy lejos de este hombre, había restos de un camión golpeado por algo muy grande. Más cuerpos alrededor, en diferentes posiciones. Todos muertos. 
De inmediato se perdió, la foto misma, entre otras llenas de emoción, sangre y acciones militares que eran celebraciones de liberación de un país en manos de un tirano. En algún lugar, cerca a Nassiriya, este hombre se pudre bajo el sol del desierto -y olvidada en mi disco duro. No mucho después, me di cuenta que era probablemente la mejor foto de mi carrera por el desierto -una simple pero poderosa foto de un hombre desconocido "de edad militar" muerto y dejado en un paisaje horrible entre escombros de tanques, rodeado por nada más que polvo y el sonido de la guerra. Después de todo, así es como veo la guerra -una sucia pesadilla y horrible vacío en la que se está solo. Muerto o vivo, pero solo. 


James Hill - Irak, marzo 25 2003
La única resistencia real de la invasión aliada en Irak en marzo de 2003 resultó ser el clima, en particular la tormenta de arena que afectó la tropas por todo un día en medio del desierto a una semana del avance. Muchos de los soldados estaban atascados en carros abiertos y trataban de protegerse los mejor posible del cortante viento mezclado con arena, todos excepto este soldado que masticaba sus Skittles. Unos pocos años después esta imagen estaba en la portada de un libro sobre la guerra y ¡los Skittles habían sido arreglados por violación de derechos de autor por tener la marca en la portada! Volviendo a ese día sentí como la niebla de la tormenta era como una metáfora de toda la campaña que incluso ahora es difícil de resolver, incluso después de la salida de las tropas de E.U., cuáles fueron los aciertos y los errores y éxitos y fallas de esta campaña. 


Yuri Kozyrev - Irak, marzo 31 2003
Un trabajador del cementerio Sheikh Maarruf lleva un ataúd reutilizable después del funeral de Nidal ali Jasem, una solitaria mujer sordomuda muerta por un ataque de mortero en el sur de Bagdag.
Estaba en Bagdag con cientos de periodistas durante "Conmoción y pavor". Cuando la operación empezó en marzo 21, la posibilidad de lanzar bombas y misiles era temido por todas las personas en tierra. En la primera noche, a pesar de las explosiones no muy lejos del hotel en el que los periodistas estaban, observamos que las armas destruían los objetivos con precisión. Después de una semana de bombardeo, era increíble atestiguar la notable resistencia  de los iraquíes. Muchas personas continuaban con su vida diaria mientras las bombas continuaban cayendo a su alrededor. Y por supuesto hubo muchos ataques aéreos en el que muchos civiles iraquíes murieron. Eramos observados por cuidadores todo el tiempo, que nos dieron acceso a los acontecimientos que pensaban eran noticia: civiles afectados por el bombardeo o una conferencia de prensa del Ministro de Información. No teníamos permitido estar cerca de los militares o la Guardia Republicana. Querían que reportáramos su lado de la historia -no podíamos solo subirnos a un taxi e ir por ahí. 
Era una tarde cuando mi colega, Sergey Loiko de Los Angeles Times, nuestro acompañante y yo entramos a uno de los cementerios más antiguos de Bagdag. No esperábamos ver personas pero habían familias que traían los cuerpos de sus familiares muertos en los ataques. Un trabajador nos dijo que el día había estado muy ocupado. 


Jean-Marc Bouju - Irak, marzo 31 2003
Hace 10 años. Dudo que el desierto recuerde la alambrada y los prisioneros encapuchados. ¿Por lo menos recordará los gritos de un niño acurrucado al lado de su padre que murmuraba palabras de consuelo detrás de una bolsa negra? Espero que el desierto, también, se haya sentido aliviado cuando soldados de E.U. cortaron las esposas de plástico, y el hombre finalmente abrazó a su hijo. Pero este desierto ha visto mucho desde los inicios de la civilización que no creo que este haya sido un día importante. Ni siquiera es una guerra importante en el contexto de los 5.000 años de historia en Irak. Pero para mí, este momento perdura. Toda la escena era surreal. Esta imagen fue una de las últimas de mi carrera. Tres meses después, resulté herido en un accidente de carro. Mi hija tenía la misma edad que el niño de la foto. La miro hoy y me pregunto que le pasó a ese niño. Me pregunto por qué estábamos en guerra. ¿Qué se logró? Diez años. Un ejército de muertos, heridos y personas mentalmente destruidas. Tal vez ellos, también, se preguntan: ¿Por qué? lo recuerdo y me pregunto.


Christopher Morris - Irak, abril 6 2003
Este es el día en que la unidad 3a de la Infantería de Marina del ejército con el que viajaba entró a Bagdag. Durante las siguientes semanas en la capital, quedó claro que no éramos recibidos como liberadores. Muchas de las tropas seguían llegando como si estuviéramos trayendo la libertad. Recuerdo claramente tomar esta foto mientras arrastraban un iraquí sin vida fuera del camino y pensando para mí, al menos ahora es libre. 


Robert Nickelsberg - Irak, abril 6 2003
Los soldados del 3/4 estaban a 11 millas al sureste de Bagdag y posicionado para cruzar el puente Nahr Dyala cuando uno de sus vehículos de asalto anfibios fue golpeado directamente por un proyectil. Yo estaba a la vuelta de un edificio mirando el río que estábamos a punto de cruzar cuando ocurrió la explosión. Corrí para ver qué había pasado. Los iraquíes debían tener un vigilante
cerca ya que el bombardeo fue exacto y la posición era estratégica. El soldado herido había sido arrastrado por la explosión y cerca del vehículo cuando una cubierta de metal pesado aterrizó en sus piernas. Los dos soldados dentro del AAV murieron instantáneamente. Con un subidón de adrenalina, el soldado tomó a su amigo (pesando 18- 23 kl más con el chaleco antibalas y la munición) y lo llevó hacia un vehículo médico. 
Dos días después los soldados del 3/4 entraron a Bagdag. Estaban posicionados cerca al Hotel Palestina en la Plaza Ferdous donde ayudaron a tirar la estatua de Saddam Hussein abajo. Escuché después que el soldado herido sufrió una fractura de pierna y un tímpano perforado. Cuatro o cinco años después, escuché que el otro soldado había sido herido en Irak y estaba en condición seria en un hospital de Texas. La guerra tiene un costo enorme para los que participan en ella. 


Kuni Takahashi - Irak, abril 7 2003
El ejército iraquí parcialmente destruyó el puente, que conectaba el suburbio de Bagdag con el centro de la ciudad en un intento de detener el avance de las tropas de E.U. Los soldados de E.U. decidieron avanzar y enviar ingenieros primero. Botaron placas de hierro para tapar los huecos del puente y empezaron a gritar a sus compañeros soldados que cruzaran. Hubo un intenso tiroteo, pero no estaba seguro de qué dirección venía. Solo mantuve mi cabeza abajo y seguí a los soldados  Fue uno de los primeros encuentros con el ejército iraquí y me sentí que la batalla se intensificaría. Afortunadamente, mis suposiciones estaban mal y los soldados llegaron al centro en tres días y tiraron la estatua de Saddam Hussein. 


Gary Knight - Irak, abril 7 2003
Esta foto fue tomada momentos después que esta posición en el infinito suburbio de Dyala en Bagdag estuviera bajo fuego de artillería. Había visto los proyectiles "caminar" y estaba en un hueco en el piso al otro lado de la pared a la derecha de donde cayeron las bombas. Fue como un terremoto -tan ruidoso y tan aterrador esperando por golpear. Había sido bombardeado en muchos lugares en los años y es la cosa más aterradora. Siempre me imagino que puedo ser más listo que quien puede verme y trata de matarme con algo tan pequeño como una pequeña bala, pero con la artillería, es una cuestión de suerte. 
Vi la torre del APC volar por el aire. Cuando el bombardeo se detuvo y la violencia paró momentáneamente por el silencio, hombres jóvenes empezaron a gritar. Un soldado yacía muerto en el piso y muchos otros estaban muy mal heridos. Hubo muchas reacciones diferentes por los hombres por la muerte de su amigo que se ve en esta simple fotografía. Un oficial tomó control, indicando a otros que movieran el cuerpo. El soldado a la derecha agacha su cabeza -es incapaz de mirar. A la izquierda, otro con los pies torcidos hacia dentro, mira hacia la distancia mientras otros limpian y atienden a los heridos. Un soldado se atraviesa con su cabeza gacha como si no quisiera ver. La violencia en la guerra es como estos hombres que no responden de la manera que se espera y si emergen un amplio rango de respuestas emocional y personalmente complejas. En ese fragmento de tiempo, muchos se retiran a su espacio íntimo, incluso cuando son parte de un todo -un todo que está disminuido por la perdida de uno. Los soldados estaban tranquilos cuando tomé esta foto, lo que me sorprendió en ese momento. Después, me dijeron que agradecían que su experiencia en esta guerra estaba siendo fotografiada. Decían que valoraban su experiencia, tanto para ellos mismos como para aquellos que no estaban allí para compartir con ellos -los externos- personas que no conocen la guerra. La fotografía significa que no podrá ser negada. Hace una semanas, me dijeron que el soldado muerto había muerto por fuego amigo -la artillería de E.U. había caído cerca. Esto fue lo que nos dijeron originalmente, solo para retractarse al siguiente día. El soldado murió por la artillería que salió detrás del APC después que el techo se levantara. Si hubiera aterrizado a un pie lejos de cualquier lado, hubiera matado o herido a todos en la fotografía. Su terrible infortunio fue nuestra buena suerte. Eso es lo que queda al final.


Alex Majoli - Irak, abril 8 2003
Un soldado estadounidense muerto durante la batalla por Bagdag, a 10 millas del centro de la ciudad.
Básicamente hice auto-stop en convoys y helicópteros para llegar a Bagdag antes de la caída de Saddam. Terminé con esta unidad de soldados que suministraban municiones y comida a los soldados en el frente. Decidí quedarme con ellos. Estar en el lugar correcto en el momento indicado es un deber para muchos periodistas -creo que yo estaba en el lugar equivocado en el momento justo.

↬ LBOX