julio 31, 2011

CAPTURING THE HOMECOMING OF A GERMAN PRISIONER OF WAR

"Capturing the homecoming of a german prisioner of war"
Fotografía por: Helmut Pirath - Alemania, Keystone press - 1956

World press - Foto del año 1956. Un prisionero de la Segunda Guerra Mundial liberado por la Unión Soviética se reúne con su hija. Acerca de la imagen "Capturando la vuelta a casa de un prisionero de guerra alemán", volviendo de los campos rusos hacia la tierra de su familia y padres. Pirath se concentra en la cara emocionada de la niña, de 12 años, que no veía a su padre desde que tenía un año de edad. 

julio 30, 2011

VOLK MøLLE RACECOURSE

"Volk Molle racecourse"
Fotografía por: Mogens von Haven - Randers, Dinamarca - Agosto 28, 1955

World Press - Foto del año 1955. Un competidor cae de su moto durante un campeonato de motocross. Acerca de la imagen Von Haven solía cubrir todas las motocicletas danesas y las carreras de carros de ese día. Él estaba idealmente situado para la foto porque, en esa época, los fotógrafos podrían escoger sus posiciones y moverse libremente alrededor. Esto es muy diferente en los deportes mundiales de hoy, donde el movimiento es severamente restringido. 

TOKIO, NIÑOS Y GUERRA

"Sisters" (hermanas)
Fotografía por: Shomei Tomatsu - Tsukudajima, Tokio (Japón) - 1955

En tiempos de guerra o desastre, rodeados por la muerte, los niños simbolizan la vida. Capturado en fotografía, su sufrimiento puede romper el corazón, pero las imágenes pueden revelar también su increíble resistencia y gozo de vida - una verdadera inspiración. Retratos de penas, coraje e inocencia a través de los ojos de fotoperiodistas desde la Segunda Guerra Mundial hasta la Guerra de Vietnam.

"The walk to paradise garden" (El camino al jardín paraíso)
Fotografía por: William Eugene Smith - 1946

Catálogo de la exhibición
The Walk to Paradise Garden, (1946) de W. Eugene Smith aunque no es una foto de niños en la guerra, es una fotografía de los hijos de Smith tomada durante un difícil periodo de sus vidas cuando se recuperaban de las heridas de la guerra. Como un símbolo de la esperanza por venir, fue la fotografía final en la famosa exhibición Family of man en 1955.

"Family flee to safety to escape bombs" (Familia huye a salvo para escapar de la bombas)
Fotografía por: Kyoichi Sawada - Vietnam, 1965

Una de las más familiares es la ganadora del Premio Pulitzer, Family Flee to Safety to Escape Bombs, (1965) por Kyoichi Sawada de la Guerra de Vietnam. Como las grandes fotos, la historia detrás del lente es igual de poderosa: Le Thi Dao y sus tres hijos fueron descubiertos por soldados americanos escondidos en el campo durante un bombardeo cercano a su villa de Luc Thuong. Para escapar de las bombas, los soldados insistían que cruzaran el rio hacia el otro lado donde la armada de Estados Unidos había establecido un campamento. No había puente o bote por lo tanto la única opción era nadar. La familia aterrorizada luchaba por cruzar. En la foto de Sawada los ojos se posan rápidamente en el rostro del hijo mayor que viene atrás. Mirando de cerca, parece petrificado del miedo. ¿Cruzó con su familia? Increíblemente, todos sobrevivieron. Se encuentra escrito que los niños, ahora adultos, viven cerca del rio. Después de recibir el premio. Sawada volvió para darles la mitad del premio en dinero a los habitantes de la villa junto con una copia de la foto. 

Fotografía por: Yosuke Yamahata -  Nagasaki, Japón - 1952

Algunas de las fotografías, tomadas durante la Segunda Guerra Mundial, fueron tomadas por Yosuke Yamahata un día después de que la bomba atómica cayera en Nagasaki cerca a la zona cero. En una, un niño es visto cargando a su hermano herido en su espalda mientras busca por parientes. Otra muestra un niño recibiendo tratamiento pero se encuentra muy debil para llorar. 


"Boy with rice ball" (Niño con bola de arroz)
Fotografía por: Yosuke Yamahata - Japón, Agosto 10, 1945

Una de las más memorables es Boy with rice ball (agosto 10, 1945). La cara sucia de un joven y sus ropas rasgadas contrastan con la preciosa y limpia bola de arros que sostiene en sus manos, ofrecida como raciones de emergencia. Yamahata escribió que ese niño y su madre (mostrados juntos en una foto diferente) estaban muy debiles para comer.

"Family portrait, at prayers for the wheat Harvest" (Retrato familiar)
Fotografía por: Kageyama Koyo - Japón, 1953

Con el hambre creciendo durante los años de la guerra, la necesidad y la comida son vívidas imágenes. Los horribles estragos de la hambruna en los cuerpos de "Malnourished children in a facility for the homeless" (1946) (Niños malnutridos en una instalación para personas sin hogar) por Kageyama Koyo revela la gracia de la naturaleza y el poder de la comida, cuando una gran familia en el campo esta apunto de empezar a comer. Para escolares pobre, una simple comida de pan y arroz es un festín en  “Munching on a roll” (1953).

"Munching on a roll" (Comiendo sobre un rollo)
Fotografía por: Genichi Kumagai - Japón, 1953

La increíble supervivencia de los niños es revelada conmovedoramente en una serie de huérfanos  en las calles por Tadahiko Hayasi titulada "Days in the dregs" tomadas justo después de la Segunda Guerra Mundial. 

"Boys" (Niños)
Fotografía por: Tadahiko Hayasi - Japón, 1946

"Many kids were shining shoes" (1946) muestran a un chico embolador de cerca de 10 años trabajando vigorosamente en los zapatos de un hombre en la congestionada estación del tren Ueno en Tokio.

"Many kids were shining shoes" (Muchos niños brillaban zapatos)
Fotografía por Tadahiko Hayashi - Tokio, Japón - 1946

Un niño con sentido del juego y del humor a pesar de sus problemas es mostrado "calurosamente" en el retrato de Konosuke Ishii "War Orphan: Mr Kyushu" (1946) de un niño andrajoso haciendo la mímica de fumar una pipa leyendo una revista. 


"Huérfano de la guerra: Sr. Kyushu"
Fotografía por: Konosuke Ishii - Japón, 1946

Mientras que incapaces de luchar contra la guerra, la política de los no alineados y la discriminación, los retratos de niños hechos por Toyo Miyatake en el Manzanar Relocation Center (Centro de reubicación Manzanar) en California claramente revela la ironía y la injusticia de sus circunstancias. Miyatake y su familia fueron internados en el campo, una de las diez centros en estados Unidos de reubicación donde cerca de 125.000 japoneses-americanos y residentes japoneses fueron internados durante la Segunda Guerra Mundial entre 1942 - 1945. La serie de fotografías del Manzanar Relocation Center incluyen la conmovedora imagen de tres jóvenes parados en la alambrada del campo mirando hacia afuera al desierto hacia la libertad intangible. 

Fotografía por: Toyo Miyatake - E.U., 1942

La química cruel usada en las guerras modernas y sus efectos genéticos en niños es revleado estremecedoramente por Goro Nakamura en el gentil retrato de Jennie, una niña con un brazo deformado. Su padre Daniel Rooney fue soldado de infantería americano en Vietnam expuesto a la bomba U.S. que contenía  químicos defoliantes con daño al DNA. Jennie nació después que su padre volvió a los Estados Unidos. En Vietnam, un estimado de 500.000 niños han nacido con defectos de nacimiento como resultado de las aspersiones masivas de defoliantes durante la guerra entre 1961 - 1967 

Lucy Birmingham, extractos de La lettre de la photographie. A propósito de la exhibición "Niños y guerra" del Museo metropolitano de fotografía en Tokio.

- Fotografías de W. Eugene Smith: Magnum
- Artículo: The nuclear family of man
 - Fotografías de Yosuke Yamahata: Revista LIFE
- Documental Toyo´s camera: Blog

julio 25, 2011

¿EL FIN DE LA FOTOGRAFÍA?

"Dada la naturaleza de la práctica del arte contemporáneo, la condición de la cultura visual, el avance de las nuevas tecnologías y muchos otros factores, ¿Qué está actualmente en juego al ver una fotografía?, ¿Cuál es el valor de continuar hablando de la fotografía como una práctica o disciplina específica?, ¿Es el fin de la fotografía?

Conferencia organizada por Sfmoma en San Francisco, E.U., Abril 22 y 23, 2011
Introducción
Día UNO - Parte UNO:



Parte DOS; Día DOS - Parte UNO; parte DOS; parte TRES

- Proyecto (con trascripciones de la conferencia):  Sfmoma

julio 24, 2011

POLAROIDS DE TARKOVSKY

Fotografía por: Andrei Tarkovsky - Rusia/ Italia, 1979 - 1984

“El arte nace y toma control en donde sea que existe una esperanza atemporal e insaciable por lo espiritual, por lo ideal: aquella esperanza que acerca a las personas al arte… en una creación artística la personalidad no se afianza a sí misma, sirve a otra, más alta y comunal idea. El artista es siempre el sirviente, y está perpetuamente intentando pagar por el regalo que le ha sido dado como por un milagro. El hombre moderno, sin embargo, no quiere hacer ningún sacrificio, aunque toda verdadera afirmación del ser sólo puede ser expresada en un sacrificio. Gradualmente se nos olvida esto, y al mismo tiempo, inevitablemente, perdemos todo sentido de un llamado humano”

Fotografía por: Andrei Tarkovsky - Rusia/ Italia, 1979 - 1984

“¿Tal vez el significado de toda actividad humana yace en la conciencia artística, en el acto desinteresado y sin objetivo de crear? ¿Tal vez nuestra capacidad de crear es evidencia de que nosotros fuimos creados en la imagen y semejanza de Dios?”.


Tomado de: Pijamasurf
- Citas tomadas del libro “Esculpiendo en el Tiempo”
- Fotografías del libro “Instant Light”
- Ver películas de Tarkovsky: Openculture

julio 11, 2011

OSKAR BARNAK LEICA PRIZE - 2011

"Haití, la secuela"
Fotografía por: Jan Grarup - Haití, 2010

El 32o Premio Oskar Barnak Leica ha sido otorgado al fotógrafo danés Jan Grarup por su trabajo "Haití La secuela", que recuenta las consecuencias del terremoto en Enero 12 de 2010 en Haití. Cuando sucedió, Jan Grarup viajó a Haití a petición de algunas revistas con el objetivo de ofrecer información sobre la catástrofe y lo que sucedió a los habitantes afectados, y en la búsqueda de miembros de su familia y amigos en un ambiente apocalíptico. 


"Haití, la secuela"
Fotografía por: Jan Grarup - Haití, 2010

"Haití, la secuela"
Fotografía por: Jan Grarup - Haití, 2010

"Haití, la secuela"
Fotografía por: Jan Grarup - Haití, 2010

"Haití, la secuela"
Fotografía por: Jan Grarup - Haití, 2010
- Página del fotógrafo: Jan Grarup
- Blog del Premio: Leica Oskar Barnark 

LA SOMBRA DE LA GUERRA

¿Qué hay acerca de la fotografía de guerra, aún tiene influencia en los archivos o en los finales de los conflictos en el mundo?, ¿qué recorridos debe dejar para la posteridad?

"Vigilia al cuerpo de Nasimi Elshan, militante separatista de kosovo asesinado por las milicias serbias de Milosevic"
Fotografía por: Georges Merillon / Gamma - Villa Nogovac, Kosovo - 1990

"En una oficina en Quetta, Pakistán"
Fotografía por: Alexandra Boulat / Association Pierre & Alexandra Boulat - Quetta, Pakistán

"Después de un bombardeo israelí"
Fotografía por: Paolo Pellegrin / Magnum fotos - Beirut, Líbano - 2006

"Soldados del ejercito atrapados en una repentina tormenta de arena"
Fotografía por: Lynsey Addario - Darfur, Sudan - 2004

julio 10, 2011

PROSTITUTAS POR FERNELL FRANCO

"Prostitutas"
Fotografía por: Fernell Franco - Colombia, 1970 - 1972

click las putas
click las vulvas abiertas
que click click clack claman justicia
click los penes castigando click clack
garrotes fascistas click
los chirridos click clack
click de los catres click
ganarás el pan con el sudor de tu coño click
click clack los chancros en las paredes
click la limpieza de la pieza falsa
click el agua vaciándose
vacua vagina click
el inodoro click
los pachulis click
la virgen del carmen click click
papel higiénico gonococo click
click de la putería de negocio
click click pague antes piche después
click viceversa o viceputa click
pichar pisar pitar click click
click la vida de las putas click
click la puta vida click clack

Afiche original de exposición Prostitutas, Fernell Franco. Ciudad Solar, 1972

"Prostitutas"
Fotografía por: Fernell Franco - Colombia, 1970 - 1972

Por: David Cano - 04.07.11
Bajo el título de Cámara ardiente: prostitutas de Fernell Franco (1942 - 2006), asistimos a uno de los más llamativos y vanguardistas (en tanto que experimentales, técnicos, eurítmicos, rupturistas y esenciales en su propio lenguaje), corpus fotográficos que son en sí mismo el resultado de un trabajo socioetnográfico (habría que ver de qué forma “y a qué precio” paseó o no por aquí el señor Franco) sobre la prostitución, los prostíbulos e inquilinatos del barrio de La Pilota en el puerto de Buenaventura, junto al Pacífico colombiano. Una fotografía que potencia, sobresignifica y aumenta lo sórdido de estos espacios fantasmagóricos, lúgubres, desgastados y, sobre todo, mancillados, sobre los que desfilan, casi espectralmente atravesándolos, figuras de jóvenes prostitutas que son como apariciones espectrales, vampíricos seres (muy a la lesbos, sin olvidarnos de la intelectualidad setentera de esta serie), que deambulan y vagan como apariciones fantasmales por estos sombríos recovecos abandonados, pero que constituyen, desde este trabajo fotográfico, una mitología y sociología de la estética en lo pavoroso, lo atrayente, lo magnético y lo sórdido de estos espacios que rebotan ecos orgásmicos, susurros seseantes de musitaciones femeninas y éxtasis de chillidos resonantes a los que se nos permite acceder y saciar esa perversidad voyeur que aquí, más que nunca, te delata retorcido e inicuo, resarcido ante lo prohibido, en un deleite escudriño que rastrea el grano, busca la efigie, la flotación capturada de lo libidinoso, lo lúbrico conseguido, lo viciado de un aire respirado que llama al olor del sexo podrido, al fluido evaporado, a lo rijoso y adivinado en el punctum estético de lo exhibido.

"Prostitutas"
Fotografía por: Fernell Franco - Colombia, 1970 - 1972

De inquietantes y perturbadores revelados, procesos inacabados de exposición que descubren pieles y rostros meretrices, del empleo de tintas y collages que traman fotogramas únicos secuenciados de posados desenfadados; lo experimental en la fotografía de Franco es, junto a esa estética tórrida y resquebrajada en el ultraje de lo carnal, la humedad y el grano conseguido en estas magnéticas imágenes que retienen esos cuerpos adolescentes paseantes, actantes, recostados o tendidos, decaídos, el logro de un compendio de imágenes fotográficas que rescatan una irrevocable belleza intemperante que da cabida a la denuncia de lo mísero, lo infrahumano y vejatorio en una poética de la decadencia. Una lírica antropológica y sociológica que descubre un impecable íctus trágico y dramático. Una que trabaja en la construcción, desde la hostil ruina abandonada y hosco asilo, una mitología de un submundo frustrado habitado por unos seres fantasmagóricos de miradas tan rotas como soberbias, solemnes y pervertidas y que descubren una psicología manchada y herida, pero acostumbrada, de las putas de estas barriadas que, en sí mismas y en su deterioro, se abandonaban al placer de otros como forma de vida. Por eso es fascinante adivinar rostros esquivos de niñas y chicas que devienen ya adultas y adulteradas cuyos sus semblantes relajados expresan también una psicología sufriente y traumada, ya de inercia autómata y resignada; pero que se embellecen con sepias y claroscuros, sombras y luces suaves y otras muy marcadas, en esas ruinas desmanteladas que son el palacio fantasmal del efluvio de su oficio. Allí yerran cuerpos indefinidos que son epifanías espectrales y advenimientos de rostros que son casi sudarios vampiros. Vagan miradas aviesas y desafiantes ante el objetivo desde una posición exuberante de poder desde la pulsional marca del sexo, la proyección espejada (muy socorrida en esos años y muy Cosmotropia de Xam) para el otro punto de vista en simetría, el catre de placer ya vencido y la atmósfera de un desvanecimiento asalvajado y corroído. La herrumbre protagoniza estos setenteros retratos experimentales que adivinan cuerpos en la oscuridad y que visibilizan, desde el procedimiento técnico fotográfico empleado, el descubrimiento de la herida, la naturalidad, el hastío, el aburrimiento, el desafío y la denuncia social de lo recogido. Por eso hacen de la modelización de lo vejado y de lo espurio, de lo lúgubre y lo enmohecido, de lo estancado y de lo pútrido, de la memoria y del olvido, una sociología mítica y etnográfica del prostíbulo. De estos cuerpos que engendran la lujuria paupérrima de un sexo desgastado, triste, aunque experto y joven, desvaído. Un ensayo sobre la belleza no tan reservada al anverso de su trashumancia marginal e invisible, sino que deviene un ejercicio por exaltar a estas figuras, estandartes de una mitología de deidades promiscuas femeninas, escuálidas o voluptuosas que, hacen de este mundo avieso y hostil, de somieres y colchones roídos, humedades plurales hediondas, galerías marchitadas al desconche, baños seriales (impresionante esa serie compositiva del aseo de una de ellas, también localizada en negativo en una de las dos vitrinas en capilla de la sala), posados concernientes y reclamativos, un retrato fascinante sobre la estética des- y compositiva de la sintomatología del abandono, la des-aparición en la oscuridad negra que es rescatada para la evidencia alegórica de ese bello decadentismo, a todas luces y revelados, prostituido.- No todo. -

Página del fotógrafo: Fernell Franco
Artículos: Fernell Franco, fotógrafo

LOS COREANOS POR CHRIS MARKER

"Sin título 04"
Fotografía por: Chris Marker - Corea del Norte, 1957

"Coreanos" es uno de los trabajos más antiguos de Chris Marker, cuenta la historia, a través de imágenes y un texto, de un viaje a Corea del Norte a finales de la década de 1950. Un camino a través de la vida diaria de personas que desprecian el periodismo cerrado de hoy.

En 1957, Chris Marker fue uno de los pocos periodistas que entraron a Corea del Norte. El país estaba en reconstrucción y en recuperación de la guerra civil contra el Sur, mientras la URSS y los Estados Unidos pensaban que era mejor pelear sobre la tierra de la "mañana en calma". Cualquier otro corresponsal pudo haberse dejado tentar por cubrir el estado del país con una aproximación política, hacer una valoración de los serios eventos de los últimos cuatro años o informar sobre la situación de la región.

"Sin título 44"
Fotografía por: Chris Marker - Corea del Norte, 1957

Marker es una clase de reportero diferente. Durante su viaje, se adentró en las historias individuales. Coreanos muestra una sociedad y su diario vivir, sin divisiones reales entre Norte y Sur, ambos artesanos de una historia y cultura común. Marker deambula, habla y fotografía a estas personas en sus tradiciones, muchas veces lejos de las grandes ciudades, tratándo de entender a esta ahora poco entendida y oculta sociedad. El régimen norcoreano aplicaba el autoritarismo, pero no hay allí junta militar o espectáculos en uniformes.

Las imágenes de este mundo - aún hoy aislado- no tienen tiempo, así como el país no se ha desarrollado tecnológicamente en las últimas décadas. Aun si Marker es más un filósofo que un persuasor, permanece sobre la emoción de los sujetos, capturando sus retratos de vida. Evitando lugares comunes, trata de penetrar en el alma coreana, y transcribe en fotografías y en texto -como los maestros artistas hacen-  con conmovedoras fotografías como la de una niña pequeña, su cara cubierta en lágrimas, cuyos padres murieron durante los enfrentamientos.

"Sin título 38"
Fotografía por: Chris Marker - Corea del Norte, 1957

En el campo, las mujeres adoptan una actitud ruda, las jóvenes están listas para bailar y los niños, bajo su mirada, ofrecen un improvisado espectáculo. Pequeñas escenas se presentan con ternura y humor, que en el despertar de la guerra ayudan a descubrir no a personajes apáticos, sino una cultura que desea vivir y está lista para la paz. En este trabajo sensitivo, Chris Marker jamás usa la palabra "Norcoreano". Se fuerza a sí mismo, hábilmente, a considerar a los coreanos como un grupo unido con relaciones étnicas inalterables. 

Sin embargo, este trabajo se desvanece, en ambos lados de la frontera: en el Norte, así como el autor no se adapta al culto de Kim Il-sung, el gran líder del país; en el Sur, solo porque no están interesados en referirse al contendiente comunista. Como epílogo de su libro publicado en 1959, unos pocos meses antes de ser descubierto con La Jetée, escribió: " Al final de este viaje, se encuentra la amistad humana. El resto es silencio". Jonas Cuénin, La lettre de la photographie. - 

Página del fotógrafo - realizador: Chris Marker

MUERTE DE UN TRAVESTI EN AFGANISTÁN

Fotografía por: Guillermo Cervera - Afganistán, 2009

Por: Plàcid Garcia-Planas - 08-07-2011

Primero fue el mail de Jaime García, un reportero que todavía no sabe que lo es. Me comentaba –entre otras cosas– la calidad de la fotografía que Guillermo Cervera le hizo en el año 2009 a un travesti de Kabul.
Una hora después envié a Jaime la crónica –Manicura y talibanes– que escribí de ese travesti: era el otro lado del espejo de Steve McCurry y la niña afgana que fotografió en 1984 para National Geographic.
Inesperadamente, una hora después de enviar en PDF la mirada del travesti, Guillermo me llamaba para decirme que esos ojos ya no existen: “Lo han matado, tío”.

Lo asesinaron hace unos meses y nos enteramos la semana pasada.
Se llamaba Zabi, y lo primero que me llamó la atención cuando lo conocí fue su mano derecha. Tenía algunos anillos y dos largas uñas rosas que sobresalían de sus dedos meñique y pulgar.
–¿Por qué te recortas las uñas de tus tres dedos centrales? –le pregunté.
–Para poder cerrar bien el puño y pegar mejor –me respondió.
Zabi volvió a extender su mano derecha para señalar las cicatrices de navaja que se dibujaban en su muñeca, entre sus dedos: no es fácil ser travesti en Afganistán.
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julio 08, 2011

POR UN MANIFIESTO POSFOTOGRÁFICO

Fotografía por: Brad Farwell

Asistimos a una revolución fotográfica sin precedentes. Pero no es sólo cuestión de píxels. ¿Quién es hoy el fotógrafo? ¿Por qué hace las fotos? ¿Cuáles son sus usos o cómo se utilizan y circulan? Joan Fontcuberta reflexiona sobre estos interrogantes.

El síndrome Hong Kong

Uno de los principales periódicos de Hong Kong despidió hace poco a sus ocho fotógrafos de plantilla que cubrían la información local; a cambio distribuyeron cámaras digitales entre el colectivo de repartidores de pizza. La decisión empresarial era sensata: es más fácil enseñar a hacer fotos a los ágiles y escurridizos pizzeros que lograr que los fotógrafos profesionales sean capaces de sortear los infernales atascos de Hong Kong y consigan llegar a tiempo a la noticia. Los portavoces del sector, obviamente, se rasgaron las vestiduras: ¿cómo es posible que se renuncie a la calidad que garantizan profesionales con experiencia? Pero hay que convenir que más vale una imagen defectuosa tomada por un aficionado que una imagen tal vez magnífica pero inexistente. Saludemos pues al nuevo ciudadano-fotógrafo.


Se desprende de este reciente episodio de darwinismo tecnológico un cambio de canon fotoperiodístico: la velocidad prevalece sobre el instante decisivo, la rapidez sobre el refinamiento. En las épocas heroicas del reportaje fotográfico los reporteros disponían de tiempo y recursos. Cuando National Geographic celebró su centenario, en el editorial del número especial se vanagloriaban de poder ofrecer a sus privilegiados colaboradores unas condiciones óptimas de trabajo: asistentes, helicópteros, hoteles lujosos… Por término medio, en cada reportaje de encargo se disparaban 27.000 fotos de las que terminaba publicándose una exigua docena, la cual había de ser forzosamente la requetehostia. Pero esos años de despilfarro han pasado, empujados por los efectos de un mercado cada vez más competitivo y por la inmersión en una nueva mediasfera. Se ha hablado mucho del impacto que la irrupción de la tecnología digital supuso para todos los ámbitos de la comunicación y de la vida cotidiana; para la imagen, y la fotografía en particular, ha significado un antes y un después. Se puede comparar a la caída del meteorito que condujo a la extinción de los dinosaurios y diopaso a nuevas especies. Durante un tiempo, los dinosaurios no fueron conscientes de la colisión y vivieron felices como testigos pasivos –y pasmados– de los cambios que se operaban en su ecosistema: las nubes de polvo no dejaban pasar los rayos del sol con consecuencias letales para vegetales y animales. Hoy palidece una fotografía-dinosauria que está dando paso a secuelas mejor adaptadas al nuevo entorno sociocultural.


Del síndrome Hong Kong aprendemos que hoy la urgencia de la imagen por existir prevalece sobre las cualidades mismas de la imagen. Esa pulsión garantiza una masificación sin precedentes, una polución icónica que por un lado viene implementada por el desarrollo de nuevos dispositivos de captación visual y por otro por la ingente proliferación de cámaras –ya sea como aparatos autónomos o incorporadas a teléfonos móviles, webcams y artilugios de vigilancia. Esto nos sumerge en un mundo saturado de imágenes: vivimos en la imagen, y la imagen nos vive y nos hace vivir. Ya en los años sesenta Marshall McLuhan vaticinó el papel preponderante de los mass media y propuso la iconosfera como modelo de aldea global. La diferencia es que en la actualidad hemos culminado un proceso de secularización de la experiencia visual: la imagen deja de ser dominio de magos, artistas, especialistas o profesionales al servicio de poderes centralizados. Hoy todos producimos imágenes espontáneamente como una forma natural de relacionarnos con los demás, la postfotografía se erige en un nuevo lenguaje universal.

Periferias de la imagen

Al intentar analizar el actual estatuto de la imagen hay que atender en primer lugar a los horizontes de investigaciones científicas avanzadas que exploran ya los mecanismos perceptivos lindando la ciencia- ficción. A nuestros padres un simple transplante de córnea les hubiese parecido pura fantasía. Hoy la nanotecnología permite el implante de diminutos telescopios oculares que reducen los superpoderes de Clark Kent a un simple complemento fashion de la Señorita Pepis (www.visioncareinc.net/technology). O posibilita también que un artista iraquí y profesor de fotografía en la New York University llamado Wafaa Bilal se haga insertar quirúrgicamente una microcámara en la parte posterior del cráneo para fotografiar a diestro y siniestro (no es trola aunque lo parezca, puede comprobarse en wafaabilal.com/). No colmados con patrocinar la camiseta del Barça, el proyecto también ha sido comisionado por instituciones gubernamentales de Qatar para su première en el nuevo museo de Doha, Mathaf-Museo Árabe de Arte Moderno. La idea es que la encefalocámara de Bilal se dispare a intervalos regulares de un minuto y las imágenes puedan ser visionadas en tiempo real por streaming desde los monitores del museo: ¿No les suena un poco al rollo que se llevaban Romy Schneider y Harvey Keitel en La muerte en directo (1980) de Bertrand Tavernier?

Pero sin duda, para los profanos, las experiencias más alucinantes son las de centros high-tech com el CNS (Computational Neuroscience Laboratories) de Kyoto (www.cns.atr.jp/en/) cuyos departamentos de Computational Brain Imaging y Dynamic Brain Imaging andan sobre la pista de monitorizar la actividad mental a fin de extraer imágenes simples directamente del cerebro y proyectarlas sobre una pantalla. Frótense bien los ojos porque esto abriría un abanico de capacidades que sólo hemos visto en el cine fantástico: filmar con nuestros ojos, grabar nuestros sueños y visionarlos a la mañana siguiente en el televisor, codificar las emociones a fin de traducirlas en imágenes, o acceder simultáneamente a la percepción visual de otro. La revista especializada Neuron (Vol. 60, nº 5, 11/12/2008) publicó un monográfico sobre el tema con el título de Visual Image Reconstruction from Human Brain Activity. Películas como Minority Report (2002), de Steven Spielberg, o Inception (2010), de Christopher Nolan, parecerán pronto un juego de niños.

El reto que a la vuelta de la esquina aguarda pues a una consideración holística de la imagen no puede contentarse con el trasvase ontológico que produce la sustitución de la plata por el silicio y de los granos de haluro por los píxeles. Difuminados completamente los confines y las categorías, la cuestión de la imagen postfotográfica rebasa un análisis circunscrito a un mosaico de píxeles que nos remite a una representación gráfica de carácter escritural. Ampliemos el enfoque a una perspectiva sociológica y advirtamos con qué acomodo la postfotografía habita internet y sus portales, es decir, las interficies que hoy nos conectan al mundo y vehiculizan buena parte de nuestra actividad. Lo crucial no es que la fotografía se desmaterialice convertida en bits de información sino cómo esos bits de información propician su transmisión y circulación vertiginosa. Google, Yahoo, Wikipedia, YouTube, Flickr, Facebook, MySpace, Second Life, eBay, PayPal, Skype, etcétera. han cambiado nuestras vidas y la vida de la fotografía. De hecho, la postfotografía no es más que la fotografía adaptada a nuestra vida on line. Un contexto en el que, como en el ancien régime de la imagen, caben nuevos usos vernaculares y funcionales frente a otros artísticos y críticos. Hablemos de éstos últimos.

Decálogo posfotográfico
¿Cómo opera la creación radical postfotográfica? Esta sería una propuesta plausible expresada de forma tan sumaria como tajante:


1º Sobre el papel del artista: ya no se trata de producir obras sino de prescribir sentidos.


2º Sobre la actuación del artista: el artista se confunde con el curador, con el coleccionista, el docente, el historiador del arte, el teórico... (cualquier faceta en el arte es camaleónicamente autoral).


3º En la responsabilidad del artista: se impone una ecología de lo visual que penalizará la saturación y alentará el reciclaje.


4º En la función de las imágenes: prevalece la circulación y gestión de la imagen sobre el contenido de la imagen.


5º En la filosofía del arte: se deslegitiman los discursos de originalidad y se normalizan las prácticas apropiacionistas.


6º En la dialéctica del sujeto: el autor se camufla o está en las nubes (para reformular los modelos de autoría: coautoría, creación colaborativa, interactividad, anonimatos estratégicos y obras huérfanas).


7º En la dialéctica de lo social: superación de las tensiones entre lo privado y lo público.


8º En el horizonte del arte: se dará más juego a los aspectos lúdicos en detrimento de un arte hegemónico que ha hecho de la anhedonia (lo solemne + lo aburrido) su bandera.


9º En la experiencia del arte: se privilegian prácticas de creación que nos habituarán a la desposesión: compartir es mejor que poseer.


10º En la política del arte: no rendirse al glamur y al consumo para inscribirse en la acción de agitar conciencias. En un momento en que prepondera un arte convertido en mero género de la cultura, obcecado en la producción de mercancías artísticas y que se rige por las leyes del mercado y la industria del entretenimiento, puede estar bien sacarlo de debajo de los focos y de encima de las alfombras rojas para devolverlo a las trincheras.

Los puntos fuertes de este decálogo (nueva conciencia autoral, equivalencia de creación como prescripción, estrategias apropiacionistas de acumulación y reciclaje) desembocan en lo que podríamos llamar la estética del acceso. La ruptura fundamental a la que asistimos se manifiesta en la medida en que el caudal extraordinario de imágenes se encuentra accesible a todo el mundo. Hoy las imágenes están disponibles para todos. El crítico Clément Chéroux escribe: “Desde un punto de vista de los usos, se trata de una revolución comparable a la instalación de agua corriente en los hogares en el siglo XIX. Hoy disponemos a domicilio de un grifo de imágenes que implica una nueva higiene de la visión”. Ejemplifica magistralmente esta estética la obra de Penelope Umbrico. En el proceso para realizar Suns from Flickr, 2006 (www.penelopeumbrico.net/Suns/Suns_Index.html), una de sus piezas más populares, explica que un día sintió el impulso de tomar la foto de una romántica puesta de sol. Se le ocurrió consultar cuántas fotos correspondían al tag sunset en Flickr y descubrió que disponía de 541.795 apetitosas puestas de sol; en septiembre del 2007 eran 2.303.057 y en marzo del 2008, 3.221.717 (lo miro en fecha 12/2/2011 y son 8.700.317). Sólo en Flickr y sólo en un único idioma de búsqueda, el grifo proporciona un magma multimillonario de puestas de sol ¿Tiene sentido esforzarse en tomar una foto adicional? ¿Aportará algo la que nosotros hagamos a lo que ya existe? ¿Vale la pena incrementar la contaminación gráfica reinante? Umbrico responde que no, no y no. Y entonces se lanza a su particular cruzada ecologista: bajará de Flickr 10.000 puestas de sol que reciclará en un mural con el que tapiza los muros de un museo. Obviamente eso solivianta la candidez de los usuarios de Flickr, que se ponen en pie de guerra: “Abuelita, ¡qué motores de búsqueda tan afilados tienes!” “¡Son para prescribirte mejor!” Lo postfotográficamente chistoso es que si hoy buscamos sunset en Flickr aparecen las composiciones de Umbrico o las fotos que los visitantes toman en sus exposiciones. Su gesto simbólico se revela inútil: la contaminación cero no puede ser y además es imposible.

El autor en las nubes
Una de las modas más típicamente postfotográficas es la fotografía realizada por animales (irracionales, se entiende). Históricamente el primer ensayo fue realizado por un fotógrafo de prensa alemán, Hilmar Pabel, que trabajaba como freelance para el Berliner Illustrierte Zeitung. En 1935 tuvo la ocurrencia de proponer prestar Leicas a los chimpancés del zoo de Berlín y pedir a sus cuidadores que les adiestrasen a apretar el obturador mimetizando el gesto de los visitantes, adultos y niños, que no cesaban de captar con sus propias cámaras las monerías de los monos. El modelo se convertía en fotógrafo. Los editores estuvieron encantados y publicaron los resultados de la performance. Sólo que cuando Pabel presentó la factura le dijeron que iba a ser que no: ¿Con qué derecho pretendía cobrar unas fotos que no había hecho? Los verdaderos autores eran los chimpancés. No sirvió aducir que era él quien había orquestado la situación y que tanto daba quién disparase la cámara: lo realmente importante era cómo el proyecto se cargaba de sentido. Pabel perdió la batalla pero no la guerra: renegoció el reportaje con LIFE, que lo publicó el 5/9/1938 y sí reconoció su autoría. Anécdota aparte, este caso nos ilustra sobre la ubicación de la condición autoral no tanto en el hacer como en el prescribir, o sea, en la asignación de valor y sentido, en la conceptualización, lo cual adquiere una relevancia tutelar en el contexto de internet. En 1888, George Eastman acuñó aquel eslogan popular que llevó a Kodak a la cima de la industria fotográfica (“usted apriete el botón, nosotros haremos el resto”); hoy nos damos cuenta de que lo importante no es quién aprieta el botón sino quién hace el resto: quién pone el concepto y gestiona la vida de la imagen.

Siguiendo la estela pero seguramente desconociendo el precedente histórico, la pareja de artistas moscovitas Vitaly Komar y Alex Melamid, que ya habían presentado en 1995 su proyecto de Renee, el elefante pintor, consagraron en 1999 el pabellón ruso de la Bienal de Venecia a Mikki, el chimpancé fotógrafo. Desde entonces la veda ha quedado abierta y por internet asoman toda clase de mascotas capaces de tomar fotos, ya sea por sí solas o con discretos sistemas de apoyo. Seguramente los cracks de este bestiario fotográfico –aunque la verdad es que hay mucha competencia– son el perro Rufus y la gata Nancy Beans, que nos ofrecen pintorescos documentos desde un punto de vista canino y felino de la comunidad urbana de sus propietarios (Reiji Kanemoto y Christian Allen, respectivamente). Cabras, terneros y caballos se han subido también al arca de Daguerre. Sin pretender en absoluto rayar el cinismo, una suplantación parecida ha tenido lugar con fotos tomadas por niños, enfermos mentales, ciegos, fotógrafos domingueros, amateurs avanzados, retratistas comerciales, científicos, policías, bomberos, fotoperiodistas, profesionales, artistas, satélites, cámaras de tráfico, Google Street View, fotomatones… La perversión ha consistido siempre en otorgar significado a unas obras huérfanas o en cambiar el significado original por otro a la manera del ready-made duchampiano. Como es obvio, este gesto de transgresión choca con la legitimidad de un cierto statu quo de la propiedad intelectual, legitimidad en entredicho que introduce cuestiones éticas y legales: seguramente sólo la competencia de los resultados podrá dictar un veredicto definitivo en un momento en el que el derecho de autor está en el aire porque el propio autor está en las nubes. En paralelo a la tendencia imparable del cloud computing (manejar terminales que a través de internet se sirven de programas y bancos de datos que son comunes), se privilegia en definitiva una cultura que socializa la autoría o que simplemente la sube a las nubes para ponerla al servicio de quien la necesite. ¡Bienvenidos pues al mundo de la fotografía 2.0!


Atlas y serindipias
Probablemente hoy Alonso Quijano no enloquecería en las bibliotecas devorando novelas de caballería sino absorto frente a la pantalla calidoscópica del ordenador, una ventana que nos abre un mundo doble y simétrico, como el que Alicia descubrió al atravesar el espejo, un mundo paralelo en el que podemos vivir y aventurarnos, y en el que la realidad puede doblegarse en gran medida a nuestras apetencias. En el escenario virtual podemos ser acuarelistas de fin de semana o artistas conceptuales, podemos hacer fotografía documental tradicional o practicar el antifotoperiodismo. Un ejemplo: Txema Salvans realiza desde hace años un metódico trabajo documental –magnífico– sobre la prostitución de carretera en la autovía C-31 de Barcelona a Castelldefels; agazapado tras una voluminosa cámara que lo disfraza de inocuo topógrafo, Salvans acecha la soledad de las vendedoras de sexo abandonadas al fragor del tráfico. Por su parte, Jon Rafman, sin alejarse de la pantalla de su ordenador en Montreal, hace una serie similar rastreando situaciones de calle registradas por Google Street View y accesibles a cualquier usuario. Cualidad gráfica aparte, el resultado coincide en intención y calado. A partir de ahora la mirada documental puede bifurcarse en dos metodologías complementarias que nos confrontan con las esencias profundas del medio. Pistas del debate que está por llegar afloran en el caso protagonizado por Michael Wolf, fotógrafo de la vieja escuela, alumno del legendario Otto Steinerty con una larga carrera en la fotografía documental y de ilustración editorial. Como Rafman, Wolf se ha sentido seducido por las posibilidades de Google Street View y ha emprendido proyectos en su seno; uno de ellos, A Series of Unfortunate Events, recopila insólitos incidentes captados fortuitamente. Lo gracioso es que este proyecto ha recibido una mención honorífica en la última convocatoria del canónico World Press Photo provocando la previsible consternación de la concurrencia. Obviamente es un premio que debe leerse en incipiente clave de bendición: los popes de la foto documental empiezan a rendirse a la evidencia postfotográfica.


Saber que hay cámaras de vigilancia y satélites que lo fotografían todo 24 horas al día nos empuja a especular cuánto de accidental e imprevisto contiene ese todo. Una comunidad de forofos de Google Earth lleva detectadas 3.300 coordenadas donde aparecen aeroplanos en vuelo: si millares de aviones se encuentran en el aire en la actividad incesante de sus registros fotocartográficos, es lógico y estadísticamente muy probable que muchos de ellos resulten inadvertidamente cazados por las retinas mecánicas de nuestro nuevo gran hermano. Esto hace las delicias de un novedoso freakismo en internet: los safaris en búsca de la serendipia, de la sorpresa, de lo bizarro… El fantasma de Lautréamont renace para invitar a los internautas a sus particulares búsquedas de máquinas de coser y paraguas sobre mesas de disección. Y uno de los temas interesantes será dilucidar qué valores separan estas nuevas obsesiones vernaculares orientadas a un ocio freaki de la serendipia como motor creativo de artistas como Joachim Schmid o Mishka Henner. Calificados ambos de carroñeros de la imagen por quienes aún toman fotos y se creen autores, Schmid y Henner hurgan en los desechos de la basura fotográfica y dan con descubrimientos elegantemente desconcertantes mientras se suman a la fascinación por acumular y ordenar: acopios, listas, inventarios, catalogaciones y atlas de las serendipias más variadas. Schmid, por ejemplo, se recrea buscando campos de fútbol en parajes del tercer mundo. Por su parte, Henner también escruta la epidermis del planeta con los visores de Google Earth, a la caza de parcelas censuradas y vedadas a la curiosidad del público, y por tanto más interesantes y misteriosas. En Holanda, las zonas militares son camufladas con una malla de polígonos irregulares cuya sofisticada geometría y cromatismo haría las delicias de los neoplasticistas. Parece que hay mucho Mondrian y Van Doesburg agazapado en los servicios de inteligencia militar de la Otan.


Identidades a la carta
Otra de las grandes bazas del mundo paralelo de internet es la plasticidad maleable de la identidad. En tiempos inmemoriales la identidad estaba sujeta a la palabra, el nombre caracterizaba al individuo. La aparición de la fotografía desplazó el registro de la identidad a la imagen, en el rostro reflejado e inscrito. El arte del disfraz y del maquillaje no han hecho sino agudizar las técnicas de autentificación biométrica y para conseguir mayor fiabilidad empiezan a consolidarse sistemas de medición de los patrones del iris o las pruebas forenses de ADN. Pero a nivel de usuario medio, con la postfotografía llega el turno a un baile de máscaras especulativo donde todos podemos inventarnos cómo queremos ser. Por primera vez en la historia somos dueños de nuestra apariencia y estamos en condiciones de gestionarla según nos convenga. Los retratos y sobre todo los autorretratos se multiplican y se sitúan en la red expresando un doble impulso narcisista y exhibicionista que también tiende a disolver la membrana entre los privado y lo público.


En estas fotos (reflectrogramas) la voluntad lúdica y autoexploratoria prevalece sobre la memoria. Tomarse fotos y mostrarlas en las redes sociales forma parte de los juegos de seducción y los rituales de comunicación de las nuevas subculturas urbanas postfotográficas de las que, aunque capitaneadas por jóvenes y adolescentes, muy pocos quedan al margen. Las fotos ya no recogen recuerdos para guardar sino mensajes para enviar e intercambiar: se convierten en puros gestos de comunicación cuya dimensión pandémica obedece a un amplio espectro de motivaciones. Veamos: la actriz Demi Moore se fotografía periódicamente en ropa interior frente al espejo del cuarto de baño y cuelga las sugestivas instantáneas en Twitter para solaz de sus admiradores. Aferrándose a unos estereotipos sexy ¿se puede tal vez negar el envejecimiento? En la antípodas, el ex President Pasqual Maragall se autorretrata con su móvil a diestro y siniestro casi por prescripción médica. En una de la secuencias más emotivas del documental de Carles Bosch Bicicleta, cullera, poma, Maragall relata que cada día al levantarse suele fotografiarse frente al espejo. Los cambios que ha ido sufriendo debido al Alzheimer le producen un desasosiego recurrente: mirarse y no reconocerse a través del reflejo. Las fotos contribuyen a apuntalar su apariencia, le ayudan a conocerse y a reconocerse. De la tragedia personal a lametáfora sobre la sociedad postfotográfica, entre Demi Moore y Maragall, niños, teenagers, adultos… millones de personas empuñan la cámara y se enfrentan a su doble en el espejo: mirarse y reinventarse, mirarse y no reconocerse. Aunque paradójicamente sea ocultándonos como nos revelamos, el mero hecho de posar implica a la vez ubicarnos en una puesta en escena y sacar a relucir una máscara: el autorretrato por tanto no puede sino cuestionar la hipotética sinceridad de la cámara. Soltando amarras de sus valores fundacionales, abandonando unos mandatos históricos de verdad y de memoria, la fotografía ha terminado cediendo el testigo: la postfotografía es lo que queda de la fotografía.- La Vanguardia. - 

SARA CASTREJÓN: FOTÓGRAFA DE LA REVOLUCIÓN



A pesar de que según el censo de 1910 existían 14 mujeres fotógrafas en el país, de ninguna de ellas se tienen imágenes o documentos que lo sustente, excepto de la guerrerense Sara Castrejón, quien captó, desde 1908 hasta mediados de los 50, el paisaje, vida socioeconómica y política, y el desarrollo de la Revolución Mexicana en Teloloapan, Guerrero. Por ello, el antropólogo Samuel Villela asegura que Castrejón fue la primera mujer en fotografiar este movimiento armado en México.

Esta temática es abordada en el libro Sara Castrejón. Fotógrafa de la Revolución, editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), cuya presentación fue hecha por Rebeca Monroy, investigadora de la Dirección de Estudios Históricos (DEH) del INAH; Jesús Guzmán, historiador de la Universidad Nacional Autónoma de México, y el especialista en la imagen John Mraz.

La publicación es resultado de ocho años de investigación del etnohistoriador Villela, quien revela -a través de testimonios de familiares y amigos, documentos y 150 imágenes, tanto retrato como fotografía documental y de paisaje- la trayectoria de la primera mujer que fotografió la Revolución y capturó todas las facciones armadas que pasaron por Teloloapan: maderistas, huertistas, zapatistas o carrancistas.

Sara Castrejón tomó con su cámara momentos reveladores del estado de Guerrero, como el levantamiento contra el entonces presidente Francisco I. Madero en noviembre de 1911, comandado por Jesús H. Salgado, bajo los postulados zapatistas.

Samuel Villela, investigador de la Dirección de Etnología y Antropología Social del INAH, mencionó que las imágenes tomadas por Castrejón abarcan desde la prerrevolución -la foto más antigua hasta ahora fechada es un retrato de 1908 del empresario Florencio M. Salgado-, el movimiento revolucionario en Teloloapan, Guerrero, y la posrevolución hasta 1959, poco tiempo antes de su fallecimiento (1962).

En ese sentido, el libro Sara Castrejón. Fotógrafa de la Revolución está integrado por cuatro capítulos que versan sobre el contexto social, económico y político de esta comunidad guerrerense, sobre la vida familiar y personal de Sara Castrejón, su labor como fotógrafa del movimiento revolucionario, y un cuarto apartado referente a la posrevolución.

Fotografía por: Sara Castrejón

"Sara (1888-1962) -comentó Villela- perteneció a una familia relativamente desahogada en el aspecto económico, lo que le permitió trasladarse a la Ciudad de México en 1905 para estudiar fotografía, probablemente en la Escuela de Artes y Oficios de Mujeres o en el estudio de algún fotógrafo reconocido.

"A su regreso a Guerrero en 1908, puso su propio estudio en Teloloapan y comenzó su labor profesional realizando postales y fotografiando paisajes y eventos sociales como bautizos; a partir de 1911 empezó a capturar imágenes del movimiento revolucionario en este estado del sur del país, la primera fue la Toma de la Plaza de Teloloapan, el 26 de abril de 1911, por el ejército maderista", describió Villela.

"Por primera vez, la historia gráfica de Guerrero es dada a conocer a través de las fotografías de un personaje inusual al ser una mujer que captó con su lente la historia de su comunidad y nos la hizo llegar 100 después", declaró en su intervención la historiadora Rebeca Monroy.

Además, la investigadora de la DEH reconoció la labor de Samuel Villela al considerarlo como "uno de los pocos estudiosos que se adentran en la historia regional de la fotografía mexicana, y al mismo tiempo, de los pocos que lo hace desde una mirada de género".

Monroy destacó dos fotografías de entre las 91 imágenes de Sara Castrejón sobre la Revolución incluidas en el libro. "La primera es un retrato de la coronela Amparo Salgado, tomada en 1911, con sus cananas y su rifle, como fiel ejemplo de la participación de las mujeres durante la Revolución Mexicana".

"Grupo de Maderistas"
Fotografía por: Sara Castrejón

La segunda es la imagen de la portada de la publicación, tomada en 1912, sobre un contingente de soldados federales, conocidos como Los Fronterizos, originarios de Durango, que llegaron a Guerrero por órdenes del presidente Madero para sofocar la rebelión de Jesús H. Salgado, líder en ese estado del sur.

"Su estilo particular de fotografiar (de Castrejón) al poner ramas de árbol en el piso, moños por debajo de las mesas, arreglos florales en las manos de los modelos cuando posan para su cámara, etcétera, nos presenta un estilo iconográfico propio y ciento por ciento femenino", concluyó Rebeca Monroy.

Por último, el historiador de la UNAM, Jesús Guzmán destacó el trabajo de Villela al rescatar el valor de la fotografía como una herramienta auxiliar de la historia, que permite hacer remembranza de ella y estudiarla.- Noticieros televisa. - 

MARTÍN CHAMBI


Martín Chambi Jiménez nació durante la última década del siglo XIX en la provincia puneña de Carabaya. Proveniente de una familia de agricultores, se convirtió con los años en uno de los fotógrafos más importantes que ha tenido el Perú. Cusqueño por voluntad, Chambi supo retratar en su verdadera esencia la vida de su tiempo, en el campo y la ciudad.

"Fiesta en la Hacienda La Angostura" Cusco, Perú - 1929
Fotografía por: Martín Chambi

Uno de sus lugares predilectos, recuerda ahora su nieto Teo Allaín, fue la ciudadela de Machu Picchu. El registro fotográfico que dejó Chambi del lugar inca es vasto. Sus primeras fotos datan de mediados de la década de los 20 del siglo pasado. Teo, quien administra el Archivo Fotográfico Martín Chambi, recuerda haber acompañado a su abuelo a la ciudadela cuando era aún un púber. Algunas de las primeras fotos de Teo, de hecho, fueron con su abuelo en ese lugar. Como era previsible, el nieto se convirtió luego en fotógrafo.

“Mi abuelo respetaba Machu Picchu por su lejanía y majestuosidad”, dice en la sala de su casa, donde muestra varias imágenes de la ciudadela que tomó su abuelo, ahora digitalizadas y archivadas en su computadora (le faltan varias, son cientos de placas). No recuerda cuántas veces Martín Chambi fue a la hoy considerada maravilla del mundo.

"Jinetes"
Fotografía por: Martín Chambi

Chambi fue un fotógrafo documental, pero no debe entenderse por eso que no fuera un artista. Sus imágenes de Machu Picchu no solo retratan el ingreso a una ciudadela abandonada y aún dominada por la selva, sino que exponen, desde sus encuadres, con las sombras y los enfoques, una sustancia fundamental del sitio.

EL VALOR DE SU OBRA

El doctor en comunicaciones y especialista en la vida y obra de Chambi, Andrés Garay Albújar, no entiende la fotografía peruana sin mencionarlo. “Su obra fue altamente reconocida en su tiempo y en el nuestro. Es valiosa desde una perspectiva histórica y contemporánea a la vez. Además, es fuente de preciada información para numerosas disciplinas de las ciencias sociales”, dice.

"Machu Picchu"
Fotografía por: Martín Chambi

“Chambi no fue el desposeído que muchos quieren fabricar. Él fue una persona muy culta, con una mentalidad moderna porque cuando se estableció en Cusco en 1920 provenía de Arequipa, lugar donde asimiló influencias diversas que iban desde refinada técnica y estética fotográfica, hasta los modos de conducta propios de un cosmopolita. Cuando llega a Cusco, a una ciudad antigua, es consciente de la coyuntura. Por eso su fotografía es polivalente y permite una lectura profunda de la identidad peruana”, agrega Garay.- El comercio. - 

Martín Chambi: 



Página dedicada al fotógrafo (en ingles) : Martín Chambi
Conferencia dictada por Teo Chambi (video): Centro de la imagen
Artículo: El gran fotógrafo social peruano del siglo XX
Artículo: La imagen elusiva de Martín Chambi
Artículo: Martín Jerónimo Chambi
Biografía: Wikipedia